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Seguramente que si confiesas tu creencia en la vida eterna puedes ser catalogado de iluso por quienes te oigan, pero será mucho peor para los que nieguen la otra vida y se encuentren con ella cuando ya no tiene remedio. Podemos estar preocupados por mil cosas, ya sea nuestro éxito personal, la política y hasta la olimpiada, pero, por favor, solo Dios es lo único necesario, no lo olvidemos nunca.
Estos tiempos de pandemia están siendo utilizados por muchos para intentar meternos goles por todas las escuadras: la Ley de la Eutanasia, la Ley de Protección del Menor, la Ley de Memoria Democrática, La Ley de Educación, La Ley de Libertad Sexual, en general todas con tintes de género, exclusivistas, restrictivas y contrarias a la libertad personal y a los sentimientos de una mayoría excesivamente silenciosa.
La musiquilla de siempre: culpar a Dios de los males que cometemos entre todos. Es decir, convertir a Dios en chivo expiatorio al traspasarle nuestras culpas y hacerlo responsable de nuestros delitos. Cierto que Jesús cargó con nuestros pecados en la cruz en donde derramó su sangre que limpia todos los pecados y hace de los que creen en Él nuevas personas que comienzan a amar con el amor con que Él nos ha amado.
El hombre siempre ha buscado “algo” o “alguien” que justifique la realidad humana, el universo en continua evolución y el “final” con sentido de esperanza. La idea de un "Dios" universal, encuadrado, con efigie humana, en unos "evangelios llenos de fe”, hace más de dos mil años, ha recorrido la historia con el pragmatismo como guía.
Hoy también los católicos estamos mal vistos y a poco que nos descuidemos nos tachan de fascistas. Los desmanes del siglo XIX no acabaron al comenzar el siglo XX, sino que fueron acentuándose cada vez más. La democracia hacia donde nos lleva, establecida por la Constitución del 1978, va degradándose cada día. Desde luego los cristianos decididos a confesar sus creencias no abundan. Hay una entente que espera que llegarán tiempos mejores, aunque tengo mis dudas.
Amar a Dios sobre todas las cosas no es una antigualla sino el único camino de regreso. En el libro del Génesis se nos cuenta que al principio creó Dios los cielos y la tierra y en el día sexto decidió hacer al hombre a su imagen para que dominara sobre todo lo creado y los hizo hombre y mujer y vio Dios ser muy bueno cuanto había hecho.
Me llamo “YO” y, a estas alturas de la vida, tengo que reconocerte que estoy bastante cansado de todo… Me gustaría levantar la vista y ver algo que haya justificado tanta pelea… Dicen que tú tienes algunas pistas… La verdad es que no creo, sólo ha cambiado el tiempo y sus propuestas… el por qué, sigue igual.
Si contemplamos las estrellas y pensamos en la magnitud del universo quedamos anonadados y si enfocamos un telescopio comprendemos que es incalculable su grandeza. Si de lo infinitamente grande pasamos a lo infinitamente pequeño, el átomo, quedamos igualmente admirados de las partículas que lo forman.
Quienes no creen en le existencia de este Ser Supremo preconizan la existencia del Big Bang, o sea, literalmente gran estallido, por el que a partir de la "nada" emerge toda la materia, es decir, el origen del Universo.Quienes defienden este aserto, aseveran que la materia era un punto infinitamente pequeño y de altísima densidad que, en un momento dado, explotó y se expandió en todas las direcciones, creando lo que conocemos como nuestro Universo.Considero que, para defender una teoría del tipo que sea, hay que ser un poco serio y tener la mínima formalidad para que sea creíble lo que se sostiene.No es aceptable que de la nada pueda surgir algo.
Después otra pérdida, y otra, hasta que se decide cambiarla.Básicamente el problema de la juventud violenta es la consecuencia de unos padres que no cumplen con su responsabilidad de instruir a sus hijos en el camino de la justicia.
Existen dos clases de filiaciones que se distinguen por las obras de sus respectivos padres. De tal palo tal astilla. Quienes tienen a Satanás como padre, sus obras son. “Adulterios, fornicación, inmundicia, lascivia, idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas” (Gálatas 5: 19-21).
En la oración del Padrenuestro que nos enseñó Jesús y que todos conocemos y más de una vez rezamos, pedimos que Dios no nos deje caer en la tentación y que nos libre del mal, no de cualquier mal como pueda ser una enfermedad o un accidente, sino del mal que nos propone un ser maligno que quiere perdernos, que busca nuestra condenación al igual que Satanás y los suyos fueron condenados por rebelarse contra Dios.
“No puede ser…a la Julieta no puede pasarle esto…Al Juan, Andrés, tampoco. ¿Sabes Julieta? A los seres humanos no nos preparan para recibir a la muerte. Ni la propia ni tampoco la de las personas que amamos. I esto cuando llega sin avisar, cuando todavía no toca. Cuando hay tantos y tantos proyectos, que hacer, tantos libros para leer y tantas aventuras. Para vivir y para conquistar, nos encuentra desarmados, sin herramientas ni mecanismos de defensa para poderla mirar con serenidad. Hacía solamente una semana que habíamos hablado tú y yo” (Marta Alós).
Precisamente, el adviento es la preparación a ese corazón sensible, que ha de hacerse poesía ante un alma brotando, para glorificarse con el mejor de los objetivos, la entrega a los que se hallen sin luz para hacer el camino de la vida.
A la nuestra la mareábamos, la importunábamos, y, en algunas ocasiones, llegábamos a colmar su inconmensurable paciencia, por ello, cuando le preguntábamos que qué era lo que íbamos a comer aquel día, a lo que no nos contestaba, y la teníamos cansada de repetirle la misma pregunta, nos respondía “piticos pitones”, comida que jamás llegó a explicarlos en qué consistía.
Mi novio de Internet me ama.
El francés del Sur me sorprende con su "buenos días"cada mañana.
Vivimos en una situación de alarma permanente. Todos los medios de comunicación nos aturden con sus repetitivas noticias sobre el COVID-19 y una zarabanda ininteligible de cifras de contagiados, hospitalizados y fallecidos que nadie consigue cuadrar.
La palabra pecado proviene del vocablo latino peccatum, que tanto para Cicerón como Virgilio tiene el significado de acción culpable, falta, culpa, delito, por lo que se le da un valor ético negativo.
Creo que le matarán,
con la mirada cruel,quieren sacarle la vida,
Según el diccionario, la palabra culto es el honor que se tributa religiosamente a lo que se considera divino o sagrado pero cada vez más gente no considera nada como divino y sagrado ni se siente obligada a tributar culto a Dios.
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