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Siempre había deseado desde hace décadas escribir acerca de este tema, ahora tengo la oportunidad de hacerlo. Aquello, esto, ahora y siempre…, es una gran realidad que pernoctamos en el mismo Universo, incluyendo al Universo entre el mismo, con la diferencia en épocas, tiempos diferentes.
Son las palabras que aprendimos cuando pequeños que la serpiente le dijo a Eva en el Paraíso. Ésta, en su enajenación, la creyó y comió la fruta, desobedeció el mandato divino, perdió el Edén y nos lo hizo perder a todos los humanos sus descendientes, cometiendo el pecado original del que todas las personas somos reos. Esto ¿es una fábula, un mito, un cuento para niños pequeños, o para seres adultos?
“Una de las cuestiones clave a las que nos tenemos que enfrentar es si nuestras vidas acaban después de la muerte. La creencia en la eternidad determina nuestros hechos. Por lo tanto, es crucial determinar qué hay de mortal en nosotros, qué hay de eterno, y que atesoremos la parte eterna. La mayoría de las personas hace todo lo contrario”, (Blaise Pascal).
Todas las culturas han llevado dentro de su idiosincracia, así lo transmitieron, el espíritu de la “creencia” en el “ser” o “seres” superiores, que en cierto modo “controlaban” el devenir de las civilizaciones. Los diferentes pensadores clásicos, respetando su entorno, fueron añadiendo la “intelectualidad” a todo el proceso de desarrolló cívico-religioso.
Por más que se diga que se tiene que tener memoria histórica para que no se repitan los horrores del pasado, no aprenderemos la lección. Los corazones que es dónde se forjan las guerras y las injusticias sociales seguirán engendrando los pensamientos que nos llevan a cometer los crímenes y las injusticias que se cometen a diario en todos los estamentos sociales.
Hace unos días lancé al aire la preocupación que muchas personas, con las que trato habitualmente, tienen por la situación de mantener las iglesias cerradas. Remití mi artículo, inclusive, al obispado de Getafe y algún que otro religioso y sacerdote amigo.
Sólo recibí el comentario de uno de ellos, muy breve y sorprendente.
Ha llegado el instante del verdadero culto. No desfallezcamos, ante la negación total del mensaje de Pascua. Renovémonos cada amanecer. Por muy indiferentes que caminemos a diario, percibiremos una mística que está en cualquier esquina, que nos instará cuando menos a pararnos, a intentar ver más allá del paisaje de la imagen de Dios crucificado.
Poco antes de morir Claudio Naranjo su hijo le preguntó: “¿Crees que la gente sabe que morirá? El padre le respondió: “Sí que lo saben, pero no lo sienten. Si lo sintiesen se convertirían en buenas personas”. El patriarca Jacob que sentía que la muerte acechaba en la esquina llamó a sus hijos para decirles: “Juntaos, y os declararé lo que ha de acontecer en los días venideros” (Génesis 49: 1).
Jesús, según el Credo de la Iglesia Católica, es la palabra de su Padre, bendecida por la acción del Espíritu Santo. El Misterio del mensaje de Jesús está envuelto en tres principios la fe, la esperanza y la caridad. La salvación, que trajo a este mundo Jesús, el Mesías, está descrita en la palabra, en sus Evangelios, en sus Santas Escrituras.
“Una de las cuestiones clave a las que nos tenemos que enfrentar es si nuestras vidas acaban después de la muerte. La creencia en la eternidad determina nuestros hechos. Por lo tanto, es crucial determinar qué hay de mortal en nosotros, qué hay de eterno, y que atesoremos la parte eterna. La mayoría de las personas hace todo lo contrario”, (Blaise Pascal).
El título del escrito de Jordi Satorra i Marín: El poder del diablo. Su lectura me ha decepcionado. Esperaba encontrar alguna referencia bíblica pero no he encontrado ninguna. Únicamente se haya filosofía. En mis escritos es inevitable que me refiera al diablo porque sin él es totalmente imposible entender el comportamiento humano que nos lleva a la bancarrota.
“La felicidad solamente nos recuerda aquello que nos hace sentir así” (Dennis Lahore). Según esta definición, ser feliz consiste en el recuerdo de momentos agradables del pasado. Esto no es felicidad. Los recuerdos agradables no hacen feliz a nadie. Dichos recuerdos son añoranza.
“La gran diferencia entre el amor en la época de mis abuelos y padres y en las de hoy, es que nosotros tenemos una inmensa capacidad de elección romántica con acceso fácil a posibles relaciones de toda clase, a toda hora y en todas partes. Esta ilimitada capacidad de elección también genera reacciones indeseables, como el miedo de perder una relación mejor aunque tuvieses una de formidable” (Carrie Junkins, filósofa).
“Ahora bien, esta comunión en la diversidad se ha visto alterada históricamente por aquellos que se han desvinculado de sus pastores por motivos doctrinales u organizativos y han actuado al margen de la comunión con el resto. Dicho con otras palabras, han roto la “plena” comunión eclesial".
Viajaba en un viejo tren, un desenvuelto muchacho, leyendo un libro de ciencias que tenía entre sus manos. Al lado del jovencito, viajaba un señor anciano, que entre sus manos leía la Biblia muy relajado.
¿Ya visitaste el ajolotario de Toluca? Este nuevo y bonito proyecto se encuentra en el Parque de la Ciencia Sierra Morelos, en el que podrás observar 22 ejemplares de ajolotes, 10 en su fase terrestre y 12 en su fase acuática, los cuales pertenecen a seis diferentes especies: Achoque de Patzcuaro, ajolote del Altiplano, de Xochimilco, de Toluca, de Zacapu y el Arroyero.
Según Alexis Racionero, “desde el punto de vista de la filosofía oriental, la raíz de todo miedo es la dependencia. Es esencial podernos liberar del miedo y por esto tenemos que desprendernos de toda clase de dependencia. Tenemos miedo porque tememos perder alguna cosa. Si relativizamos la importancia, los temores se reducen.
Ese "Señor", el Dios de la Biblia, es un psicópata de manual. Alguien que disfruta mintiendo, manipulando y agrediendo, causando terror a diestro y siniestro. Vive y disfruta en el conflicto y no en la paz, le fascina mantener a cuanta más gente aterrada ante su existencia y haciendo lo que él ordene, lo que se le ocurra, por caprichoso y estúpido que sea.
“Decía santa Teresa de Jesús que a Dios se le encuentra incluso en la ollas. La fundadora de la orden de los Carmelitas Descalzos, además de ser representante de la literatura del siglo de oro, inicia con esta metáfora que la Divinidad no solo resplandece en las ceremonias solemnes, sino también en los pequeños actos cotidianos, cazuelas e iglesias al margen, en las librerías".
Hace poco, en la iglesia Santa María Maravillas de Jesús de Getafe, escuche una breve homilía en la que se exponía el tema de la fe. Creer en tiempos de Jesús era un aceptar lo que se veía y lo que se prometía. Más tarde el misterio de la fe trepida constantemente en el interior del ser humano. Decía el joven sacerdote, al finalizar su breve pero intensa homilía, hoy, creer está rodeado de todo tipo de pruebas y dificultades... No hay respuestas.
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