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Etiquetas | Real Madrid | Joventut | Copa del Rey
La Copa del Rey de Madrid vivirá su final de mayor tronío tras los triunfos de blancos y azulgranas en semifinales como paso previo a reeditar la última final que coronó al Barça, así como la última vez que este torneo se jugó en Madrid.

El Real Madrid arrolla al Joventut para desafiar al Barcelona (93-81)

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Real Madrid contra Barcelona. La Copa del Rey de Madrid se asegura su cita grande. El aspirante contra el actual campeón del torneo. Lo que viene a ser la reedición de la última edición. O lo que ya es una costumbre desde hace 9 años: que bien Real Madrid o Barcelona, o ambos, estén en el encuentro decisivo. El Real Madrid se deshizo del Joventut en otra demostración más, la enésima, de su inmenso repertorio de excelsa calidad; el Barcelona lo hizo, con algún apuro final, del Canarias. Este domingo, la final entre Real Madrid y Barcelona, en Madrid. Ya sucedió hace 8 ediciones en el mismo escenario y entonces el campeón se vistió de azulgrana. Era tiempos anteriores a Laso.

Es conveniente recalcar esta última frase: “eran tiempos anteriores a Laso”. Porque desde que el entrenador vitoriano tomó el timón del Real Madrid, este club ha reescrito su historia contemporánea. No nos referimos al juego o títulos, sino a estar presente en ese día donde uno se puede proclamar campeón. El Real Madrid de Laso disputará su 23ª final sobre 31 posibles. Lo que viene a ser la séptima presencia en una final de Copa del Rey (sexta consecutiva) y habiendo conquistado 5 entorchados. Este domingo no será un trámite. El Barcelona es el actual campeón y evidenció su maduración desde el aterrizaje de Pesic.

Antes de esa cita, el Real Madrid se medía con el Joventut, el equipo revelación de esta Copa del Rey tras imponerse al Baskonia. Ese encuentro tuvo un hombre, así como la historia. El base argentino Laprovittola hizo el encuentro perfecto (50 de valoración). Y nunca hay dos encuentros perfectos de manera consecutiva. Son las cosas de tener enfrente al Real Madrid. Con Causeur como defensor, el argentino firmó una paupérrima hoja de servicios: 2 puntos, 1 de 6 en tiros y un menos 2 de valoración). El francés secó a la estrella verdinegra. No lo fue mejor con Taylor como pareja de baile. Sólo 3 puntos más en su casillero y 3 asistencias al descanso.

El Real Madrid había desconectado al principal flujo anotador del adversario. Lógicamente tuvo otros frentes que atender. Como Teodorovic. El balcánico asumió galones y asustó en la zona (12 puntos al descanso). Sus puntos sustentaban al Joventut. Salió Tavares y todo se oscureció. Ya nada volvió a ser lo mismo. Nuevamente, y es importante recalcarlo, la defensa del Real Madrid es una defensa que debería enseñarse en cualquier clase a futuros entrenadores y jugadores. La intensidad agota no sólo a los rivales, a los espectadores, también.

De la defensa al ataque
Desde atrás, con una buena defensa hacia adelante. Así empezó a crecer el Real Madrid. La primera renta sólida apareció a tres minutos para cerrarse el primer acto. Fueron tres triples en cascada: Campazzo (14 puntos), Llull (una versión muy mejorada respecto a los cuartos) y Randolph (15 puntos y 8 rebotes), amén del habitual sumar puntos de Ayón, una vez más inconmensurable su actuación (16 puntos y 6 rebotes). En un visto y no visto, el Real Madrid despegó en el electrónico: 26-16. El Joventut, a pesar de estar huérfano de su referencia, mostró ese rasgo propio de los jóvenes: no debe haber respeto. La lección estaba aprendida de lo visto al Estudiantes. Los verdinegros mostraron una fuerte personalidad y convicción en sus opciones.

Esa actitud desbordante no suele ser suficiente ante el Real Madrid. A ese primer viento huracanado le siguió otro de mayor envergadura. La defensa era un bloque sólido, asfixiante para cualquier recurso verdinegro. Y si encima el ataque entra en ebullición, el caos y el pánico atenazan a cualquiera. Así es este Real Madrid. Y en otro visto y no visto, el marcador evidenció el enorme arsenal blanco: 41-25. No se diluyó el encuentro. Los triples de Morgan y Ventura ofrecieron alguna esperanza antes del descanso (48-38).

Y éstas prosiguieron estado activas durante unos minutos más. El Joventut sin nada que perder entendió que era el momento de echar el resto de sus cartas. Era ahora o nunca. Y tras un triple de Ventura, el más eficaz tras comprobar que Laprovittola estaba fuera del partido (lección de defensa de Laso), el encuentro pareció girarse (54-48). Nada del otro mundo. Porque aquellos que conozcan al Real Madrid saben de otra de sus virtudes: ganar cuándo y cómo quiere. Es decir, sin hacer mucho son capaces de dispararse en el marcador. Y así sucedió después de dos triples de Deck y Llull (64-48). El partido estaba ya roto. Restaban 12 minutos, pero este dato era anecdótico, porque el marcador y el estado del Real Madrid decían lo contrario al final del tercer cuarto: 71-52. Nada alteró el guion, ni siquiera ese orgullo que hizo luchar al Joventut hasta el final. Era sencillamente imposible. El Real Madrid sabe controlar estos tiempos finales. Y Madrid ya cuenta con su final de mayor solera: Real Madrid contra Barcelona.

