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Bueno días, Panticosa, hoy no es un buen día. No es un buen día para la rutina, para la tristeza, la seriedad, el vértigo. Hoy es un buen día para andar con una pértiga en las manos sobre un cable a mil metros del suelo. Hoy es un buen día para ir sin red.
Despierta Señor los corazones que duros como piedras ignoran el horror, la enfermedad, el hambre del mundo trae Señor a la mente luz para los enajenados por el odio y su miseria egoísta...
Dado que soy ya una persona entrada en años, nacido en un país católico en el que he procurado vivir con cierta coherencia desde mi niñez, observo que en este país, en el mío, como sucede en buena parte de Europa, la Iglesia Católica se sitúa ante un gran desplome de vocaciones, práctica religiosa y sacramentos.
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