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En 1516, una zona de tres hectáreas en la ciudad de Venecia, Italia, fue designada como el área en donde los judíos tenían que vivir. Dado que la zona se encontraba en un lugar donde antes había una planta de fundición de cobre, se la denominó “geto”, que en dialecto veneciano significa “fundición”. La práctica de confinar por la fuerza a los judíos en estos “guetos” se extendió y alcanzó su clímax más brutal y asesino bajo el régimen nazi, durante las décadas de 1930 y 1940.
Entre los judíos norteamericanos, donde su comunidad ha sido «preservada de los horrores de lo que sucedió en Europa», el Holocausto se estudia y se conmemora con fervor. Cabe señalar, por ejemplo, que Washington es el lugar de un museo colosal dedicado al Holocausto. Así, el Holocausto ha sido utilizado para “justificar muchos acontecimientos políticos” contemporáneos.
El Primer Congreso Internacional Judío Anti-sionista se viene realizando en Viena (13-15 junio). En esta ciudad, Theodor Hertzl publicó hace 130 años "El Estado Judío" creando al sionismo. Allí también el rabino Moritz Güdemann inició la primera resistencia anti-sionista aduciendo que el judaísmo es una religión y no una nación.
La verdad es muy clara, pero todos tenemos el derecho a la duda, eso se conoce con el nombre de libertad personal. Dudar, no es condenable, al contrario, es elogiable, aunque sólo sea por el interés que la persona tiene sobre cualquier tema. Tenemos una realidad, que si no se expande en el tiempo, simplemente será un “cuadro costumbrista”, nunca será “historia de nuestra realidad”.
La Universidad de Columbia realizó esta semana su ceremonia de graduación, en la que miles de estudiantes recibieron sus títulos académicos. Sin embargo, la ausencia obligada de algunos estudiantes opacó la jornada, generó protestas y puso de manifiesto que la solidaridad con el pueblo palestino entre el alumnado, el cuerpo docente y el personal de la Universidad de Columbia permanece vigente, pese a los esfuerzos de la institución por suprimirla.
El actual holocausto de Gaza viene destruyendo a quienes la han aplastado. El sionismo, movimiento que surgió para crear un Estado hebreo, ahora se encuentra muy desacreditado, dividido, aislado y hasta generando numerosos cuestionamientos por parte de cada vez más creciente cantidad de judíos en el mundo.
Las operaciones militares de Israel en territorio del Líbano han matado al menos a 71 civiles y siguen cobrando vidas y destruyendo infraestructuras esenciales, alertó este martes 15 la oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (Acnudh).
"¡No habrá guerra civil!". Eso es lo que tuiteó el premier Benjamin Netanyahu a poco de que Aharon Barak, expresidente de la Corte Suprema, sostuviera que su país pudiese estar entrando en tal dirección debido a los intentos del mandatario de remover a los dos principales funcionarios públicos: Ronen Bar, jefe del Shin-Bet (la policía secreta) y Gali Baharav-Miara, Fiscal General.
La campaña de persecución que el Gobierno de Trump está llevando a cabo contra estudiantes extranjeros acusados de sostener opiniones que no le agradan se está intensificando y ha sembrando el miedo, separado familias y forzado a muchas personas a vivir en la clandestinidad o a abandonar Estados Unidos.
“Si estás leyendo esto, significa que me han matado y que he sido, con toda probabilidad, un objetivo de las fuerzas de ocupación israelíes”. Estas palabras fueron escritas por Hossam Shabat, un periodista palestino de 23 años que trabajaba para la cadena Al Jazeera y el medio Drop Site News. Sus amigos compartieron ese mensaje póstumo en internet después de que Hossam muriera en un ataque aéreo israelí el 24 de marzo.
“Estados Unidos tomará el control de la Franja de Gaza […]. Seremos dueños de ella”, anunció Donald Trump durante una conferencia de prensa que brindó esta semana en la Casa Blanca junto al primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu. La asombrosa afirmación no fue improvisada, sino leída de un discurso previamente escrito.
