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“Hoy las ciencias adelantan que es una barbaridad…” La Verbena de la Paloma

El cibermundo de las relaciones sexuales y sus consecuencias

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Las “lumidolls” son un nuevo “invento” que unos señores de Barcelona, siempre los hay que se adelantan a los demás cuando se huelen que hay un negocio en el que se puede ganar “una pela”, han incorporado a un nuevo tipo de burdel que se ha instalado en la urbe catalana, al parecer con todo lujo, adelantos, y un ambiente verdaderamente seductor y apropiado para los encuentros amorosos al viejo estilo, es decir, entre hombres y mujeres. Sólo que, en este caso, no se trata de encuentros con mujeres de carne y hueso as usual, como hasta ahora estos locales solían proporcionar, por el contrario, la innovación consiste en que el sexo femenino lo proporcionan unas muñecas (lumidoll) de tamaño humano (aproximadamente 170 cms.), con grandes pechos, “que se hace muy sensible al tacto” como reza la propaganda y “tiene todo lo necesario para cumplir tus fantasías con un realismo difícilmente igualable al de cualquier otra lumidoll”. A la puerta de la habitación una leyenda: “como todas las mujeres lubricada funciono mejor”.

Estamos en época de cambios, de intento de desmitificación de la moral y de la nueva filosofía del relativismo que ha dado el gran cambiazo a las nuevas generaciones que parece que están decididas a prescindir de la tradición que han conservado sus mayores, para sumergirse en nuevas experiencias que, sin duda, para muchos de ellos tendrán el encanto de lo nunca experimentado, pero que, en realidad no será más que un paso más hacia la deshumanización de la raza y un nuevo avance hacia un materialismo más engañoso que real. Volviendo al tema que nos ocupa parece ser, por lo que hemos leído en prensa, que estas nuevas muñecas sexuales pesan unos 45 kilos, tiene todos los detalles que se supone deben adornar a una mujer hermosa y está ubicada en un entorno que en nada envidaría cualquier “mujer fatal” de los dorados tiempos de aquella “Belle Epóque” de finales del XIX. Como es natural no es oro todo lo que reluce y el manejo de semejantes armatostes, por bien imitados que estén, puede interferir de una manera decisiva en el ambiente erótico que, con tanto lujo de detalles como el que tienen las habitaciones de este lupanar catalán.

Pero no se trata de entrar en detalles sobre este nuevo tipo de prostíbulo de muñecas eróticas, sino de tomar conciencia de que, así como la robótica empieza a hacer estragos en los empleos de la gente con su implantación masiva en las industrias y la informática ( ofimática) lo ha hecho también en todas las oficinas, despachos, grandes centros de ventas y en las administraciones públicas, dejando a mucha gente sin trabajo; puede ser que, en un breve espacio de tiempo, esta vieja cultura de las meretrices, putas, prostitutas, entretenidas y todas las que, en sentido genérico, son conocidas como “mujeres de la vida”, tengan que buscarse otro oficio porque, si los adelantos en estas ciencias relacionadas con la robótica y sus complementarias siguen avanzando, como lo vienen haciendo hasta ahora; no hay duda de que en pocos años habrán sido capaces de crear cuerpos perfectos de mujeres y hombres, con todos sus atributos necesarios, capaces de tener conversaciones y moverse y gesticular como cualquier persona humana. ¿Qué va a ser, en este caso, de este gremio al que se considera como el más antiguo de la humanidad?

Por supuesto que, si estas innovaciones en materia sexual sirven para satisfacer las necesidades libidinosas de heterosexuales, no hay duda de que van a ser útiles también para los homosexuales y lesbianas, que van a tener ocasión de ejercitarse con este tipo de “sustitutivos” eróticos, para comprobar si sus tendencias e instintos hacia su mismo sexo son simples juegos de la imaginación o si, por el contrario, la incomodidad que sienten hacia su propio sexo, justifica que un cirujano se lo sustituya por medio de un afilado bisturí, de modo que, con semejante castración, se les dé satisfacción y sosiego.

