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Etiquetas | Fútbol / Liga BBVA
El Sevilla desperdicia un rosario de ocasiones que le impide amarrar un importantísimo triunfo

La ceguera se vuelve impotencia (0-0)

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Ficha técnica
Sevilla FC: Javi Varas(1); Martín Cáceres (1), Spahic (1), Fazio (1), Luna (2); Medel (1), Trochowski (1) Jesús Navas (1), Reyes (2), Manu del Moral (1); Negredo (0).

Espanyol: Kiko Casilla (1); Galán (1), Raúl Rodríguez (2), Forlín (2), Dídac (1); Javi López (1), Raúl Baena (1); Rui Fonte (1), Verdú (2), Thievy(1); y Álvaro (1)..

Cambios: En el Sevilla Kanouté (1) por Negredo (min 45), Perotti (1) por Manu (min 55) y Rakitic (-) por Trochowski (min.64); y en el Espanyol Weiss (1) por Thievy, Rui Fonte por Albín (min 69), y Cristian Gómez por Javi López.

Goles: .

Árbitro: Fernando Teixeira Vitienes (Comité Cántabro). Amonestó al local Kanouté (m.75) y a los visitantes Dídac (m.22), Forlín (m.33), Verdú (m.76) y Álvaro (m.77).

Incidencias: 40.000 espectadores en el estadio Sánchez Pizjuán. Terreno de juego en buenas condiciones.

Datos destacables
Lo mejor: Reyes
El utrerano le ha dado un nuevo aire al equipo, aunque aún no se ha traducido en goles

Lo peor: nulidad ante el gol
El Sevilla muestra una preocupante incapacidad para convertir sus ocasiones en gol

El dato:
.
El Sevilla confirma que el estado de alarma que empieza a extendérsele como una voraz metástasis está más que fundado, y lo hace además firmando otro ejercicio de impotencia ante su parroquia, que ha perdido definitivamente la paciencia. Un rosario de ocasiones claras desperdiciadas, sobre todo en la primera parte, y una reedición del equipo triste y mortecino que tortura a la afición sevillista en la segunda fue de nuevo lo que se encontraron todos los aficionados blancos una vez más. 

El Espanyol, por su parte, se lleva un botín que tiene un valor muy significativo, sobre todo tras los agobios de la primera mitad. Por mucho que Marcelino quiera transformar la palparia realidad que se refrenda cada semana en el césped, su Sevilla, ese sobre el que tantas ilusiones se habían puesto tantas ilusiones, no carbura. 

Cierto es que al menos, y es lo que da algo de pie a la esperanza, crea ocasiones, y algunas de ellas muy claras, como hoy en la primera parte. Reyes, Negredo, Navas o Trochowski dispusieron de ellas, tanto en jugadas elaboradas como en finalización con tiros lejanos. Pero igual de cierto es que la ceguera ante el gol es total y absoluta, y que además el Sevilla es incapaz de mantener un ritmo de partido uniforme y constante y que se juegue en todo momento a lo que le interesa. 

El Espanyol hoy, a pesar de verse claramente superado en la primera parte, pudo llegar con el empate inicial al descanso, lo que sin duda reforzaba su planteamiento y su plan de cara al segundo tiempo. 

Un par de escaramuzas del bullicioso Verdú fue lo único destacable. En el segundo tiempo, el Sevilla buscó el gol que le diera una victoria clave para afrontar el derbi con garantías y con la debida moral, pero a la invidencia futbolística que padece se le une la del gol, de manera que la segunda mitad fue una oda a la impotencia. 

Kanouté entró por un desaparecido Negredo, al que el tren de la Eurocopa se le está escapando en sus narices, y ni siquiera con el gigante malí el guión del partido pudo cambiar. Mientras tanto, el Español, que había vivido más pendiente de guardar la ropa que de intentar nadar a la otra orilla, empezó a preguntarse si no sería posible incluso llevarse los tres puntos. 

Sin embargo, también su falta de claridad de ideas le amarró de pies y manos a la hora de llevar a cabo la misión, y el partido se dirigió inexorablemente al destino que le aguardaba, un empate a cero que lastra aún más al Sevilla en su objetivo y qué decir a su entrenador. 

Reyes, casi al final, pudo dar el timonazo definitivo al partido, pero definitivamente a este equipo, que no hace mucho tenía gol casi por castigo, ahora mismo le cuesta un mundo. Mal asunto si se quiere tener opciones de cumplir el objetivo y no convertir la segunda vuelta de la temporada en un verdadero calvario.

