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Recientemente escuchaba un podcast sobre la ortografía y su vínculo con el clasismo, lo cual me recordó un artículo de Arturo Pérez-Reverte titulado "Ahora le toca a la lengua española". En él, se cita un comentario de un internauta que afirmaba: “Las reglas gramaticales fueron creadas por las élites para someter al pueblo y decir que es inculto”.
La escritura es un acontecimiento ontológico o, lo que es lo mismo, una expresión de realidades y a la vez es una forma de fijar el pensamiento, el conocimiento, las sensaciones, las emociones, etc. También es una especie de archivo de la memoria, con todo lo que eso supone. En realidad, como se sabe ya desde la antigüedad es una extensión del lenguaje hablado. Además, es una forma de ser en el mundo.
Agradezco a quienes han hecho posible, una vez más, que Filigramma esté al alcance de los amantes de la cultura, el arte y, en particular, de las letras.
A lo largo del último curso me he estado enfrentando al conocimiento de la escritura manual de nuestros antepasados, especialmente en los siglos XIII al XVI. Todo ello se recoge en una asignatura cuyo solo nombre da una imagen de su complejidad. Se trata de la Paleografía.
Ante las limitaciones físicas, consecuencias producto de dos accidentes sufridos, una de mis hermanas, mi apreciada Maritza, al conocer la continua perseverancia de mi dedicación a pensar, leer, escribir y más escribir, asunto al que me empeño, de manera objetiva y con responsabilidad; ella, mi hermana, preocupada me solicitaba descansar y más descansar.
A través del hilo conductor de la escritura a uno le llegan los ecos de su imaginario clarividente, porque como decía aquel: «no hace falta salir para respirar porque podemos hacerlo desde casa, leyendo, pensando, sintiendo y escribiendo». Llevo muchísimos años escuchado el latido de la escritura: «el escribir te inspira, y tú inspiras a las letras».
Todos aquellos que aprendimos ortografía a través de aquella añorada “Enciclopedia Álvarez”, recordamos el ejemplo que ofrecía para distinguir la diferencia existente entre algunas palabras homónimas. El ejemplo en cuestión se basaba en la frase “ahí hay un niño que dice ¡ay!”. Una contundente diferencia entre el verbo, el adverbio y la exclamación.
Empiezas a escribir, y unas líneas después, tras uno de esos espacios blancos y silenciosos, entras como en un pequeño paseo por la imaginación, por la unión con la memoria, por el tránsito de la poesía a la novela pasando por el teatro. ¡Es como una conjunción de estrellas! A veces, al escribir se nos pueden presentar dos dramas: uno, la imposibilidad de parar el tiempo porque escribes más y más, y dos, la imposibilidad alguna vez de decir lo que realmente queremos expresar.
En mi experiencia como profesora de Universidad, he tenido oportunidad de ver cómo los alumnos no solamente llegan a las aulas universitarias con menos nivel que se exigía hace décadas ya, sino que su nivel en ortografía, comprensión y agilidad para tomar apuntes ha descendido tan notablemente, que se hace más fácil y eficaz dar apuntes elaborados que esperar que ellos los elaboren a partir de las lecciones en clase.
En un mundo donde la inteligencia artificial está redefiniendo nuestra relación con la creatividad y la narrativa, este retiro se presenta como una invitación a reconectar con la esencia humana a través de la palabra escrita. Bajo la guía experta de Luisa Moreno, Máster en Creación Literaria, con 25 años de experiencia en el sector editorial, los asistentes trabajarán en aspectos clave.
Precisamente, hoy tengo que pasar un examen de Paleografía en la UMA. Una asignatura que te enseña a “estudiar las escrituras antiguas y cuyo conocimiento te permite la lectura de documentos de distintas épocas y escrituras diversas”. En mi caso he tenido que abordar escritos realizados sobre distintos soportes y redactados en escritura romana, precarolina y carolina, entre otras.
Este fin de semana, mi hija adolescente ha escrito emocionada una tarjeta navideña a una amiga. Y yo estoy encantado. Sé que puede parecer una tontería, pero es que, desde que recibió el móvil hace dos años, ha abandonado todo lo que tiene que ver con la escritura de puño y letra y se ha dejado llevar, desgraciadamente, por la corriente que impera en la actualidad.
La dislexia afecta a aproximadamente el 10% de la población mundial, lo que significa que millones de personas, desde la infancia hasta la edad adulta, se enfrentan a importantes desafíos en su vida académica y profesional debido a esta condición. En España, más del 40% de los estudiantes con dislexia no están diagnosticados, y suelen ser etiquetados erróneamente como perezosos o desmotivados, lo que agrava su situación y afecta significativamente a su autoestima.
¿En algunos casos la escritura, pintura, filosofía, etc., es una enfermedad, una persona que se pasa toda la vida trabajando en ello y no alcanza un mínimo de aceptación? Como en todo, no sabemos si es una pregunta retórica o de la oratoria, o es una cuestión real e imaginaria.
Cuando se habla de la clasificación de la obra teatral del gran William Shakespeare, muchos expertos dramaturgos suelen hacer una clasificación vaga y vana de sus piezas teatrales : lo más fácil es clasificar todo el conjunto de su obra en comedias, tragedias, tragicomedias y teatro de carácter histórico, pero mi pregunta es: dentro de alguna de estas cuatro vertientes, ¿existe alguna subclase?
Pocha de oro negro... de cruel mirada cuando el hambre de triste sombra la invade, como Nanny es fiel llamando a su dueña. De cuello estrecho pero real y blanca y negra, y de ojos verdes cual dos luceros, y rabo de ratón.
Llega el verano y la hora de poner en marcha esos planes diseñados para sacar a la luz nuestro lado más hedonista y aventurero. Los vehículos de DS Automobiles, firma especialista en ofrecer experiencias únicas, exclusivas y altamente placenteras, son quizá la mejor forma de materializar esos planes estivales de acuerdo con los dictados del arte francés de viajar.
Decía Platón que la escritura es el fármaco de la memoria. En efecto, es cierto que, a través de lo escrito, se conserva el recuerdo de las ideas expresadas y de la descrita realidad de las cosas y del mundo humano. Aunque el creador de la Academia otorgaba más importancia a lo hablado, porque se podía modificar al momento en el propio discurso, consideraba que plasmar en el papel las palabras servía para eternizar lo pensado o expresado y dar testimonio de ello.
Las piedras rúnicas erguidas por los vikingos a lo largo de las tierras nórdicas, han sido testigos silenciosos de una época marcada por la intriga y la magia. Estos antiguos símbolos, conocidos como runas, conformaron el alfabeto de los pueblos germanos y del norte de Europa. Su legado perdura hasta nuestros días como un fascinante enigma para explorar.
En un mundo en constante cambio y diversidad, los jóvenes que desafían las adversidades y superan las barreras culturales y lingüísticas se convierten en faros que iluminan el camino hacia la comprensión y la comunicación entre pueblos. En este contexto, destaca un joven apasionado y creativo, encarnado en el poeta, columnista y editor nicaragüense Carlos Javier Jarquín.
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