El Real Madrid arrolla al Joventut para desafiar al Barcelona (93-81)

La Copa del Rey de Madrid vivirá su final de mayor tronío tras los triunfos de blancos y azulgranas en semifinales como paso previo a reeditar la última final que coronó al Barça, así como la última vez que este torneo se jugó en Madrid.
Rafael Merino
sábado, 16 de febrero de 2019, 23:24 h (CET)

Fotonoticia 20190216233433 640

Real Madrid contra Barcelona. La Copa del Rey de Madrid se asegura su cita grande. El aspirante contra el actual campeón del torneo. Lo que viene a ser la reedición de la última edición. O lo que ya es una costumbre desde hace 9 años: que bien Real Madrid o Barcelona, o ambos, estén en el encuentro decisivo. El Real Madrid se deshizo del Joventut en otra demostración más, la enésima, de su inmenso repertorio de excelsa calidad; el Barcelona lo hizo, con algún apuro final, del Canarias. Este domingo, la final entre Real Madrid y Barcelona, en Madrid. Ya sucedió hace 8 ediciones en el mismo escenario y entonces el campeón se vistió de azulgrana. Era tiempos anteriores a Laso.

Es conveniente recalcar esta última frase: “eran tiempos anteriores a Laso”. Porque desde que el entrenador vitoriano tomó el timón del Real Madrid, este club ha reescrito su historia contemporánea. No nos referimos al juego o títulos, sino a estar presente en ese día donde uno se puede proclamar campeón. El Real Madrid de Laso disputará su 23ª final sobre 31 posibles. Lo que viene a ser la séptima presencia en una final de Copa del Rey (sexta consecutiva) y habiendo conquistado 5 entorchados. Este domingo no será un trámite. El Barcelona es el actual campeón y evidenció su maduración desde el aterrizaje de Pesic.

Antes de esa cita, el Real Madrid se medía con el Joventut, el equipo revelación de esta Copa del Rey tras imponerse al Baskonia. Ese encuentro tuvo un hombre, así como la historia. El base argentino Laprovittola hizo el encuentro perfecto (50 de valoración). Y nunca hay dos encuentros perfectos de manera consecutiva. Son las cosas de tener enfrente al Real Madrid. Con Causeur como defensor, el argentino firmó una paupérrima hoja de servicios: 2 puntos, 1 de 6 en tiros y un menos 2 de valoración). El francés secó a la estrella verdinegra. No lo fue mejor con Taylor como pareja de baile. Sólo 3 puntos más en su casillero y 3 asistencias al descanso.

El Real Madrid había desconectado al principal flujo anotador del adversario. Lógicamente tuvo otros frentes que atender. Como Teodorovic. El balcánico asumió galones y asustó en la zona (12 puntos al descanso). Sus puntos sustentaban al Joventut. Salió Tavares y todo se oscureció. Ya nada volvió a ser lo mismo. Nuevamente, y es importante recalcarlo, la defensa del Real Madrid es una defensa que debería enseñarse en cualquier clase a futuros entrenadores y jugadores. La intensidad agota no sólo a los rivales, a los espectadores, también.

De la defensa al ataque
Desde atrás, con una buena defensa hacia adelante. Así empezó a crecer el Real Madrid. La primera renta sólida apareció a tres minutos para cerrarse el primer acto. Fueron tres triples en cascada: Campazzo (14 puntos), Llull (una versión muy mejorada respecto a los cuartos) y Randolph (15 puntos y 8 rebotes), amén del habitual sumar puntos de Ayón, una vez más inconmensurable su actuación (16 puntos y 6 rebotes). En un visto y no visto, el Real Madrid despegó en el electrónico: 26-16. El Joventut, a pesar de estar huérfano de su referencia, mostró ese rasgo propio de los jóvenes: no debe haber respeto. La lección estaba aprendida de lo visto al Estudiantes. Los verdinegros mostraron una fuerte personalidad y convicción en sus opciones.

Esa actitud desbordante no suele ser suficiente ante el Real Madrid. A ese primer viento huracanado le siguió otro de mayor envergadura. La defensa era un bloque sólido, asfixiante para cualquier recurso verdinegro. Y si encima el ataque entra en ebullición, el caos y el pánico atenazan a cualquiera. Así es este Real Madrid. Y en otro visto y no visto, el marcador evidenció el enorme arsenal blanco: 41-25. No se diluyó el encuentro. Los triples de Morgan y Ventura ofrecieron alguna esperanza antes del descanso (48-38).

Y éstas prosiguieron estado activas durante unos minutos más. El Joventut sin nada que perder entendió que era el momento de echar el resto de sus cartas. Era ahora o nunca. Y tras un triple de Ventura, el más eficaz tras comprobar que Laprovittola estaba fuera del partido (lección de defensa de Laso), el encuentro pareció girarse (54-48). Nada del otro mundo. Porque aquellos que conozcan al Real Madrid saben de otra de sus virtudes: ganar cuándo y cómo quiere. Es decir, sin hacer mucho son capaces de dispararse en el marcador. Y así sucedió después de dos triples de Deck y Llull (64-48). El partido estaba ya roto. Restaban 12 minutos, pero este dato era anecdótico, porque el marcador y el estado del Real Madrid decían lo contrario al final del tercer cuarto: 71-52. Nada alteró el guion, ni siquiera ese orgullo que hizo luchar al Joventut hasta el final. Era sencillamente imposible. El Real Madrid sabe controlar estos tiempos finales. Y Madrid ya cuenta con su final de mayor solera: Real Madrid contra Barcelona.

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