El crítico cinematográfico de la Cope es el señor Andrés Arconada. Da sus opiniones sobre los estrenos de los filmes, los viernes en el programa “La mañana de F.J. Losantos de 11,30 a 12 y los sábados de 7,30 a 8 de la mañana
Como aficionado al cine y asiduo oyente de la Cope, vengo escuchando desde hace algún tiempo al insigne crítico. No es mi intención poner en tela de juicio sus conocimientos técnicos y saberes cinematográficos. Estoy interesado más bien, en la valoración moral que todo filme conlleva y que un profesional como él, dado el puesto y el lugar que ocupa en una emisora de la Iglesia, debe abordar, preferentemente, para orientar a sus oyentes.
Es aquí, precisamente, donde suelo disentir de su actuación. Con todo mi respeto, hago públicas mis críticas al crítico, esperando modifique sus opiniones, no siempre en armonía y consonancia con los criterios y enseñanza moral de la institución en que trabaja y que le acoge.
No es postura coherente que la Iglesia católica proponga su enseñanza oficial y que alguien, dentro de la misma, de un modo solapado e indirecto, contradiga o silencie esta enseñanza.
No me considero por mi edad, cargo y formación, un pazguato o mojigato que se suela escandalizar por naderías. Pero es el caso, que el susodicho crítico ha rizado el rizo, de sus juicios y opiniones personales, abiertamente contradictorios con los de la Iglesia.
No es de recibo elogiar, aplaudir y valorar filmes, por muy buena factura técnica que contengan y silenciar la oposición moral negativa de su contenido. Esto es un engaño al espectador y fomenta películas dañinas que degradan su conciencia.
Para que no se piense que me ando por las ramas, citaré sólo dos filmes que están en cartelera, ambos elogiados por el señor Arconada y cuyo contenido moral dejan mucho que desear. Me refiero en concreto a “Los dos lados de la cama”, filme corrosivo donde los haya, por su aparente normalidad en presentar las relaciones sexuales de los jóvenes y su gracejo desinhibido entre ellos. Vale absolutamente todo, en sus relaciones.
La otra, avalada por premios de festivales “En terreno vedado”,promocionada por el lobby gay, es un canto y apología descarada a la práctica homosexual. El señor Arconada la calificó de “totalmente limpia, muy emotiva” –pues “le hizo llorar.-son sus palabras- inconteniblemente”- cuando tiene escenas dentro de la tienda de campaña entre los dos vaqueros protagonistas, de explícita relación homosexual como puede comprobarse en las versiones que se exhiben por toda España. Quizá el señor Arconada que dijo no repetía la visión de los filmes, contempló en su primer estreno la cinta cortada en esa escena o se distrajo, inopinadamente.
Ni una sola palabra sobre los dos matrimonios deshechos, el dolor de las esposas al descubrir la infidelidad de los esposos, ni el abandono de los hijos. En fin, como para fiarse un espectador católico, de la crítica del señor Arconada.
El asunto expuesto no es nimio, ni mucho menos, y espero que los directores de la cadena Cope , responsables del contenido de sus programas, tomen cartas en ello y corrijan estos comportamientos innecesarios, dando un tirón de orejas-¡qué menos¡- a su crítico contratado.
¡Ah¡ y si mi intervención les parece algo exagerada, les invito a que vean las dos películas y comparen su contenido y mensaje con la enseñanza oficial de la Iglesia.
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