SOLIDARIDAD
En cada niño nace un trozo de cielo
Con razón son el alma de la humanidad venidera, un privilegio en el ocaso de nuestros andares y una gracia, pues toda grandeza se inclina ante su angelical mirada.
Menosprecio hacia la vida de algunos
La tolerancia es la mejor virtud, todo lo disculpa y todo lo repara, puesto que soy imperfecto y necesito de la compañía del similar. Con lo placentero que sería cultivar ese espíritu cercano, solidario entre sí, siempre dispuesto a acompañarnos.
Cada cual traza su camino
Somos seres en permanente tránsito. En realidad todo está en movimiento. Nada permanece estático. Esto es la propia vida; un continuo descubrir de rumbos para abordar nuevos horizontes, que nos reintegren a la unión y a la reconciliada unidad.
A contracorriente
Siento debilidad por aquellas gentes que son efectividad humanística, artesanos de lo armónico, que no escatiman esfuerzos a la hora de ser constructores de paz, todo un arte que requiere energía comprensiva, espíritu creativo, alma serena, soplo sensible, y mucha destreza de pulso.
Microcréditos
En la década de los setenta, el trabajo de muchas organizaciones en el Tercer Mundo reflejó la necesidad de ir más allá de la mera intervención humanitaria para desarrollar soluciones económicas de autoempleo y autogestión que permitiesen a los habitantes de las naciones más pobres crear unas fuentes de ingresos que fuesen autónomas y estables a lo largo del tiempo.
La acción conjunta
Toda la especie humana tiene que poner voluntad en ese cambio de actitudes, que han de ser más cooperantes sin duda, empezando por el cuidado de la casa común, y terminando por unas prácticas más solidarias entre nosotros mismos.
Un corazón de poeta
El ser humano por principio está continuamente en salida, debe estarlo, al menos para coexistir cercano a su análogo, siempre en guardia para compartir situaciones concretas, dispuesto a interrogarse y a verse en los demás, para hallarse consigo mismo y dar respuesta a su distintivo fundamento existencial.
Un corazón de mano tendida
Hoy, cuando tanto prolifera la exaltación del yo agresivo, dispuesto a todo con tal de proyectar una cultura competitiva, nada solidaria, que nos empobrece como jamás, pues lo importante es trabajar juntos y hacerlo para lograr un compromiso más humanístico, respetuoso con todas las culturas, nos hace falta pararnos y recapacitar.
Sociedad de cangrejos
Cuando yo era pequeña, allá por los años 80, uno de los entretenimientos que teníamos los niños gallegos cuando nos llevaban a la playa era la de dedicarnos a coger cangrejos.
Teléfono de la esperanza… dígame
Allá por el año de Maricastaña fui llamado por unos amigos -los fundadores del Teléfono de la Esperanza de Málaga- para que me incorporara a dicha asociación como voluntario.
El entusiasmo por mantenerse vivo
Me gustan las gentes activas que no descansan, que luchan por construir una sociedad más justa y solidaria, que cultivan el espíritu de sacrificio y el don de superarse, al tiempo que fomentan el diálogo y la acogida.
De considerarnos autosuficientes a no ser nada
Se necesitan vidas dispuestas a batallar con tesón, pues son tantas las crisis humanitarias que nos acorralan, que cada día es más complicado subsistir. No podemos generar sociedades inclusivas, mientras no aliviemos la carga existencial de muchos de nuestros análogos, que viven permanentemente en la exclusión.
El mundo se acrecienta de víctimas
En este mundo cruel, en el que cada día nos reinventamos nuevos tormentos, la sociedad debe ocupar el lugar de las víctimas y dar respuestas a sus voces.
Dejémonos observar, cultivando los sueños
Naciones Unidas nos comunica unos datos verdaderamente conmovedores. Inserto el párrafo: “Actualmente, existen en el mundo mil ochocientos millones de jóvenes entre los diez y veinticuatro años de edad.