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Juan Bautista Say (1767-1832) fue un rico empresario francés y el economista más leído y famoso de su época. Lo segundo, gracias a la enorme difusión que tuvieron su manuales y tratados, los más utilizados en las escuelas de economía que en aquel tiempo comenzaron a proliferar en toda Europa para difundir las ideas liberales.
Podemos hablar en presente o en pasado, pero la inteligencia humana está preparada para comprenderlo. Nuestro hoy... Se parece a las notas de los malos alumnos; algunos, incluso, las falsean. “España te promete las reformas y cuando le das fondos vuelve a la siesta”, Victoria de Wilders del partido ganador en Países Bajos.
Aunque sea muy conocido, estudiado y comentado el hecho, a fuer de que canse solo un poquito, permítanme recordar un episodio de la antigua historia de Hispania, digo Hispania porque en el tiempo en el que ocurrió el hecho, aún no existía otro nombre para la Península, aunque ya los fenicios, que fueron posiblemente los primeros que vinieron a ella para comerciar, le dieron el nombre de Spania (tierra de conejos).
Nos legó Valle Inclán el esperpento originario al escribir Tirano Banderas. De la Grecia antigua procede el término “tiranía”, precisada por Aristóteles como monarquía en la que se ejercita el poder de modo despótico, aunque fueron, en realidad las tiranías, en el arcaico mundo helénico, un paso intermedio entre la oligarquía y la democracia, entendida esta última con las limitaciones del contexto.
Hay un viejo dicho aplicable a la relevancia que toman algunos personajes, y también a los políticos: quien tiene padrino se bautiza. Pero habría que añadir que si es infiel al padrino le pulveriza. Ojo al parche, con referencia a estos personajes de moda que aparecen inesperadamente, se les da cuerda mediática siguiendo las consignas de la sinarquía y se les coloca, aprovechando eso que llaman democracia, en los sitiales del poder, porque todo lo que sube suele bajar.
Uno de los mitos más extendidos en nuestra sociedad es que la economía capitalista en la que vivimos funciona o puede funcionar guiada tan sólo por una mano invisible que, a partir de la simple iniciativa individual, organiza todo el orden económico garantizando -automáticamente y sin necesidad de ninguna otra intervención- estabilidad y plena satisfacción de los intereses generales.
Con el tema de la amnistía, vamos a llegar a algo muy similar a lo que conocemos como “leguleya” o “persona que aplica el derecho sin rigor y desenfadadamente”; yo añadiría y “contumazmente”. Si las Normas, los Reglamentos y las Leyes se convierten en primos hermanos de la ley del “Sí es Sí”, en España tomaremos el camino de los países populistas, dictatoriales, personificados en personas y grupos que no respetan la democracia.
Carlo María Cipolla, historiador económico italiano, fundó, ya en el pasado siglo, a través de un curioso opúsculo, lo que él mismo denominó las leyes de la estupidez humana. Considerando que el porcentaje de estúpidos es constante en cualquier grupo humano sin distinción (incluso si tomamos como referencia el de los premios Nobel), enunció las citadas leyes.
Según Wikipedia.org, el 'soft power' o poder blando es "un término usado en relaciones internacionales para describir la capacidad de un actor político, como por ejemplo un Estado, para incidir en las acciones o intereses de otros actores valiéndose de medios culturales e ideológicos, con el complemento de medios diplomáticos frente a formas más coercitivas de ejercer presión, también llamadas poder duro o 'hard power'.
Ante el desconcierto presente, aquí mismo, casi en la punta del continente europeo, para tener una mínima idea sobre lo que está pasando, hay que tener en cuenta ese fenómeno que se ha llamado la globalización. Esta última, dicho brevemente, es el último acto del despliegue del capitalismo, representado por la corte del gran capital, en términos imperialista y totalitarios a nivel mundial.
En definitiva, nuestras verdades - nuestras mentiras. Unos las llaman extremos otros realidades para una sana convivencia. Otros, muchos otros, las conocen como herramientas de progreso personal o de grupos dentro del grupo principal. En definitiva, la única y certera realidad es un pueblo que, como la historia de siempre nos describe, se presta al juego por su necesidad imperiosa de mantener una familia.
Describe y refiere Elvira Roca Barea, en 'Las Brujas y el Inquisidor', sucesos y disputas tangentes al brote de brujería de Zumarragurdi, acaecido a principios del siglo XVII. Resalta, en la narración, la discordancia entre el inquisidor español, amparado por el mandamás de la Suprema y por algún obispo asimismo escéptico, y el encargado de la instrucción de casos similares en Francia.
La vida nos enseña a leer el libro de “petete”, ese libro sencillo, de observación, de historia cotidiana. La primera lección nos señala una realidad que nadie, nunca, ha podido decir que no es cierta: “Cada cual cava su tumba o construye su trinchera”.
Cita Santiago Posteguillo, en su obra “Yo, Julia”, un texto de The Portrait (Robert Graves), que masculinizado de forma liberal nos indicaría fielmente la figura de nuestro ínclito vecino de la Moncloa: “Ella siempre habla con su propia voz, incluso a los extraños; pero esas otras mujeres ejercitan sus voces prestadas, o falsas, incluso con sus hijos e hijas”.
Cuando las teorías filosóficas y políticas determinan la existencia de tres pilares cimientales de las estructuras de una nación se olvidan de las fuerzas periféricas que obligan a corregir, en la práctica, el funcionamiento de la llamada “triada”: poder legislativo, poder judicial y poder ejecutivo.
En los tiempos actuales, no se debate sobre la existencia del libre albedrío. Más bien hay una parte de la sociedad que defiende la libertad de cada cual, y el derecho a equivocarse, frente a otra parte que, en aras de lo que se denomina bien común, niega que sus conciudadanos tengan derecho a ese libre arbitrio.
Los grandes gestores de inversiones han tomado el control de los gobiernos de todo el mundo, y están determinando a quién se le da acceso al dinero, cómo se invierte y cómo se distribuye. Esto ha tenido un efecto profundo en la forma en que los gobiernos funcionan y los intereses de sus ciudadanos.
Nuestra situación actual es el resultado del desarrollo histórico de las múltiples culturas sociales universales: Antiguo Egipto, Grecia, Los incas, Los mayas, Mesopotamia, Judaísmo y cristianismo, Los aztecas, Íberos, celtas y pueblos germánicos, Roma, El islam, India, China. En todas ellas el hombre ha ocupado un lugar “señalado” por los siempre poderes fácticos.
Las luminarias del Congreso están mortecinas, sin vigor, sin viveza, sin intensidad. Las ideas decaen al ritmo de la luz. Las iniciativas se cuecen fuera del congreso, en los despacho de actividad política de partido. El espíritu democrático nacido con la Revolución Francesa, extendido por toda Europa, aquí en España, se difumina por culpa de la confluencia del Comunismo ideológico trasnochado de la izquierda.
No podemos negar que nuestra España se ha forjado en un constante enfrentamiento entre el poder de la oligarquía económica, el poder de los púlpitos y confesonarios y el poder de los políticos gobernantes. En medio de todos ellos, la “calle”, el “pueblo llano”, el “trabajador”, el “parado” como herramientas a utilizar por los poderes fácticos de siempre: Iglesia, Políticos y Nobleza.
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