En los pasillos de mármoles y escayolas de los centros educativos donde se desarrolló mi formación y educación aprendí muchas más cosas que contienen los libros. Me enriquecí con tan variado repertorio de conocimientos que, cada día, no sólo llegaba dispuesto a sumar a la memoria cierto detalle o circunstancia histórica, sino que aguardaba, bien apostado y vigilante, esa novedad que pusiera al día el color que otros asuntos vitales le quitaban.
Lo que hoy vengo a reseñar no ocurrió en los años de Historia Contemporánea, aunque perfectamente podría haberse dado. Era tan divertido escuchar las ocurrencias de los profesores don Alejandro Salvador y Magí Feixa, que si aquel día no habías reído, sabías que tras las explicaciones de la clase de Contemporánea tendrías, de seguro, algo para contar. No, no fue entonces... Tuve que esperar a que el maravilloso mundo de la antropología se desplegara ante mis ojos: la música pop había aportado a la música de Iglesia reciente”... Y sí, eso a los alumnos nos hacía reír a carcajadas...
|