La ceguera se vuelve impotencia (0-0)

El Sevilla desperdicia un rosario de ocasiones que le impide amarrar un importantísimo triunfo
Salvador Nieto
sábado, 14 de enero de 2012, 22:03 h (CET)
Ficha técnica
Sevilla FC: Javi Varas(1); Martín Cáceres (1), Spahic (1), Fazio (1), Luna (2); Medel (1), Trochowski (1) Jesús Navas (1), Reyes (2), Manu del Moral (1); Negredo (0).

Espanyol: Kiko Casilla (1); Galán (1), Raúl Rodríguez (2), Forlín (2), Dídac (1); Javi López (1), Raúl Baena (1); Rui Fonte (1), Verdú (2), Thievy(1); y Álvaro (1)..

Cambios: En el Sevilla Kanouté (1) por Negredo (min 45), Perotti (1) por Manu (min 55) y Rakitic (-) por Trochowski (min.64); y en el Espanyol Weiss (1) por Thievy, Rui Fonte por Albín (min 69), y Cristian Gómez por Javi López.

Goles: .

Árbitro: Fernando Teixeira Vitienes (Comité Cántabro). Amonestó al local Kanouté (m.75) y a los visitantes Dídac (m.22), Forlín (m.33), Verdú (m.76) y Álvaro (m.77).

Incidencias: 40.000 espectadores en el estadio Sánchez Pizjuán. Terreno de juego en buenas condiciones.

Datos destacables
Lo mejor: Reyes
El utrerano le ha dado un nuevo aire al equipo, aunque aún no se ha traducido en goles

Lo peor: nulidad ante el gol
El Sevilla muestra una preocupante incapacidad para convertir sus ocasiones en gol

El dato:
.
El Sevilla confirma que el estado de alarma que empieza a extendérsele como una voraz metástasis está más que fundado, y lo hace además firmando otro ejercicio de impotencia ante su parroquia, que ha perdido definitivamente la paciencia. Un rosario de ocasiones claras desperdiciadas, sobre todo en la primera parte, y una reedición del equipo triste y mortecino que tortura a la afición sevillista en la segunda fue de nuevo lo que se encontraron todos los aficionados blancos una vez más. 

El Espanyol, por su parte, se lleva un botín que tiene un valor muy significativo, sobre todo tras los agobios de la primera mitad. Por mucho que Marcelino quiera transformar la palparia realidad que se refrenda cada semana en el césped, su Sevilla, ese sobre el que tantas ilusiones se habían puesto tantas ilusiones, no carbura. 

Cierto es que al menos, y es lo que da algo de pie a la esperanza, crea ocasiones, y algunas de ellas muy claras, como hoy en la primera parte. Reyes, Negredo, Navas o Trochowski dispusieron de ellas, tanto en jugadas elaboradas como en finalización con tiros lejanos. Pero igual de cierto es que la ceguera ante el gol es total y absoluta, y que además el Sevilla es incapaz de mantener un ritmo de partido uniforme y constante y que se juegue en todo momento a lo que le interesa. 

El Espanyol hoy, a pesar de verse claramente superado en la primera parte, pudo llegar con el empate inicial al descanso, lo que sin duda reforzaba su planteamiento y su plan de cara al segundo tiempo. 

Un par de escaramuzas del bullicioso Verdú fue lo único destacable. En el segundo tiempo, el Sevilla buscó el gol que le diera una victoria clave para afrontar el derbi con garantías y con la debida moral, pero a la invidencia futbolística que padece se le une la del gol, de manera que la segunda mitad fue una oda a la impotencia. 

Kanouté entró por un desaparecido Negredo, al que el tren de la Eurocopa se le está escapando en sus narices, y ni siquiera con el gigante malí el guión del partido pudo cambiar. Mientras tanto, el Español, que había vivido más pendiente de guardar la ropa que de intentar nadar a la otra orilla, empezó a preguntarse si no sería posible incluso llevarse los tres puntos. 

Sin embargo, también su falta de claridad de ideas le amarró de pies y manos a la hora de llevar a cabo la misión, y el partido se dirigió inexorablemente al destino que le aguardaba, un empate a cero que lastra aún más al Sevilla en su objetivo y qué decir a su entrenador. 

Reyes, casi al final, pudo dar el timonazo definitivo al partido, pero definitivamente a este equipo, que no hace mucho tenía gol casi por castigo, ahora mismo le cuesta un mundo. Mal asunto si se quiere tener opciones de cumplir el objetivo y no convertir la segunda vuelta de la temporada en un verdadero calvario.

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