MADRID, 8 (OTR/PRESS) Hace unas semanas leí un articulo publicado por el Instituto Elcano y firmado por Iliana Olivié sobre los recortes que vienen adoptando distintos países en ayuda al desarrollo. Resulta que muchos, yo entre ellos, creíamos que el de Donald Trump era el único gobierno occidental que había decidido reducir la ayuda oficial al desarrollo, en el caso de Estados Unidos a través de USAID, su agencia de cooperación. Y digo que muchos creímos que era el único "malo" de la película por ignorar que, en estos últimos meses, otros países habían venido reduciendo su contribución a los fondos dedicados al desarrollo. De manera que antes de que Trump hiciera su anuncio a bombo y platillo, países como Alemania, Reino Unido, Francia, Bélgica, Países Bajos e incluso Suiza, ya habían aprobado los recortes en ayuda al desarrollo. Lo que me lleva a pensar y escribir que la hipocresía en política internacional no tiene límites, y que los mismos países que claman contra la decisión de Trump, se le habían adelantado reduciendo su aportación a la ayuda al desarrollo. Sin duda, el principal donante siempre ha sido Estados Unidos; por tanto la reducción de su contribución es una pésima noticia. Por si les interesa les diré que en este años 2025 el total de reducción de fondos de todos los países va a alcanzar los 70.000 millones de dólares. La señora Olivié, investigadora del Instituto Elcano, explica esta reducción decidida por la mayoría de los países por la necesidad de afrontar la reducción del déficit fiscal, consecuencia entre otras cuestiones de los efectos del Covid, pero también porque la guerra en Ucrania obliga a la inversión en defensa y desarrollo militar. Sin olvidar el auge de la extrema derecha con su discurso "antimulticulturalista", lo que supone un rechazo a la inmigración y a la Agenda 2030. De manera que la decisión de Donald Trump, que tanto nos ha preocupado y escandalizado, tenía ya un precedente en las decisiones calladas de países europeos, solo que estos no lo habían anunciado a bombo y platillo como Trump, que es un bocazas, pero la decisión y el resultado es el mismo. Estos recortes en ayuda al desarrollo van a causar un enorme perjuicio en millones de personas al reducirse en unos casos y suprimirse en otros, las ayudas recibidas, lo que va a provocar crisis humanitarias a lo largo y ancho del mundo. Una vez más las prioridades del "primer mundo" lleva a los países a aparcar la ayuda necesaria para la supervivencia de millones de personas en otros lugares del planeta. No caben hipocresías apuntando solo a Estados Unidos para lavar nuestra conciencia. La decisión de recortar la ayuda al desarrollo se adoptó antes en la civilizada Europa. De manera que nos deberíamos de aplicar el viejo refrán de "dime de lo que presumes y te diré de lo que careces". O ese de la viga en el ojo ajena y la paja en el propio.
|