Lo que no queda tan claro es si, entre estos sustitutivos sexuales como la homosexualidad, las lesbianas, los adictos a la zoofilia, la impotencia, las esterilizaciones, etc. la humanidad ( ya bastante afectada por la falta de nacimientos, al menos por lo que hace referencia a los países hoy considerados como de cultura occidental y cristiana) tiene grandes posibilidades de subsistir muchos siglos más; esto si no sale algún estúpido sicópata que tenga la tentación de apretar el botón del holocausto nuclear y acaba, por la vía rápida, con la vida en todo el planeta. En la Biblia se dice: “Se presentarán tiempos críticos, difíciles de manejar. Porque los hombres serán amadores de sí mismos, amadores del dinero… desobedientes a los padres… sin autodominio, feroces, sin amor del bien… amadores de placeres más bien que amadores de Dios” Hasta para un ateo ha de resultar difícil no ver, en la actualidad en la que estamos viviendo, un retrato calcado de aquellas profecías y, cuando se habla de los últimos días de la “gran tribulación” se hace mención de lo que Cristo dijo respecto a que “ los últimos días serían como los de Lot, quien vivió en medio de homosexuales”, siendo de todos sabido que las ciudades de Sodoma, de la que huyó Lot, avisado por los ángeles, y Gomorra, fueron aniquiladas por la ira de Dios debido a que se habían convertido en verdaderos antros del vicio y, especialmente, de las más repugnantes prácticas homosexuales.

Choca que, en la actualidad, dentro del seno de la Iglesia católica y, podríamos decir que, desde la misma cúpula vaticana, parece que se está produciendo un movimiento de “comprensión” hacia este tipo de personas, como también existe hacia el comunismo, compartido en algunos de sus aspectos ( esperamos que no en todos); dando lugar a que, una parte de los fieles católicos, hayan entrado en una suerte de desconcierto, de pasmo y de inquietud, al percatarse de que, para adaptarse a la modernidad, para ganarse a una parte de la población humana o para adherirse a esta corriente que podríamos definir como “social” a la que parece que, desde el Papa para abajo, han decidido en convertir en el principal, por no decir el único, mandamiento de la Iglesia; situando, con una cierta frivolidad, al sistema capitalista como el origen y la causa principal de todos los desastres que se están produciendo entre los miembros de la humanidad.

Otros pensamos que, quizás una gran parte del mal y de las desgracias que están acosando a algunos países, no se han debido al sistema económico capitalista si no, más bien, a la irrupción de “salvadores de la patria”, de bandas terroristas, de “ejércitos de liberación”, fanáticos religiosos y bandas de forajidos y de gobernantes totalitarios y absolutistas, la mayoría de ellos procedentes de la izquierda extrema, que se han dedicado, bajo la excusa de extender la democracia ( su democracia que, por supuesto nada tiene que ver con la verdadera democracia definida como “el gobierno del pueblo por el pueblo”, no por el tirano opresor), van intentando extender de nuevo la gran lacra comunista que creímos que, con la caída del muro de Berlín y del régimen soviético, ya estaba acabada pero, por desgracia, eso no ha sido cierto y ha conseguido encontrar apoyo en el indigenismo de países hispano americanos de Suramérica, que, a su vez, ahora pretenden reintroducirlo en Europa a través de España y de sus gestores en la misma, los señores de Podemos, un ejemplo de lo que fue aquel casposo y viejo leninismo que tan fatales resultados ha producido en las naciones en las que ha gobernado.

Resulta incomprensible que desde la ONU, con todas sus comisiones y departamentos, se pueda seguir gastando dinero, enviando ayudas o distribuyendo alimentos a países infra desarrollados de África u otras zonas en las que la pobreza y la miseria han puesto a su población en situación límite; sabiendo que, la totalidad o una parte importante de la ayuda enviada, va a parar a las manos corruptas de dictadores, mafias, terroristas, criminales o grupos de paramilitares, que se aprovechan de su influencia sobre la población o del miedo que ejercen sobre ella, para enriquecerse a su costa.

Todos somos conscientes de que, la pobreza, engendra enfermedades, epidemias, desnutrición, mortalidad infantil y, por curioso que pueda parecer, excedentes de natalidad, de modo que, ante una situación tan conflictiva, los padres suelen encontrarse imposibilitados para poder cuidar debidamente a sus hijos y es entonces cuando se suelen producir situaciones extremas, que derivan o en la muerte prematura por hambre o enfermedades derivadas de la inanición o, aquellos pobres niños, suelen acabar siendo vendidos, abandonados o entregados en manos de mafias que los explotan sexualmente o, en el peor de los casos, los utilizan para la donación de sus órganos en el mercado ilegal de trasplantes. O así es como, señores, desde la óptica de un ciudadano de a pie, pedimos que, si no por moral o ética, al menos por interés práctico, la sexualidad debiera ser tratada, por las personas y el Estado, con la misma responsabilidad con la que nos ocupamos de dirigir nuestra propia casa.

El cibermundo de las relaciones sexuales y sus consecuencias

“Hoy las ciencias adelantan que es una barbaridad…” La Verbena de la Paloma
Miguel Massanet
domingo, 12 de marzo de 2017, 03:14 h (CET)
Las “lumidolls” son un nuevo “invento” que unos señores de Barcelona, siempre los hay que se adelantan a los demás cuando se huelen que hay un negocio en el que se puede ganar “una pela”, han incorporado a un nuevo tipo de burdel que se ha instalado en la urbe catalana, al parecer con todo lujo, adelantos, y un ambiente verdaderamente seductor y apropiado para los encuentros amorosos al viejo estilo, es decir, entre hombres y mujeres. Sólo que, en este caso, no se trata de encuentros con mujeres de carne y hueso as usual, como hasta ahora estos locales solían proporcionar, por el contrario, la innovación consiste en que el sexo femenino lo proporcionan unas muñecas (lumidoll) de tamaño humano (aproximadamente 170 cms.), con grandes pechos, “que se hace muy sensible al tacto” como reza la propaganda y “tiene todo lo necesario para cumplir tus fantasías con un realismo difícilmente igualable al de cualquier otra lumidoll”. A la puerta de la habitación una leyenda: “como todas las mujeres lubricada funciono mejor”.

Estamos en época de cambios, de intento de desmitificación de la moral y de la nueva filosofía del relativismo que ha dado el gran cambiazo a las nuevas generaciones que parece que están decididas a prescindir de la tradición que han conservado sus mayores, para sumergirse en nuevas experiencias que, sin duda, para muchos de ellos tendrán el encanto de lo nunca experimentado, pero que, en realidad no será más que un paso más hacia la deshumanización de la raza y un nuevo avance hacia un materialismo más engañoso que real. Volviendo al tema que nos ocupa parece ser, por lo que hemos leído en prensa, que estas nuevas muñecas sexuales pesan unos 45 kilos, tiene todos los detalles que se supone deben adornar a una mujer hermosa y está ubicada en un entorno que en nada envidaría cualquier “mujer fatal” de los dorados tiempos de aquella “Belle Epóque” de finales del XIX. Como es natural no es oro todo lo que reluce y el manejo de semejantes armatostes, por bien imitados que estén, puede interferir de una manera decisiva en el ambiente erótico que, con tanto lujo de detalles como el que tienen las habitaciones de este lupanar catalán.

Pero no se trata de entrar en detalles sobre este nuevo tipo de prostíbulo de muñecas eróticas, sino de tomar conciencia de que, así como la robótica empieza a hacer estragos en los empleos de la gente con su implantación masiva en las industrias y la informática ( ofimática) lo ha hecho también en todas las oficinas, despachos, grandes centros de ventas y en las administraciones públicas, dejando a mucha gente sin trabajo; puede ser que, en un breve espacio de tiempo, esta vieja cultura de las meretrices, putas, prostitutas, entretenidas y todas las que, en sentido genérico, son conocidas como “mujeres de la vida”, tengan que buscarse otro oficio porque, si los adelantos en estas ciencias relacionadas con la robótica y sus complementarias siguen avanzando, como lo vienen haciendo hasta ahora; no hay duda de que en pocos años habrán sido capaces de crear cuerpos perfectos de mujeres y hombres, con todos sus atributos necesarios, capaces de tener conversaciones y moverse y gesticular como cualquier persona humana. ¿Qué va a ser, en este caso, de este gremio al que se considera como el más antiguo de la humanidad?

Por supuesto que, si estas innovaciones en materia sexual sirven para satisfacer las necesidades libidinosas de heterosexuales, no hay duda de que van a ser útiles también para los homosexuales y lesbianas, que van a tener ocasión de ejercitarse con este tipo de “sustitutivos” eróticos, para comprobar si sus tendencias e instintos hacia su mismo sexo son simples juegos de la imaginación o si, por el contrario, la incomodidad que sienten hacia su propio sexo, justifica que un cirujano se lo sustituya por medio de un afilado bisturí, de modo que, con semejante castración, se les dé satisfacción y sosiego.

