Si hay algo que ha quedado claro en la perfomance rajoynita del nuevo congreso de Bulgaria, capital Sevilla, es que los varios millones de votantes del PP se van a quedar una vez más con las ganas de saber, tras tres días de profundo cainismo e idolatría, de la orientación filosófico-político-moral del marianismo. Porque uno desconoce si este PP –cada día más PPOE- es de izquierdas, de centro, reformista o no se sabe qué. Y es que cada vez que Mariano Rajoy pronuncia la palabra liberal, Adam Smith se autoflagela ante semejante herejía. Pero como Mariano sigue siendo el rey, como dice la canción mexicana, todo el mundo calla, otorga y se produce una amnesia generalizada vaya a ser que no aparezcan en la foto. Es esa especie de frenesí cárnico que parece atacar a las hordas populares como metáfora moderna de la avenencia tardoaznarista.

Así que poco puede extrañar que el filomarianismo se haya convertido en una nueva religión para las hordas genovesas. Como prueba, esas miradas cómplices y esas risas enlatadas, sacadas de una pésima sitcom, que miraban a Mariano con el clásico, acuérdate de lo mío. Implorando, tal vez, clemencia. Máxime ahora que el líder popular se contonea por el paraíso monclovita. Hora, pues, de enmudecer. ¿Por qué nadie ha discrepado en Sevilla de la gran mentira que ha perpetrado este Partido Popular? Es decir, engañar a los ciudadanos subiendo impuestos. Pero claro, la silla en Génova es un tesoro muy preciado para incriminar a Mariano de practicar el arte de esquilmar al sufrido ciudadano so pena de costear los gastos y despilfarros de la casta política regia. Faltaría más. Las oligarquías no se tocan. Y los parásitos sindicaleros que no representan a nadie menos. En ese viaje al centro de la nada, la paz social es intocable, aunque para ello haya que crujir a las clases medias con la excusa de rebajar el déficit, herencia envenenada del zapaterismo –que a mejor vida quede-.

Lo malo de transitar no se sabe si a la izquierda si a la derecha o al extremo centro es que cuando se pierde el norte se prostituyen los principios. Y visto lo visto en este PP - cuyo poder no se discute- se aplica el principio de Peter y los más zotes son los que más triunfan. Razón por la cual, el ínclito Iñaki Oyarzabal es el nuevo gurú de las libertades. O lo que es lo mismo: el flamante nuevo secretario de Justicia, Libertad y Derechos Sociales. Para desgracia de algunos, no solo hay que pedirles cuentas a los políticos por lo que hacen, sino también por lo que dicen. Y efectivamente en materia de libertades nadie mejor que el personaje que piensa que Rosa Díez da oxígeno a ETA por criticar la política antiterrorista del nuevo gobierno. Con un par. Lo triste es que hemos pasado de un Partido Popular de héroes a uno de personajes que se han jactado de decir que Mayor Oreja no se enteraba de lo que pasaba en el País Vasco o que María San Gil era una carga para el PP Vasco. Ya fuere porque María estaba alterada, no se había repuesto del atentado de Gregorio Ordóñez o estaba enferma. Cuando se ningunea a los principios, tan sólo queda la pleitesía en olor de multitudes. Venid y vamos todos con flores a porfía con flores a Mariano que nuestro líder es. Me temo que es el camino perfecto para el éxito ad aeternum. Aunque para ello haya que finiquitar a los referentes. Qué triste.