Los primeros resultados que salen de los comicios de Francia es que el opositor socialista François Hollande ganó la primera vuelta con alrededor del 28.5% de los votos ante el presidente derechista Nicolas Sarkozy quien obtuvo un 27%.
La segunda vuelta ha de ser el domingo 6 de mayo, donde la socialdemocracia es la favorita para destronar 17 años de 3 mandatos conservadores consecutivos.
En relación a las anteriores 3 presidenciales francesas se ha visto un crecimiento de los socialistas. En 1995 ellos con Jospin ganaron la primera vuelta con el 23% (pero la derecha unida con Chirac les venció en el turno final por 52.64% a 47.36%). En 2002 Juspin ni si quiera entró al balotaje (apenas sacó un 16.18%, con lo cual hizo que la segunda vuelta se polarizara entre Chirac contra la ultraderecha xenofóbica de Le Pen haciendo que el presidente centroderechista fuese reelecto por un aplastante 82.2% contra 17.8%). En 2007 la socialista Ségolene Royal perdió ante Sarkozy en ambas vueltas (31.2% vs 25.9% en el primer turno y 53% vs 47% en la recta final).
En comparación a la primera vuelta pasada (2007) la socialdemocracia ha quedado casi 3 puntos encima mientras que Sarkozy ha perdido 4 puntos.
Hay otras 3 nuevas variantes. Si en 2007 la tercera fuerza fue la del centro de François Bayrou quien consiguió un 18.6% (siendo su endose clave para el triunfo final de Sarkozy), hoy él cayó al quinto puesto por debajo del 9%.
Esta vez el tercer lugar lo ha ocupado Marina, la hija de Le Pen, quien obtuvo 19%. Ésta es la mayor votación que haya tenido el extremista Frente Nacional en su historia. Su padre Jean Marie Le Pen no llegó ni al 18% cuando en el 2002 fue uno de los finalistas del balotaje.
Todo tercer lugar trata de inclinar la balanza en la decisión final. En el 2007 Sarkozy se sintió más cómodo cortejando al centro que los socialistas, pero esta vez si se inclina mucho hacia Le Pen puede enajenar al centro y hacia la gran mayoría del país hostil a la ultraderecha.
Por último, en la izquierda se ha producido un reacomodo. En las últimas presidenciales la izquierda no socialdemócrata había quedado liderada por una de las 2 fracciones trotskistas (la de Lucha Obrera o la de los comunistas revolucionarios) mientras que el otrora poderoso Partido Comunista se estaba minimizando.
En el 2012 el Frente de Izquierda entre un ala socialista y los comunistas obtuvo un 11% reduciendo a que las fracciones trotskistas divididas hayan sacado su peor resultado en décadas.
La izquierda suma un 42% de los votos y Hollande necesita conseguir un extra 9% para asegurarse, lo cual puede conseguir presentando un programa radical que mine la base popular de Le Pen o haciendo concesiones el centro de Bayrou.