Lo que no queda tan claro es si, entre estos sustitutivos sexuales como la homosexualidad, las lesbianas, los adictos a la zoofilia, la impotencia, las esterilizaciones, etc. la humanidad ( ya bastante afectada por la falta de nacimientos, al menos por lo que hace referencia a los países hoy considerados como de cultura occidental y cristiana) tiene grandes posibilidades de subsistir muchos siglos más; esto si no sale algún estúpido sicópata que tenga la tentación de apretar el botón del holocausto nuclear y acaba, por la vía rápida, con la vida en todo el planeta. En la Biblia se dice: “Se presentarán tiempos críticos, difíciles de manejar. Porque los hombres serán amadores de sí mismos, amadores del dinero… desobedientes a los padres… sin autodominio, feroces, sin amor del bien… amadores de placeres más bien que amadores de Dios” Hasta para un ateo ha de resultar difícil no ver, en la actualidad en la que estamos viviendo, un retrato calcado de aquellas profecías y, cuando se habla de los últimos días de la “gran tribulación” se hace mención de lo que Cristo dijo respecto a que “ los últimos días serían como los de Lot, quien vivió en medio de homosexuales”, siendo de todos sabido que las ciudades de Sodoma, de la que huyó Lot, avisado por los ángeles, y Gomorra, fueron aniquiladas por la ira de Dios debido a que se habían convertido en verdaderos antros del vicio y, especialmente, de las más repugnantes prácticas homosexuales.

Choca que, en la actualidad, dentro del seno de la Iglesia católica y, podríamos decir que, desde la misma cúpula vaticana, parece que se está produciendo un movimiento de “comprensión” hacia este tipo de personas, como también existe hacia el comunismo, compartido en algunos de sus aspectos ( esperamos que no en todos); dando lugar a que, una parte de los fieles católicos, hayan entrado en una suerte de desconcierto, de pasmo y de inquietud, al percatarse de que, para adaptarse a la modernidad, para ganarse a una parte de la población humana o para adherirse a esta corriente que podríamos definir como “social” a la que parece que, desde el Papa para abajo, han decidido en convertir en el principal, por no decir el único, mandamiento de la Iglesia; situando, con una cierta frivolidad, al sistema capitalista como el origen y la causa principal de todos los desastres que se están produciendo entre los miembros de la humanidad.

Otros pensamos que, quizás una gran parte del mal y de las desgracias que están acosando a algunos países, no se han debido al sistema económico capitalista si no, más bien, a la irrupción de “salvadores de la patria”, de bandas terroristas, de “ejércitos de liberación”, fanáticos religiosos y bandas de forajidos y de gobernantes totalitarios y absolutistas, la mayoría de ellos procedentes de la izquierda extrema, que se han dedicado, bajo la excusa de extender la democracia ( su democracia que, por supuesto nada tiene que ver con la verdadera democracia definida como “el gobierno del pueblo por el pueblo”, no por el tirano opresor), van intentando extender de nuevo la gran lacra comunista que creímos que, con la caída del muro de Berlín y del régimen soviético, ya estaba acabada pero, por desgracia, eso no ha sido cierto y ha conseguido encontrar apoyo en el indigenismo de países hispano americanos de Suramérica, que, a su vez, ahora pretenden reintroducirlo en Europa a través de España y de sus gestores en la misma, los señores de Podemos, un ejemplo de lo que fue aquel casposo y viejo leninismo que tan fatales resultados ha producido en las naciones en las que ha gobernado.

Resulta incomprensible que desde la ONU, con todas sus comisiones y departamentos, se pueda seguir gastando dinero, enviando ayudas o distribuyendo alimentos a países infra desarrollados de África u otras zonas en las que la pobreza y la miseria han puesto a su población en situación límite; sabiendo que, la totalidad o una parte importante de la ayuda enviada, va a parar a las manos corruptas de dictadores, mafias, terroristas, criminales o grupos de paramilitares, que se aprovechan de su influencia sobre la población o del miedo que ejercen sobre ella, para enriquecerse a su costa.

Todos somos conscientes de que, la pobreza, engendra enfermedades, epidemias, desnutrición, mortalidad infantil y, por curioso que pueda parecer, excedentes de natalidad, de modo que, ante una situación tan conflictiva, los padres suelen encontrarse imposibilitados para poder cuidar debidamente a sus hijos y es entonces cuando se suelen producir situaciones extremas, que derivan o en la muerte prematura por hambre o enfermedades derivadas de la inanición o, aquellos pobres niños, suelen acabar siendo vendidos, abandonados o entregados en manos de mafias que los explotan sexualmente o, en el peor de los casos, los utilizan para la donación de sus órganos en el mercado ilegal de trasplantes. O así es como, señores, desde la óptica de un ciudadano de a pie, pedimos que, si no por moral o ética, al menos por interés práctico, la sexualidad debiera ser tratada, por las personas y el Estado, con la misma responsabilidad con la que nos ocupamos de dirigir nuestra propia casa.

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