Desde hace más de 15 meses estamos asistiendo todos los días a los intentos de genocidio contra el pueblo palestino por parte de Israel, con la ayuda de Estados Unidos y el silencio cómplice de la unión Unión Europea. Todo empezó con un ataque, por sorpresa, de Hamás a una fiesta al aire libre que estaban celebrando cientos de jóvenes judíos y a algunos 'kibutzs' de la zona del norte de Gaza.
Cuando era pequeño y vivía en Jaén, debía tener siete u ocho años, entre los niños que entonces eran mis amigos y vecinos se decía que cerca de nuestra casa vivían «los judíos», un matrimonio a quien, según ordenaban los mayores, no se debía visitar. Eran años en los que la dictadura consideraba que los comunistas, masones y judíos eran los enemigos de España.
En la primavera del 2006, tuve la oportunidad de viajar a Tierra Santa. En una de las múltiples visitas que realizamos a lo largo de aquella semana, pudimos recordar nuestra boda en el templo sito en Kafar Kanna (así se llama ahora esta población), que se encuentra en el lugar donde se produjo el primer milagro de la vida pública de Jesús.
La frase “el agua es vida” se convirtió en un himno para los defensores del agua que en 2016 se manifestaban contra la construcción del oleoducto Dakota Access, que pasa a poco menos de un kilómetro de la reserva sioux de Standing Rock, en el estado de Dakota del Norte. Actualmente, una variante cruel de esa frase aplica para la situación en la Franja de Gaza: “sin agua, hay muerte”.
“En la presente Convención, se entiende por genocidio cualquiera de los actos mencionados a continuación, perpetrados con la intención de destruir, total o parcialmente, a un grupo nacional, étnico, racial o religioso, como tal: a) Matanza de miembros del grupo; b) Lesión grave a la integridad física o mental de los miembros del grupo; c) Sometimiento intencional del grupo a condiciones de existencia que hayan de acarrear su destrucción física, total o parcial; d) Medidas destinadas a impedir los nacimientos en el seno del grupo; e) Traslado por fuerza de niños del grupo a otro grupo”.La definición jurídica de genocidio adoptada en este caso ha sido objeto de numerosas y justificadas críticas vinculadas generalmente a la excesiva rigidez de la caracterización, que exige un singular elemento subjetivo del injusto, consistente en una intencionalidad destructiva explícita en el autor y que, al propio tiempo, excluye como víctimas probables de genocidio, entre otros, a los grupos políticos.De todas maneras, esta distinción no necesariamente debería aplicarse para delimitar lo que ocurre en Gaza. Pasa que, durante la modernidad, el genocidio tiene -según el autor al que recurrimos- características precisas que lo diferencias de las grandes masacres cometidas en tiempos pretéritos.
El 29 de octubre se cumplió un año desde que se publicaron por primera vez los manifiestos ‘Hay que parar la guerra. Ni Terrorismo, Ni Genocidio’. Hoy, con casi 45 mil muertos ya en Palestina, casi 4 mil en el Líbano, 2 millones de desplazados y más del 70% de las infraestructuras arrasadas, la determinación de quienes firmamos el manifiesto es aún mayor. No vamos a parar hasta conseguir el Alto el Fuego.
Los palestinos que viven en Gaza llevan más de un año soportando una persistente ofensiva israelí, que incluye bombardeos, incursiones terrestres con tanques y soldados, disparos de francotiradores, desplazamientos forzados y condiciones de hambre extrema. Drones armados sobrevuelan constantemente el territorio ocupado, como recordatorio de que ningún lugar en Gaza es seguro y que la muerte puede llegar en cualquier momento.
En una de sus obras más destacadas sobre el conflicto entre Israel y Palestina, titulada “El triángulo fatal”, el renombrado intelectual Noam Chomsky escribió: “Desde hace algún tiempo, me he visto obligado a concertar mis conferencias con mucha antelación. A veces se me pide que proporcione un título para una charla planificada con varios años de anticipación. He descubierto que hay un título que siempre funciona: 'La crisis actual en Medio Oriente'.
El pueblo libanés está harto de la situación en su país, y desea con vehemencia que las milicias pro palestinas se marchen o se disuelvan. A medida que se intensifica el conflicto con Israel, los pro palestinos se sienten cada vez más arrinconados, se sienten en un aprieto.
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