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Obama No Merece el Voto Progresista Norteamericano

Ben Tanosborn
jueves, 28 de junio de 2012, 06:54 h (CET)
Después de haber tomado parte en el proceso electoral de las ultimas 12 elecciones presidenciales, he resuelto que mi aportación de voto si contará esta decimotercera vez, y no regalaré mi voto una vez mas a uno de los dos partidos políticos que mantienen al votante norteamericano servil a poderosos intereses que mediante soborno indirecto han destrozado la democracia.  Durante los próximos cuatro meses mis artículos tendrán el mismo tema central: porqué la relección de Barack Obama será perjudicial, a largo plazo, al bienestar social y político de la ciudadanía norteamericana; no toda la ciudadanía, es cierto, tan solo esa mayoría del 80 por ciento en estado de pobreza o en rumbo a él.

La llamada clase media en EEUU ya ha sido destrozada económicamente, aunque la mitad de ella, ya en la pila de basura, o gateando hasta ella, son ignorantes de su situación o simplemente prefieren cerrar sus ojos ante la realidad.  Y es esa realidad, el no aceptar la verdad de las condiciones socioeconómicas presentes, lo que encadena a casi todo el electorado a los dos partidos que se alternan en gobernarnos.  Harriet Tubman, la abolicionista afro-americana y humanitaria, se encaró con esa misma realidad hace siglo y medio, diciéndonos, “Liberé a mil esclavos.  Hubiera podido liberar a otros mil más si tan solo ellos supieran que son esclavos”.  Los verdaderos progresistas en EEUU hoy día confrontan esa misma ignorancia.

Como en todas las elecciones pasadas, los progresistas en toda su variedad están siendo cortejados por los Demócratas por su voto.  Después de todo, se les dice, son parte de esa organización política que les permite una voz, aunque amortiguada, dentro de la política estrecha del país.  Una vez mas les llega ese recordatorio cuadrienal del liderazgo Demócrata: “Serenos, hermanos, que somos el menor de los dos males… ¿Qué vais a hacer, tirar vuestro voto… o dárselo a la clase gobernante militar-corporativa que representan los Republicanos?”

Claro que ese liderazgo Democrático, con una mascara más gentil y benigna, no es otra cosa sino la otra cara de la misma maléfica moneda.  No importa el numero de veces que el electorado eche su destino a cara o cruz, el resultado será el mismo… o casi el mismo: un gobierno sin democracia o que represente al pueblo… un gobierno de la, por la, y para la clase gobernante militar-corporativa.  El que lo pensemos de otra manera es un tributo a la amoralidad o a la ignorancia.

En el 2008, una buena parte del tren electoral que puso a Obama en la presidencia, lo hizo con la esperanza de que un político fresco, sin la contaminación o envenenamiento que es Washington, iba a tener el valor de confrontar a ese cancerbero norteamericano de tres cabezas: el Pentágono, Wall Street y la Hipo-cristiandad.  Obama tardó poco en demostrarnos que carecía tanto de liderazgo como de valor para enfrentarse a ese tricéfalo que guarda ese inframundo donde reside el 80 por ciento de norteamericanos.  Un esperado petardo de presidente que termino por no estallar, un inútil total… bien sea en cuanto a “su guerra” en Afganistán… o en atacar el problema de injusticia a los palestinos… o en confrontar la realidad económica del país con claridad y justicia… o en resolver el problema de inmigración… o en terminar con el abuso extenso de derechos humanos, desde Guantánamo al uso de los aviones-drone.

Desde los 60 a los 80, una empresa norteamericana que enlataba y vendía atún, StarKist, usaba en su promoción televisiva, y con mucho éxito, una mascota-caricatura, Charlie el Atún.  Los anuncios representaban a Charlie como un guay o modernillo con cachucha de pescador griego y gafas de botella de Coca-Cola intentando ser pescado y enlatado como producto de primera calidad.  Charlie creía merecérselo por ser un atún de “buen gusto”.  Pero siempre terminaban tirándole al agua, diciéndole… “Lo sentimos, Charlie”… haciéndole ver al televidente que StarKist no estaba a la pesca de atún con “buen gusto” sino con “buen sabor”.

Y como Charlie, nuestro presidente de buen gusto – elocuente, educado y simpático – carece de los atributos necesarios que requiere la dieta norteamericana: visión; determinación; firmeza en confrontar los problemas del Oriente Medio; conocimientos de economía; y valor para encararse con el mando militar cuya razón de ser está en mantener contiendas por todo el mundo.

Así como StarKist, la marca de calidad, le dijo a Charlie el Atún, “Lo sentimos, Charlie”, abogo el que los norteamericanos digamos lo mismo el martes, 6 de noviembre, con un “Lo sentimos, Obama”.  Exploraremos las razones durante las próximas semanas.

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