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El PP no quiere renunciar a sus orígenes

Franco sigue presente en España

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Los cuarenta años en los que Francisco Franco “reinó” en España, por la gracia de Dios decían las monedas con su careto en el anverso, marcaron a este país hasta el extremo que todavía ahora la alargada sombra del dictador, golpista y asesino sigue dando miedo a unos y alentando a otros a tener veleidades antidemocráticas como las de algunos de los que fueron ministros de Rajoy, como Margallo pidiendo medidas desconocidas en democracia contra Catalunya o el ínclito Fernández Díaz conspirando, qué casualidad, también contra Catalunya y presumiendo de sus influencias en la Fiscalía o de haberse cargado la sanidad catalana. Por, no olvidar a quién fue tachado como el ministro más progresista de los que por el PP han pasado, ese Ruiz Gallardón aguantando a pie firme los cantos y toda la parafernalia fascista que acompañó el sepelio de quien fuera su suegro, Utrera Molina, uno de los que firmó el conforme, junto con Franco, a la sentencia que llevó a ser ejecutado mediante garrote vil a Salvador Puig Antich.

Con estos antecedentes es imposible que el Partido Popular, donde también, desde los tiempos de Aznar, anida la extrema derecha española, se avenga por las buenas a desahuciar el cadáver del general golpista sacándolo de la Basílica del Valle de los Caídos, monumento funerario de dudoso gusto artístico construido con la sangre, el sudor y las lágrimas de miles de prisioneros republicanos que, obligatoriamente, tuvieron que unir a la pena de haber perdido la guerra, y con ella la libertad y los derechos democráticos, el tener que cumplir condena construyendo aquel mausoleo fruto de la megalomanía del sangriento general rebelde.

Y aquí es donde el PSOE, perdido el norte, como cumpliendo una penitencia por haber facilitado con su abstención un nuevo advenimiento del santo Mariano a los mullidos sillones de Moncloa y al banco azul del Gobierno ha presentado una proposición no de ley solicitando que el Gobierno saque los restos del general golpista de los pies del altar mayor de la Basílica del Valle de los Caídos. Lo que ahora ha hecho el partido del puño abierto y la rosa marchita ha sido un simple brindis al Sol con la intención de arañar una escasa parcela de esa credibilidad de izquierdas de la que ya no le queda nada, el PSOE sabe perfectamente que aunque se apruebe su propuesta esta no se llevara a cabo porque el Gobierno no tiene ninguna obligación de cumplir las “proposiciones no de ley”. Y, por tanto, el cadáver de Franco seguirá en su tumba y seguirá siendo lugar de peregrinación del fascismo español. Y todo sostenido con nuestros impuestos.

El partido de los socialdemócratas tuvo mucho tiempo, muchos años, para haber tomado la decisión de devolver el cadáver de Franco a sus familiares y que estos hicieran con sus restos lo que quisieran. Faltó valor, ni lo tuvieron los gobiernos de Felipe González ni lo tuvo Zapatero cuando, con motivo de la aprobación de la Ley de Memoria Histórica podía haber tomado la decisión de enviar, de una vez por todas, el cadáver del general traidor a la República al olvido. Lo de ahora, presentar una propuesta que saben nunca se cumplirá, es tan sólo un acto de propaganda, de intentar que se hable del PSOE como partido adalid de la izquierda, una manera de intentar que el árbol de la propuesta no nos deje ver el bosque de un PSOE en sus horas más bajas donde los dirigentes, tras un golpe de fuerza, van por un camino y una gran parte de la militancia por otras veredas diferentes en la práctica política.

La sombra de Franco es alargada, y duradera, y sus obras siguen dirigiendo la vida diaria de España, él introdujo de nuevo a los Borbones en la Jefatura del Estado y aún seguimos igual, sin que nadie nos haya dado ocasión de votar cual es el sistema político que queremos. Algunos de los que se sentaron junto a él en el Consejo de Ministros, como Fraga Iribarne, fueron altos dirigentes y fundadores del Partido Popular, y muchos de los que con él mangonearon España a sus anchas fueron los abuelos y padres de muchos de los actuales dirigentes del Partido Popular. Señores del PSOE, ¿de verdad creían que con su propuesta el PP iba a dejar que Franco no continuara presente en la vida de España? Franco, tal como se decía en su época en los gritos de rigor, sigue presente en España, su alargada sombra todavía cobija a mucha gente.

Franco sigue presente en España

El PP no quiere renunciar a sus orígenes
Rafa Esteve-Casanova
sábado, 13 de mayo de 2017, 11:33 h (CET)
Los cuarenta años en los que Francisco Franco “reinó” en España, por la gracia de Dios decían las monedas con su careto en el anverso, marcaron a este país hasta el extremo que todavía ahora la alargada sombra del dictador, golpista y asesino sigue dando miedo a unos y alentando a otros a tener veleidades antidemocráticas como las de algunos de los que fueron ministros de Rajoy, como Margallo pidiendo medidas desconocidas en democracia contra Catalunya o el ínclito Fernández Díaz conspirando, qué casualidad, también contra Catalunya y presumiendo de sus influencias en la Fiscalía o de haberse cargado la sanidad catalana. Por, no olvidar a quién fue tachado como el ministro más progresista de los que por el PP han pasado, ese Ruiz Gallardón aguantando a pie firme los cantos y toda la parafernalia fascista que acompañó el sepelio de quien fuera su suegro, Utrera Molina, uno de los que firmó el conforme, junto con Franco, a la sentencia que llevó a ser ejecutado mediante garrote vil a Salvador Puig Antich.

Con estos antecedentes es imposible que el Partido Popular, donde también, desde los tiempos de Aznar, anida la extrema derecha española, se avenga por las buenas a desahuciar el cadáver del general golpista sacándolo de la Basílica del Valle de los Caídos, monumento funerario de dudoso gusto artístico construido con la sangre, el sudor y las lágrimas de miles de prisioneros republicanos que, obligatoriamente, tuvieron que unir a la pena de haber perdido la guerra, y con ella la libertad y los derechos democráticos, el tener que cumplir condena construyendo aquel mausoleo fruto de la megalomanía del sangriento general rebelde.

Y aquí es donde el PSOE, perdido el norte, como cumpliendo una penitencia por haber facilitado con su abstención un nuevo advenimiento del santo Mariano a los mullidos sillones de Moncloa y al banco azul del Gobierno ha presentado una proposición no de ley solicitando que el Gobierno saque los restos del general golpista de los pies del altar mayor de la Basílica del Valle de los Caídos. Lo que ahora ha hecho el partido del puño abierto y la rosa marchita ha sido un simple brindis al Sol con la intención de arañar una escasa parcela de esa credibilidad de izquierdas de la que ya no le queda nada, el PSOE sabe perfectamente que aunque se apruebe su propuesta esta no se llevara a cabo porque el Gobierno no tiene ninguna obligación de cumplir las “proposiciones no de ley”. Y, por tanto, el cadáver de Franco seguirá en su tumba y seguirá siendo lugar de peregrinación del fascismo español. Y todo sostenido con nuestros impuestos.

El partido de los socialdemócratas tuvo mucho tiempo, muchos años, para haber tomado la decisión de devolver el cadáver de Franco a sus familiares y que estos hicieran con sus restos lo que quisieran. Faltó valor, ni lo tuvieron los gobiernos de Felipe González ni lo tuvo Zapatero cuando, con motivo de la aprobación de la Ley de Memoria Histórica podía haber tomado la decisión de enviar, de una vez por todas, el cadáver del general traidor a la República al olvido. Lo de ahora, presentar una propuesta que saben nunca se cumplirá, es tan sólo un acto de propaganda, de intentar que se hable del PSOE como partido adalid de la izquierda, una manera de intentar que el árbol de la propuesta no nos deje ver el bosque de un PSOE en sus horas más bajas donde los dirigentes, tras un golpe de fuerza, van por un camino y una gran parte de la militancia por otras veredas diferentes en la práctica política.

La sombra de Franco es alargada, y duradera, y sus obras siguen dirigiendo la vida diaria de España, él introdujo de nuevo a los Borbones en la Jefatura del Estado y aún seguimos igual, sin que nadie nos haya dado ocasión de votar cual es el sistema político que queremos. Algunos de los que se sentaron junto a él en el Consejo de Ministros, como Fraga Iribarne, fueron altos dirigentes y fundadores del Partido Popular, y muchos de los que con él mangonearon España a sus anchas fueron los abuelos y padres de muchos de los actuales dirigentes del Partido Popular. Señores del PSOE, ¿de verdad creían que con su propuesta el PP iba a dejar que Franco no continuara presente en la vida de España? Franco, tal como se decía en su época en los gritos de rigor, sigue presente en España, su alargada sombra todavía cobija a mucha gente.

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