Los juniors de oro lo han vuelto a conseguir. El oro es la palabra que mejor les define. No se cansan de ganar. Ahora ha sido en el Eurobasket 2011 ante la poderosa Francia de Parker, Noah y Batum. Los calificativos se acaban para una generación que ha colocado al baloncesto español en la cúspide. Llámenme poco original, pero esta selección es “La Bomba”.
Juan Carlos Navarro, “La Bomba” Navarro, ha sido el auténtico crack del torneo. En una época en la que prima el físico por encima del talento, tener a Navarro es una alegría. Él se ha convertido en el factor diferencial, con unas exhibiciones en cuartos, semis y final pocas veces vistas en el baloncesto FIBA. A sus 32 años, vive el momento más dulce de su carrera y más allá de acaparar todos los flashes de los medios, Navarro ha protagonizado el momento más emocionante de todo el campeonato.
Porque Felipe Reyes lo merecía. El capitán del Real Madrid ha sido el encargado de levantar al cielo la copa que nos acredita como campeones. Con lágrimas en los ojos al ver la calidad humana de sus compañeros y a su madre llorando en la grada, Felipe sentía también como su padre estaba presente en Kaunas. Reyes acumula siete medallas como componente de este grupo, que destaca por eso, ser un grupo de amigos que se une para jugar al baloncesto.
Los juniors de oro se merecen cerrar el círculo en Londres 2012. Bicampeones de Europa, Campeones del Mundo y Subcampeones Olímpicos. Esta generación de 1980 tiene ante sí un último reto vistiendo la camiseta de la selección: el oro en los JJ.OO. Con ella cerrarían definitivamente el círculo. Una victoria ante Estados Unidos sería el colofón a una trayectoria de oro que se inicio precisamente en el Mundial Junior de Lisboa de 1999. A Pau, Navarro, Calderón y Reyes les queda esa última frontera por conquistar. Y seguro que van a por ella.
Hoy no es un día para hablar de Sergio Scariolo, sino para celebrar un nuevo triunfo del deporte español. Y lo más importante, aunque el futuro parece asegurado con los éxitos de las categorías inferiores y los nuevos jugadores que se van incorporando a la absoluta, disfruten de esta generación porque son irrepetibles, únicos. Son la Bomba.