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Ya está bien de reuniones, foros o simposios en los que ninguna de las decisiones que se toman para intentar solucionar el deterioro galopante del medio ambiente terrestre, acaba siendo mínimamente vinculante.
El aceite lubricante que es imprescindible para hacer funcionar los motores de todo el parque de vehículos (turismos, pesados, especiales, etc.) y todo tipo de maquinaria (desde la industrial, a la agrícola o la de obra) se convierte, al final de su vida útil, en un residuo peligroso y de los más contaminantes que existen.
Sin lugar a dudas, vivimos en un tiempo de retos y desafíos. Profundas transformaciones que en el modelo económico y social afectan hoy a nuestros hábitos de relación, consumo y productividad. Aspectos estos en los que la lucha contra el cambio climático y la apuesta por la sostenibilidad ambiental toman forma para presentarnos una realidad obvia, la de un mundo, nuestro planeta que ya no tolera un modelo económico de consumo lineal y contaminación permanente. Es aquí, donde el concepto de la economía circular y espiral se presenta como única alternativa en la vinculación de un tridente de oportunidad conformado por la generación de empleo, progreso empresarial y respeto al medioambiente.
Nos encontramos ante una organización que vela por la integridad del medio ambiente, principalmente a través del reciclaje y el ecodiseño de los envases, haciendo posible que tanto los envases de plástico y briks, así como las latas o los envases de cartón y papel tengan una segunda vida.
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