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Etiquetas | Polisario | Sahara
La crisis del Polisario se profundiza y el Sahara marroquí, otrora Sahara español y fallido Sahara Occidental, se consolida como territorio alaoui

Inevitable aterrizaje forzoso en el Sahara

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Desde hace años, la salud del presidente argelino Abdelaziz Bouteflika es motivo de controversias y especulaciones. Tiempo atrás, un accidente cerebro vascular lo dejó sin habla, y su agenda se volvió imprevisible.

Meses atrás, Argelia perdió la oportunidad de recibir a la jefe de estado alemana Angela Merkel, debido a que su visita debió suspenderse por los problemas de salud de Bouteflika, quien cuando puede se desplaza en silla de ruedas y es un milagro verlo aparecer en público.

Su país se hunde en medio de la crisis petrolera más grave en décadas, y los políticos no se ponen de acuerdo para definir la sucesión del actual dictador. En medio de graves problemas financieros, se ponen zancadillas la familia Bouteflika, el servicio secreto y los jerarcas militares.

Precisamente estos militares fueron señalados como responsables de perpetuar el conflicto por Khaled Nezzar, quien fuera Ministro de Defensa argelino entre 1990 reveló en una entrevista que el presidente argelino Mohammed Boudiaf fue asesinado el 29 de junio de 1992 porque al ejército de su país le molestaba que reconociera la marroquinidad del Sahara.

Había sentenciado que el problema del Sahara no tenía pista de aterrizaje, metáfora aeronáutica que le valió la inquina de los generales, y tuvo consecuencias insospechadas. Los intereses creados para sostener el conflicto bien valían un magnicidio.

Durante una conferencia de cuadros superiores en la ciudad de Annaba, un subteniente del grupo de intervención especial (GIS), Lambarek Boumaarafi, lanzó una granada al escenario en el cual disertaba Boudiaf. Ráfagas de metralla acompañaron el estrépito ocasionándole la muerte, y dando origen a una larga controversia sobre los motivos del asesinato.

Antes de este epílogo, Boudiaf había sentenciado que el conflicto del antiguo Sahara Español, no tenía pista de aterrizaje. Con su metáfora aeronáutica, graficaba de manera visionaria que este viejo y olvidado problema tenía para rato.

Pero el tiempo ha terminado por demostrar que para los militares argelinos solo era posible prolongar la guerra, aunque no fueran a ganarla nunca. Hace unos días Malawi retiró su reconocimiento a la fallida república del Sahara Occidental, contrariando al Polisario, un extravagante grupo financiado por Argelia abocado a captar fondos humanitarios para sostener su fantasía.

Un revés más entre tantos, que demuestra que el rumbo inequívoco del conflicto, sumado a la decisión manifiesta del actual gobierno norteamericano de apoyar “una solución basada en el Plan de Autonomía bajo soberanía marroquí”, algo que tiene su expresión financiera en la ley presupuestaria del Ejercicio 2017 de Estados Unidos.

Paises tradicionalmente inclinados por la causa del Polisario como Zambia o Tanzania han revertido su posición con respecto al problema del Sahara, en tanto Marruecos ha anunciado que reiniciará sus relaciones con Cuba.

La decisión de los estados africanos como Malawi obedece a la realidad de que la insistencia del Polisario y sus adictos solo prolongará el sufrimiento de los pueblos abandonados en el sur de Argelia, solo para servir a una causa que hace tiempo está perdida.

La amarga retirada de Guerguerat, ha marcado un hito que el Polisario difícilmente pueda superar, aunque su aparato de propaganda siga intentando explicaciones absurdas.

Todo parece indicar que, finalmente, a casi tres décadas de la profecía de Boudiaf, el problema del Sahara finalmente deberá realizar un aterrizaje forzoso.

Inevitable aterrizaje forzoso en el Sahara

La crisis del Polisario se profundiza y el Sahara marroquí, otrora Sahara español y fallido Sahara Occidental, se consolida como territorio alaoui
Luis Agüero Wagner
viernes, 12 de mayo de 2017, 00:00 h (CET)
Desde hace años, la salud del presidente argelino Abdelaziz Bouteflika es motivo de controversias y especulaciones. Tiempo atrás, un accidente cerebro vascular lo dejó sin habla, y su agenda se volvió imprevisible.

Meses atrás, Argelia perdió la oportunidad de recibir a la jefe de estado alemana Angela Merkel, debido a que su visita debió suspenderse por los problemas de salud de Bouteflika, quien cuando puede se desplaza en silla de ruedas y es un milagro verlo aparecer en público.

Su país se hunde en medio de la crisis petrolera más grave en décadas, y los políticos no se ponen de acuerdo para definir la sucesión del actual dictador. En medio de graves problemas financieros, se ponen zancadillas la familia Bouteflika, el servicio secreto y los jerarcas militares.

Precisamente estos militares fueron señalados como responsables de perpetuar el conflicto por Khaled Nezzar, quien fuera Ministro de Defensa argelino entre 1990 reveló en una entrevista que el presidente argelino Mohammed Boudiaf fue asesinado el 29 de junio de 1992 porque al ejército de su país le molestaba que reconociera la marroquinidad del Sahara.

Había sentenciado que el problema del Sahara no tenía pista de aterrizaje, metáfora aeronáutica que le valió la inquina de los generales, y tuvo consecuencias insospechadas. Los intereses creados para sostener el conflicto bien valían un magnicidio.

Durante una conferencia de cuadros superiores en la ciudad de Annaba, un subteniente del grupo de intervención especial (GIS), Lambarek Boumaarafi, lanzó una granada al escenario en el cual disertaba Boudiaf. Ráfagas de metralla acompañaron el estrépito ocasionándole la muerte, y dando origen a una larga controversia sobre los motivos del asesinato.

Antes de este epílogo, Boudiaf había sentenciado que el conflicto del antiguo Sahara Español, no tenía pista de aterrizaje. Con su metáfora aeronáutica, graficaba de manera visionaria que este viejo y olvidado problema tenía para rato.

Pero el tiempo ha terminado por demostrar que para los militares argelinos solo era posible prolongar la guerra, aunque no fueran a ganarla nunca. Hace unos días Malawi retiró su reconocimiento a la fallida república del Sahara Occidental, contrariando al Polisario, un extravagante grupo financiado por Argelia abocado a captar fondos humanitarios para sostener su fantasía.

Un revés más entre tantos, que demuestra que el rumbo inequívoco del conflicto, sumado a la decisión manifiesta del actual gobierno norteamericano de apoyar “una solución basada en el Plan de Autonomía bajo soberanía marroquí”, algo que tiene su expresión financiera en la ley presupuestaria del Ejercicio 2017 de Estados Unidos.

Paises tradicionalmente inclinados por la causa del Polisario como Zambia o Tanzania han revertido su posición con respecto al problema del Sahara, en tanto Marruecos ha anunciado que reiniciará sus relaciones con Cuba.

La decisión de los estados africanos como Malawi obedece a la realidad de que la insistencia del Polisario y sus adictos solo prolongará el sufrimiento de los pueblos abandonados en el sur de Argelia, solo para servir a una causa que hace tiempo está perdida.

La amarga retirada de Guerguerat, ha marcado un hito que el Polisario difícilmente pueda superar, aunque su aparato de propaganda siga intentando explicaciones absurdas.

Todo parece indicar que, finalmente, a casi tres décadas de la profecía de Boudiaf, el problema del Sahara finalmente deberá realizar un aterrizaje forzoso.

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