Siglo XXI. Diario digital independiente, plural y abierto. Noticias y opinión
Viajes y Lugares Tienda Siglo XXI Grupo Siglo XXI
21º ANIVERSARIO
Fundado en noviembre de 2003
Opinión
Etiquetas | Sensible | Religión | Dios | Teología

¿Por qué soy creyente?

Porque no me queda más remedio
Manuel Villegas
viernes, 26 de marzo de 2021, 11:18 h (CET)

Vamos a ver, me explico: cuanto contemplo, con la limitación que me da mi exiguo entendimiento, la inconmensurabilidad del universo en el que nos encontramos inmersos, no puedo menos que aceptar que ha sido creado por un Ente Superior, sin límites y sin principio ni fin.

Quienes no creen en le existencia de este Ser Supremo preconizan la existencia del Big Bang, o sea, literalmente gran estallido, por el que a partir de la "nada" emerge toda la materia, es decir, el origen del Universo.

Quienes defienden este aserto, aseveran que la materia era un punto infinitamente pequeño y de altísima densidad que, en un momento dado, explotó y se expandió en todas las direcciones, creando lo que conocemos como nuestro Universo.

Considero que, para defender una teoría del tipo que sea, hay que ser un poco serio y tener la mínima formalidad para que sea creíble lo que se sostiene.

No es aceptable que de la nada pueda surgir algo. Esto es una aberración mental inadmisible.

Pienso que soy “un cabeza cuadrada” y por ello no puedo admitir que de la no existencia pueda surgir la existencia.

Refieren que el torero El Guerra decía que lo que no puede ser no puede ser y además es imposible
Lo que no es, no puede ser al mismo tiempo lo que es. Esto es, según los griegos un oxýmōron o una contradictio in terminis, según los latinos, o una paradoja para los hispano hablantes

Por definición LA NADA es la carencia de toda existencia. De LA NADA no puede surgir algo. Por ello la NADA no puede crear, modificar o recomponer lo que no existe.

Así que quienes defienden esta teoría no se apoyan en algo que la pueda mantener o la sostener, por lo que son unos falaces que defienden lo que no se pueden afirmar. Pienso que ninguna persona mediantemente racional puede admitir que el ser y no ser constituyan al mismo tiempo igual cosa.

No es defendible.

No soy un Francisco de Asís, ¡Qué más quisiera!, pero cuando mis sentidos perciben todas la belleza que nos rodea, plantas, árboles, animales de todo tipo, el universo, en fin, no puedo entender que esa magnificencia haya salido de la carencia de la existencia.

En el Credo católico se dice: “Creador de lo invisible y lo visible”. Siempre he entendido esto como “Creador del macro y el microcosmos”. O sea, todo lo que compone el Universo, lo veamos o no.

La Ciencia, cada día, en su incuestionable avance, nos demuestra que existen cosas que “ni el oído oyó, ni el ojo vio” y se nos están revelando.

Los griegos consideraban que la partícula más pequeña era el átomo, es decir lo indivisible, del Griego ἄτομο o sea, no segmentable. Hoy día se habla de nanopartículas, lo que es igual a cuerpos que tiene una dimensión del orden de 100 nanómetros (equivalente a alrededor de un millar de átomos). ¿Qué se seguirá descubriendo?

Los masones mantienen la creencia en el Gran Arquitecto, creador de todo lo que existe. No soy masón, pero si mantengo que todo lo que nos rodea ha sido creado por un Ser poderoso e inconcebible sin principio ni fin.

Digo bien, inconcebible, pues cuando concebimos algo lo asimilamos y lo empequeñecemos para que pueda entrar en nuestra mente. Si, dentro de lo improbable, se diera ese caso, estaríamos reduciendo lo irreductible hasta hacerlo inferior a nuestra mente, por lo que no existiría la Divinidad, ya que sería inferior a nosotros.

Por ello, no me quemas remedio que creer en ese ser Superior e inaccesible.

Noticias relacionadas

La enseñanza de la filosofía nunca ha sido tan urgente como hoy. En un mundo dominado por datos, algoritmos y exigencias laborales que no dejan espacio al sosiego, la filosofía se alza como ese faro necesario para recordarnos que la educación no es solo instrucción, sino el camino hacia la libertad y la autonomía personal.

El 1 de julio de 1938, a la hora 20, el delegado norteamericano en la Conferencia para la Paz en el Chaco, Spruille Braden, informaba desde Buenos Aires al secretario de estado Cordel Hull que el delegado paraguayo Efraim Cardozo le había llamado para decirle que estaba tratando de convencer al presidente de la Delegación paraguaya, Gerónimo Zubizarreta, del plan para finiquitar el problema de límites entre Paraguay y Bolivia.

Dando por cierto que en este país la envidia es el deporte nacional, los españoles somos muy dados a la cerrazón, pero la obstinación y la porfía no le quedan a la zaga. Aquí, como decía Antonio Machado, “de diez cabezas, nueve embisten y una piensa”.

 
Quiénes somos  |   Sobre nosotros  |   Contacto  |   Aviso legal  |   Suscríbete a nuestra RSS Síguenos en Linkedin Síguenos en Facebook Síguenos en Twitter   |  
© 2025 Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto | Director: Guillermo Peris Peris
© 2025 Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto