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Etiquetas | Fórmula 1 / GP Canadá
La carrera se suspendió dos horas a causa de la lluvia. Alonso, retirado, se queda a 92 puntos de Vettel. Alguersuari, octavo.

Jenson Button saca petróleo en el caos de Canadá

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Parecía imposible, pero tuvo que ser en la última vuelta cuando Vettel mostrara su cara más humana para ceder el GP de Canadá a un Button enorme. El inglés, todavía pendiente de investigación por su toque con Alonso, devuelve a lo alto a McLaren a base de garra y una gran estrategia.

Todas las clasificaciones en la web oficial de la Fórmula 1

De película, pero de las excesivamente largas. En una demostración inusitada de cómo arruinar un espectáculo, Charlie Whiting y amigos alargaron hasta la eternidad una carrera que, de todas formas, deja a Sebastian Vettel con medio Mundial en la saca.

Pero el héroe de la tarde noche en Montreal fue un Jenson Button magnífico, que a pesar de sufrir un 'drive through', basó en la estrategia perfecta una carrera que Red Bull perdió en el último giro.

Decepción para Alonso, que nuevamente ve truncada su ilusión de conseguir la victoria esta temporada. Ferrari, en su línea con las decisiones erróneas, no pudo colocar a ninguno de sus monoplazas en el podio, y puede comenzar a pensar en el año próximo una vez confirmada la diferencia abismal de puntos con sus rivales directos.

Gran resultado de Jaime Alguersuari, octavo. Mejor clasificación de su carrera y nuevo examen aprobado en la compleja oposición a Red Bull. Menos suerte para Pedro, que no ha conseguido sumar en su fugaz sustitución a manos del Sauber. Duodécimo, pero excelente trabajo del catalán.

Mucho mejor, eso seguro, que la dirección de una carrera que tuvo que remontar en todo momento las desquiciantemente lentas decisiones de sus directores. Desde salida, parecía que la F1 había perdido su rango.

Como llueve mucho, todos de la manito
De oro líquido a veneno letal. El agua ha pasado ha transformarse en elemento non grato para la FIA, y lo que años atrás era habitual se ha convertido ahora en misión imposible. A pesar de que el cielo había concedido unos minutos de clemencia, Charlie Whiting sacó de paseo al coche de seguridad y los monoplazas tomaron la salida en fila india. Nada que ver con el diluvio posterior. ¿Caminamos hacia coches con ‘ruedines’?

Cuatro giros daría Bernd Mayländer en su flamante SLS AMG, y fue el único momento donde Fernando pudo acercarse al Red Bull de Vettel. El asturiano salió pegado, cogió la aspiración y consiguió ponerse a la altura del monoplaza del alemán, pero en apenas dos giros de intentos la caza llegaría a su fin.

Más interesante fue la película en retaguardia. Hamilton salió irritado. El inglés es de los que correrían encima de un volcán, y descontento con la situación, decidió arreglar el entuerto a su manera. Una mezcla entre locura y pasión, que a veces deja ver su genio y otras su impaciencia.

El primero en sufrir las prisas del británico fue Webber, en un impacto desde atrás que obligó a trompear a ambas máquinas. Pero Lewis recarga pilas en dos curvas, y en una vuelta dejó a Schumacher en la estacada atacando por fuera de la trazada. El Ying que tanto nos gusta. Dos giros después, casi se merienda a su compañero de equipo en la recta de meta lo que le obliga a abandonar la carrera. El Yang que lo estropea.

Marchando un ‘safety’ y doble ración de inutilidad roja
“What is he doing?”, se quejaba Button por radio. El coche de seguridad de nuevo a pista y ‘drive through’ para Jenson por sus aventuras con Lewis. Una vez reiniciado el GP, McLaren se vio forzada a ser la primera en probar con intermedios bajo un cielo que no lo desencapotaba ni diez mil refranes populares. El plan no salió mal de inicio, y Button comenzó a marcar tiempos notablemente superiores a la cabeza a pesar de rodar en tráfico.

En el muro de Ferrari, esa zona de decisiones calamitosas, hicieron otra regla de tres para la historia. Si Button entra y va más rápido, Alonso entra también y vamos a toda pastilla. Redoble de tambores y catapum-chin-pum integral. Fernando enfila hacia el garaje, cambia gomas y, a eso de los cinco o seis segundos, Noé saca la barca a paseo para sugerir de nuevo a Domenicali un golpe fuerte en la cabeza antes de dar cualquier orden.

Ahora sí caía en serio, y ante la imposibilidad de pilotar un monoplaza, Whiting sacó bandera roja y la carrera se detuvo hasta dos horas. Ojo a la disposición en parrilla. Kobayashi segundo, Massa tercero y los dos Renault cuarto y quinto respectivamente. Impredecible.

Tras el sopor, Button hace lo imposible
Mala noche han tenido que pasar los comisarios en Canadá, porque su capacidad de reacción ha sido poco digna de un deporte donde la velocidad lo es todo.

En la reanudación, Alonso vio como el monoplaza de Button (muy cariñoso esta tarde con varias máquinas) lo dejaba encallado y sin posibilidad de retomar la carrera. Mala fortuna para el asturiano, que una vez visto el resultado final del GP, podría haber estado luchando por algo grande.

El 'safety' visitó por última vez el Gilles Villeneuve, y en el enésimo reinicio, dos milagros cayeron desde el húmedo cielo australiano. El primero fue la intensa lucha de Michael Schumacher por entrar en el podio. Sublime el doble adelantamiento a Massa y Kobayashi. Finalmente, el hambre de Mercedes con sus neumáticos dejó al Káiser fuera del cajón, pero la nostalgia se apoderó de los aficionados por unas cuantas vueltas.

El segundo no fue menos increíble. Button comenzó a reducir diferencias con Vettel a marchas forzadas, y cuando el GP se consumía, el alemán se fue largo para ceder una victoria épica al ex-campeón mundial.

Solo los pilotos lograron evitar la parsimonia de aquellos que dirigen este 'Circo'. Regusto a aceite del bueno en una carrera difícilmente olvidable.

El aguacero canadiense será sustituido por el sol de levante en el próximo GP de Europa, en apenas dos semanas. Valencia acoge de nuevo su carrera de F1 en el regreso al Viejo Continente. En espera de que el Red Bull cojee de algún neumático, más vale que los valencianos repartan cubos de agua para animar el cotarro. Eso sí, de los pequeñitos, no vayan a ahogarse.

Jenson Button saca petróleo en el caos de Canadá

La carrera se suspendió dos horas a causa de la lluvia. Alonso, retirado, se queda a 92 puntos de Vettel. Alguersuari, octavo.
Roberto Carrera Hernández
domingo, 12 de junio de 2011, 20:44 h (CET)
Parecía imposible, pero tuvo que ser en la última vuelta cuando Vettel mostrara su cara más humana para ceder el GP de Canadá a un Button enorme. El inglés, todavía pendiente de investigación por su toque con Alonso, devuelve a lo alto a McLaren a base de garra y una gran estrategia.

Todas las clasificaciones en la web oficial de la Fórmula 1

De película, pero de las excesivamente largas. En una demostración inusitada de cómo arruinar un espectáculo, Charlie Whiting y amigos alargaron hasta la eternidad una carrera que, de todas formas, deja a Sebastian Vettel con medio Mundial en la saca.

Pero el héroe de la tarde noche en Montreal fue un Jenson Button magnífico, que a pesar de sufrir un 'drive through', basó en la estrategia perfecta una carrera que Red Bull perdió en el último giro.

Decepción para Alonso, que nuevamente ve truncada su ilusión de conseguir la victoria esta temporada. Ferrari, en su línea con las decisiones erróneas, no pudo colocar a ninguno de sus monoplazas en el podio, y puede comenzar a pensar en el año próximo una vez confirmada la diferencia abismal de puntos con sus rivales directos.

Gran resultado de Jaime Alguersuari, octavo. Mejor clasificación de su carrera y nuevo examen aprobado en la compleja oposición a Red Bull. Menos suerte para Pedro, que no ha conseguido sumar en su fugaz sustitución a manos del Sauber. Duodécimo, pero excelente trabajo del catalán.

Mucho mejor, eso seguro, que la dirección de una carrera que tuvo que remontar en todo momento las desquiciantemente lentas decisiones de sus directores. Desde salida, parecía que la F1 había perdido su rango.

