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En los primeros meses del presente año, asumió la administración Donald Trump y una de sus primeras medidas fue ordenar la desclasificación total de documentos relacionados con uno de los temas más sensibles a la historia estadounidense del último siglo: el asesinato del presidente John Fitzgerald Kennedy en 1963.
Está claro que el presidente norteamericano no sabe quién es Barbapapá, y, si lo supiera, al ser francés, le gravaría un 20%, menudo es él. Ahí está, como si no tuviera suficiente con las reacciones en medio mundo a sus caprichosos desvaríos, calentando el ambiente en su propio país, apropiándose de leyes obsoletas para justificar lo injustificable. Aunque ya no nos debería sorprender, dado el historial de estruendo que atesora. Y no es el único.
Todos los mortales que gozamos de una pizca de conciencia hemos sido testigos, en los últimos años, de un cambio político significativo a nivel global, un viraje poco pronunciado que nos invita a la reflexión profunda sobre las ideologías que compiten por el dominio del espacio público.
Este pasado domingo se celebró en Madrid un encuentro de economistas y políticos liberales. En realidad, de ultraliberales, libertarios o anarcocapitalistas, como ellos mismos se autodenominan, y entre los que se encontró como artista invitado el inefable presidente argentino Javier Milei.
Argentina estaría lastrada por una desorbitante deuda externa de 290.000 millones de dólares, lo que hace estar peligrosamente expuesta a una posible apreciación del dólar y anticipa un sombrío panorama económico para el país. Ademas, deberá hacer frente en el 2025 a unos vencimientos de deuda estimados en 22.000 millones de dólares.
El acuerdo con el FMI para recibir 20.000 millones de dolares sería un salvavidas para el Gobierno Milei pues las reservas del Banco Central acumulan una caída de 8.100 millones desde el inicio del año y rozarían los 25.000 millones de dólares, su nivel más bajo en 14 meses.
Hablar de discapacidad no es solo mencionar una condición médica o física, sino exponer una realidad que la sociedad sigue sin querer ver. En un mundo donde la inclusión es más discurso que acción, millones de personas con discapacidad enfrentan obstáculos diarios que no provienen de su condición, sino de la falta de voluntad colectiva para garantizarles una vida digna.
Una de las primeras órdenes ejecutivas firmadas por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, fue la retirada de su país de la Organización Mundial de la Salud (OMS), una decisión que poco después secundó el presidente de Argentina, Javier Milei. Esta medida tendrá efectos críticos en la salud global, en especial en los países más pobres, pero también en Estados Unidos y en Argentina, si no se revierte en los 12 meses que quedan para que se haga efectiva.
He escuchado el discurso del argentino J. Milei en la ONU. ¡Brillante, soberbio, ajustado y sin fisuras! Digno de constar en los anales de esa organización que, Milei ha denunciado, porque la ONU ha perdido el norte y todos sus méritos, tanto fundacionales como por la declaración de los derechos humanos universales.
El pasado 25 de julio el gobierno argentino del ultraderechista Javier Milei, intervenía la Universidad Nacional Madres de Plaza de Mayo (#UNMa) a la que ya le había retirado todo el presupuesto previamente, desde que llegó al poder el 10/12/2023-.
Olvidemos lo más superficial que estos días ha copado la batallita entre los dos mandatarios: frases y gestos más o menos hirientes, uso político y electoral de uno y de otro, hipérboles procedentes de los afines, retirada de embajador, horas vacuas de telediario, tertulias analizando palabras y formalidades, etc.
El presidente de Argentina, Javier Milei, tiene previsto volver a España el próximo 21 de junio para recibir un premio que le otorga el Instituto Juan de Mariana, de la Fundación del mismo nombre, creada en el 2005.
Hay que dar las gracias a Milei por ser tan transparente y no hacer como aquí, que se embarran las cosas de tal modo que no se sabe a ciencia cierta quién es quién y qué persigue cada cual. Gracias, porque después de explicar qué es la motosierra y escribir en la pizarra que “la justicia social es una aberración” y que “el Estado no es la solución, es el problema mismo”, haya dejado señales entizadas en los ternos de importantes empresarios españoles.
En los principales medios del país, se reiteran las más diversas interpretaciones sobre el artículo “Trump, los medios y la “banalidad de la locura”, que la periodista Gail Scriven escribiera, al parecer, para el diario La Nación. El texto hace hincapié en las extravagancias de personajes como Trump y Milei, sobre todo a partir del histórico papelón que el presidente argentino decidió protagonizar ante la parcialidad complaciente de la ultraderecha española.
La estrella del firmamento neoliberal argentino, Javier Milei, se habría convertido en el vivo reflejo de la incongruencia trumpiana y habría conseguido suplir su bisoñez en la gestión pública con el impacto mediático de sus intervenciones públicas.
En una serie de artículos que titulé ”La Parodia Nacional”, relataba de una manera jocosa, no exenta de dramatismo, los acontecimientos que se venían produciendo en la vida política nacional desde que Pedro Sánchez se “encumbró”, vía moción de censura, a la alta magistratura de nuestra Nación. La parodia que no cesa, desgraciadamente, se ha reestrenado en estos últimos años en el ámbito de nuestras relaciones exteriores.
El revuelo que se ha originado por lo dicho por Milei es, además de excesivamente desmesurado e injustificado, una especie de bomba lacrimógena para que los conmilitones de Pedro Sánchez, a semejante de las plañideras de los antiguos ritos funerarios romanos, eleven sus llantos y lamentos a lo más alto de los espacios siderales.
En la política española actual, la confrontación y la calumnia parecen ser estrategias recurrentes, especialmente cuando se observan las interacciones entre Pedro Sánchez y su gabinete del PSOE con Isabel Díaz Ayuso, la presidenta de la Comunidad de Madrid (ya antes se enfrentó a ella el líder anterior del PP, Casado, desaparecido en combate). Este enfrentamiento no es nuevo y ha sido una constante en la escena política desde hace años.
Sabe lo que son; se lo explicaron y, lo peor de todo, es que le da igual abrazarles, compartir mitin y retratarse con ellos para la posteridad. Parece que en la cruzada contra el socialismo y los 'colectivistas' todo vale, incluso darte abrazos de oso con lo mas granado del populismo nacionalista conservador de Occidente.
Cuando en las relaciones personales, sociales o políticas se pierden o desprecian las mínimas reglas o costumbres de educación o cortesía, éstas se convierten en un territorio minado donde el desencuentro y el enfrentamiento vienen a ser la tónica general entre los miembros de una colectividad. Si además esto se traslada a las relaciones personales de ámbito internacional, las consecuencias pueden ser imprevisibles.
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