Bueno días, Panticosa, hoy no es un buen día. No es un buen día para la rutina, para la tristeza, la seriedad, el vértigo. Hoy es un buen día para andar con una pértiga en las manos sobre un cable a mil metros del suelo. Hoy es un buen día para ir sin red. Hoy es un buen día para calzarse zapatos de funambulistas. Y caminar con el viento en la cara sin que nada nos importe.
Cada día me doy un baño en el ibón de tu nombre. Y hago unos largos y me zabullo y hago windsurfing y tomo el sol en la playa que lleva tu nombre. Y me duermo mecido con el vaivén de las olas y al despertarme, noto que en mi piel estaba eascrito tu nombre grabado a fuego: Panticosa. Y me pongo crema de la marca que lleva tu nombre y siento alivio. Y me pongo más y me siento mejor. Y cuando despierto del sueño, siento que un mar en calma se coló dentro de mí. Y me pongo a nadar y nadé hasta la isla de tu nombre y allí me construí una casa y me mudo y me quedo a vivir.
A la deriva iba cuando te conocí. Tu sonrisa era una tabla que flotaba por allí y, sin tu permiso, a ella me agarré. A la deriva iba cuando, me até a la jarcia de tu mirada y me enrolé en el tono de tu voz para navegar contigo en aquel eterno momento. A la deriva iba cuando, en la marisma de tu paz eché el ancla, fondeé mi barco y allí conseguí sobrevivir al naufragio cotidiano. Entré en la llanura húmeda próxima al mar de tus sílabas. Y la pomada de tus labios reparó las maltrechas cuadernas de mi casco...
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