Como llueve mucho, todos de la manito
De oro líquido a veneno letal. El agua ha pasado ha transformarse en elemento non grato para la FIA, y lo que años atrás era habitual se ha convertido ahora en misión imposible. A pesar de que el cielo había concedido unos minutos de clemencia, Charlie Whiting sacó de paseo al coche de seguridad y los monoplazas tomaron la salida en fila india. Nada que ver con el diluvio posterior. ¿Caminamos hacia coches con ‘ruedines’?

Cuatro giros daría Bernd Mayländer en su flamante SLS AMG, y fue el único momento donde Fernando pudo acercarse al Red Bull de Vettel. El asturiano salió pegado, cogió la aspiración y consiguió ponerse a la altura del monoplaza del alemán, pero en apenas dos giros de intentos la caza llegaría a su fin.

Más interesante fue la película en retaguardia. Hamilton salió irritado. El inglés es de los que correrían encima de un volcán, y descontento con la situación, decidió arreglar el entuerto a su manera. Una mezcla entre locura y pasión, que a veces deja ver su genio y otras su impaciencia.

El primero en sufrir las prisas del británico fue Webber, en un impacto desde atrás que obligó a trompear a ambas máquinas. Pero Lewis recarga pilas en dos curvas, y en una vuelta dejó a Schumacher en la estacada atacando por fuera de la trazada. El Ying que tanto nos gusta. Dos giros después, casi se merienda a su compañero de equipo en la recta de meta lo que le obliga a abandonar la carrera. El Yang que lo estropea.

Marchando un ‘safety’ y doble ración de inutilidad roja
“What is he doing?”, se quejaba Button por radio. El coche de seguridad de nuevo a pista y ‘drive through’ para Jenson por sus aventuras con Lewis. Una vez reiniciado el GP, McLaren se vio forzada a ser la primera en probar con intermedios bajo un cielo que no lo desencapotaba ni diez mil refranes populares. El plan no salió mal de inicio, y Button comenzó a marcar tiempos notablemente superiores a la cabeza a pesar de rodar en tráfico.

En el muro de Ferrari, esa zona de decisiones calamitosas, hicieron otra regla de tres para la historia. Si Button entra y va más rápido, Alonso entra también y vamos a toda pastilla. Redoble de tambores y catapum-chin-pum integral. Fernando enfila hacia el garaje, cambia gomas y, a eso de los cinco o seis segundos, Noé saca la barca a paseo para sugerir de nuevo a Domenicali un golpe fuerte en la cabeza antes de dar cualquier orden.

Ahora sí caía en serio, y ante la imposibilidad de pilotar un monoplaza, Whiting sacó bandera roja y la carrera se detuvo hasta dos horas. Ojo a la disposición en parrilla. Kobayashi segundo, Massa tercero y los dos Renault cuarto y quinto respectivamente. Impredecible.

Tras el sopor, Button hace lo imposible
Mala noche han tenido que pasar los comisarios en Canadá, porque su capacidad de reacción ha sido poco digna de un deporte donde la velocidad lo es todo.

En la reanudación, Alonso vio como el monoplaza de Button (muy cariñoso esta tarde con varias máquinas) lo dejaba encallado y sin posibilidad de retomar la carrera. Mala fortuna para el asturiano, que una vez visto el resultado final del GP, podría haber estado luchando por algo grande.

El 'safety' visitó por última vez el Gilles Villeneuve, y en el enésimo reinicio, dos milagros cayeron desde el húmedo cielo australiano. El primero fue la intensa lucha de Michael Schumacher por entrar en el podio. Sublime el doble adelantamiento a Massa y Kobayashi. Finalmente, el hambre de Mercedes con sus neumáticos dejó al Káiser fuera del cajón, pero la nostalgia se apoderó de los aficionados por unas cuantas vueltas.

El segundo no fue menos increíble. Button comenzó a reducir diferencias con Vettel a marchas forzadas, y cuando el GP se consumía, el alemán se fue largo para ceder una victoria épica al ex-campeón mundial.

Solo los pilotos lograron evitar la parsimonia de aquellos que dirigen este 'Circo'. Regusto a aceite del bueno en una carrera difícilmente olvidable.

El aguacero canadiense será sustituido por el sol de levante en el próximo GP de Europa, en apenas dos semanas. Valencia acoge de nuevo su carrera de F1 en el regreso al Viejo Continente. En espera de que el Red Bull cojee de algún neumático, más vale que los valencianos repartan cubos de agua para animar el cotarro. Eso sí, de los pequeñitos, no vayan a ahogarse.

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