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Pablo Primo y Miguel Cañigral
A cuatro días del comienzo de la Eurocopa, muchas son las preguntas de unas aficiones que han visto, en los partidos preparatorios, como ninguna selección parece estar preparada para afrontar este torneo. Más allá del favoritismo de España o Países Bajos, la duda recae en conocer el papel de combinados como Inglaterra o Italia.
La fuerza rusa radica en su solidez defensiva y la experiencia de sus jugadores. De hecho llegan a la Eurocopa habiendo perdido solo un partido en la fase de clasificación con cuatro tantos encajados en diez encuentros, compensando así su falta de gol y la irregularidad de algunas de sus estrellas. Las asociaciones, ritmo y electricidad ofensiva han dado paso a la contundencia defensiva y a la gran organización de un mediocampo con tanta fuerza como técnica.
Rusia parte como la favorita del Grupo A. Una selección con jugadores que se conocen a la perfección y confeccionada prácticamente por dos equipos: el Zenit y el CSKA locales. La edad media de los jugadores rusos ronda los 29 años, un equipo veterano donde Advocaat sostiene un 4-3-3 con Zyryanov, Dzagoev y Arshavin como estrellas. La defensa de tres centrales que sorprendió en Austria ha dado paso a una línea de cuatro con Anyukov y Zhirkov en los laterales, dos amenazas constantes por su despliegue ofensivo. Quizás hay algunas dudas en una pareja de centrales bastante lenta. Tras la baja de Vasily Berezutski, su hermano gemelo Aleksei formará junto a Ignashevich.
En mediocampo aparece la clase de
Denisov, un indiscutible por su gran
visión de juego. Sus escoltas en la medular serán Shirokov, de corte más defensivo, y Zyryanov, un veterano con proyección más ofensiva y bisagra con los
hombres de ataque. En principio Dzagoev
y Arshavin tienen un puesto asegurado. El primero aporta llegada y gol
mientras que el ex jugador del Arsenal está llamado a marcar las diferencias
como hace cuatro años. Las miradas y responsabilidad recaerán sobre estos dos
jugadores pese a no pasar por su mejor momento. El gol es una cuestión de Kherzakov o Pavlyuchenko aunque
Advocaat tiene un amplio repertorio ofensivo con Pogrebnyak y el imberbe Kokorin.
Después de clasificarse como segunda en un grupo liderado por España y deshacerse en la repesca de la correosa Montenegro aparece nuevamente en escena la República Checa. Un bloque que mezcla savia nueva con la veteranía de Cech, Rosicky o Baros. Estrellas eternas que liderarán a una selección que falló en la última cita de Sudáfrica y que siempre da que hablar en los torneos continentales. Encuadrada en el grupo A, el más débil de la Eurocopa, Michal Bilek tendrá la misión de guiar a sus jugadores a los cuartos de final. El principal objetivo.
Sin embargo las expectativas son bajas para los checos después de una titubeante fase de clasificación. Un equipo que está adquiriendo nuevas señas de identidad tras un doloroso relevo generacional y que enfilará la competición con una mezcla de juventud y disciplina. El Viktoria Plzen es una de las bases del combinado checo con jugadores como Jiracek, Pilar, Limbersky o Rajtoral que se han convertido en indispensables al aportar contundencia y estabilidad defensiva. Un equipo joven y conjuntado, con Rosicky y Cech como grandes individualidades.
Desde que el seleccionador Michal Bilek tomó las riendas los checos se despliegan sobre un 4-2-3-1 muy conservador que tiene como una de las gratas sorpresas al lateral Gebre Selassie, el primer jugador negro en representar a los centroeuropeos, que estará acompañado en defensa por Sivok, Hubnik y Kadlec. En mediocampo, con libertad para Rosicky, nos encontramos con un viejo conocido: Plasil, ex de Osasuna y ahora en el Burdeos. Suele situarse por la derecha, junto a Hubschman, un mediocentro que barre todo lo que sale a su paso.
De esta manera, con la ayuda de Jiracek y Pilar en la medular, se ha podido liberar a Rosicky de las tareas defensivas y de un rígido esquema de juego para que conecte con el único atacante. Allí nos encontraríamos con la envergadura de Necid, ariete del CSKA ruso, pero sus problemas físicos harán que Milan Baros vuelva a tirar del carro checo. Es el máximo goleador del equipo con 40 dianas en 87 partidos internacionales, un buque insignia como el portero campeón de Europa con el Chelsea: Peter Cech, capitán y líder de una selección que intentará volver a dar la campanada como en 1996 donde consiguió el subcampeonato detrás de Alemania.
El objetivo de Grecia no puede ser mayor que superar la fase de grupos. Su entrenador es el portugués Fernando Santos, quien ha sabido mantener el bloque del mundial de Sudáfrica y conseguir un bloque bien formado y trabajador.
Grecia no tiene un hombre que destaque por encima del resto. Podríamos destacar al poderoso delantero Samaras pero, quizá, el referente heleno sea el delantero Salpingidis, aunque en 52 partidos tan solo ha marcado seis goles.
La gabarra "Athletic" está feliz, puesto que por fin verá finalizada su inactividad de tanto tiempo. Todo ello porque los bilbaínos pusieron fin a su maldición de cuarenta años sin ser campeones de la Copa del Rey, con seis finales perdidas, cinco en los últimos 15 años. El equipo de Valverde debió esperar a la tanda de penaltis para vencer a un combativo Mallorca y alcanzar la gloria, pero esta Copa, "su" Copa más deseada, por fin podrá lucirla ante su gente por la ría de Bilbao.
Una Copa para el Madrid, la 20ª de su historia; una Copa para Rodrygo Goes, MVP y autor de los dos goles que vuelven a dar el título copero a los blancos, nueve años después de aquel recordado triunfo en Mestalla frente al Barça. Y, a la vez, un subcampeonato, el segundo de su historia, con honores de campeón para Osasuna.
El Real Betis Balompié es el campeón de la Copa del Rey. El equipo verdiblanco, en su ciudad, delante de su gente que lo sigue sin rechistar, ha salido victorioso por tercera vez después de una nueva final épica, como todas las que disputa, y en la que un rival tan sumamente digno como el Valencia y que ha merecido la Copa tanto como él solo ha claudicado en la cruel tanda de penaltis.
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