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Opinión
Etiquetas | La tronera | Sindicatos
Estos sindicatos de clases han perdió la calle hace tiempo. Apenas representan a un 2º de los trabajadores y, además, se han quedado sin credibilidad

Huelga: otro error de los sindicatos

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Pensé que ya nos habíamos modernizado y que eso de las huelgas había pasado a mejor vida desde que los sindicatos de clase se vieron acorralados por su propia corrupción, por las ‘black’, los ERE andaluces, la cleptomanía del líder asturiano de UGT,… Pero ya veo que no es así. Siguen remedando las actuaciones del siglo XIX y, lo peor de todo, es que siguen diciendo lo mismo que hace treinta años, cuando empecé a trabajar; en algunos casos, y concretamente en mi provincia, hasta siguen liberadas las mismas personas. ¡Manda ovoides!

Se conoce que el segundo trimestre es largo. Por eso las organizaciones sindicales de alumnos, padres y profesores han optado por la ‘juerga’ el día 9. Al parecer la convocatoria va destinada a todos los niveles y sectores educativos. Dado que hasta 3º de ESO no se puede manifestar el alumnado, quiero pensar que eso de los niveles no va con los niños de educación infantil ni primaria, aunque esta izquierda antigua lo mismo mete en una manifestación un niño que un burro o una orquesta. Por cierto, se me olvidaba decir que la convocatoria la hacen los sindicatos de clase. Se nota un tufillo izquierdoso y un afán de hacerse notar, además de una clara intención justiciera ‘apedreando’ a la mano que les da de comer.

Ahora resulta que algunos pretenden reclamar al Gobierno un acuerdo social por el Pacto Educativo, cuando otros llevamos haciéndolo desde hace quince años. Estos sindicatos de clase son como el Guadiana, según les convenga. También piden la derogación de la LOMCE, aunque el Gobierno de Mariano Rajoy se ha comprometido a paralizarla. No veo que estas organizaciones estén muy actualizadas. ¿Acaso no se han enterado del recurso elevado al Tribunal Constitucional y las consecuencias que eso tendrá? Me extraña que las iniciativas legislativas puedan acabar con una ley así como así; nos pondríamos a ello muchos, incluso para eliminar la normativa que regula los sindicatos de clases, las liberaciones, sus múltiples exenciones, sus ‘ayudas hormigueras’ y su permanente mamandurria. Por cierto, tan pronto como se abra la Constitución habrá que eliminar este tipo de representatividad caduca, ruin y justiciera.

Pretenden estar en la procesión y en las campañas, pero resulta que no se puede tener dos yernos con una misma hija. Hace meses que desde los medios de comunicación estamos pidiendo que salgan adelante esas medidas que ahora mismo son necesarias, como el modelo de examen de la PAU, una vez que se han eliminado las reválidas. Hay que hablar hasta la extenuación, negociar, ceder y convencer. Eso de las huelgas es más antiguo que los tangas en Mozambique y los colgantes óseos en Kenia.

¿Cuándo va a evolucionar esta gente? No les he visto en la calle batiéndose el cobre, aunque sí de batucada en batucada. ¡Ya está bien de engaños! Hoy día los sindicatos de clase tienen menos credibilidad que un concejal en campaña electoral. No entiendo que se les llene la boca con una nueva ley de educación. ¡No es eso, no es eso! Lo que se precisa es sacar adelante ese pacto por la educación y el camino recorrido ya es importante; otra cuestión es que salga adelante lo que quieran ellos. Hay que trabajar por una modernidad, aumento de recursos, reconocimiento de la labor docente, mejoras del personal, flexibilización de plantillas, formación del profesorado, calidad educativa, excelencia y modelos de gestión de calidad, sobre todo.

Califican de vergonzoso el pacto educativo, a la vez que piden otra ley. ¿En qué quedamos? Con el primero es más fácil llegar a lo segundo. Eso sí, no están dispuestos al diálogo ni a llegar a acuerdos "ni con la Iglesia ni con la patronal". Lo que no saben es si esas otras partes quieren llegar a acuerdos con ellos.

Pero, miren por dónde, de repente se les ve el plumero y su afán de dañar a los demás: "La huelga va dirigida al PP, a Ciudadanos por apoyarles y a la actual dirección golpista del PSOE". ¡Ya cayeron en su propia trampa! Ni educación ni mejoras ni calidad. La educación importa un comino a estos sindicatos de clase. Su afán es ‘joder a la marrana’ aunque les dé de comer todo el año. Deberían empezar por renunciar a las liberaciones y exigir al sindicato correspondiente que abone el sueldo de cada liberado para no dañar más a la economía nacional; piensen en los miles y miles de liberados que holgazanean a diario. ¡Ni vale todo ni debemos consentirlo los trabajadores!

Quiero dejar constancia de que estos sindicatos de clase han perdió la calle hace tiempo. Apenas representan a un 2% de los trabajadores y, además, se han quedado sin credibilidad tras los escándalos de corrupción en los que están inmersos; parece como si eso de la corrupción fuera en el ADN no solo de los partidos.

Hablan de lucha pero no se les ve; eso sí, amenazan y amenazan y, sobre todo, se congratulan con fastidiar al prójimo. ¿No lo creen? Miren ustedes: ¿Cuándo convocan huelgas los sindicatos clasistas en aeropuertos y otros medios de transporte? Pues cuando los trabajadores ansían marcharse de vacaciones a la playa, montaña o a hacer turismo; es decir, en plenas vacaciones. ¿Y con esa actitud van a ganar la calle? ¡Lo que se pueden ganar es otra cosa! Al tiempo.

Finalmente, solo recordar a los sindicatos de clase que no es momento de huelgas y sí de trabajar con ahínco, algo que tienen que aprender y entender. ¡Ya está bien de madrugar para estar más tiempo holgando, como hacían los peones camineros de los años cincuenta y sesenta! Las huelgas no conducen a nada, salvo a generar malestar. Además, la mayor parte del sector educativo no la apoya en este momento. Y mucho menos entre el profesorado. Doy fe.

Huelga: otro error de los sindicatos

Estos sindicatos de clases han perdió la calle hace tiempo. Apenas representan a un 2º de los trabajadores y, además, se han quedado sin credibilidad
Jesús  Salamanca
miércoles, 8 de marzo de 2017, 00:01 h (CET)
Pensé que ya nos habíamos modernizado y que eso de las huelgas había pasado a mejor vida desde que los sindicatos de clase se vieron acorralados por su propia corrupción, por las ‘black’, los ERE andaluces, la cleptomanía del líder asturiano de UGT,… Pero ya veo que no es así. Siguen remedando las actuaciones del siglo XIX y, lo peor de todo, es que siguen diciendo lo mismo que hace treinta años, cuando empecé a trabajar; en algunos casos, y concretamente en mi provincia, hasta siguen liberadas las mismas personas. ¡Manda ovoides!

Se conoce que el segundo trimestre es largo. Por eso las organizaciones sindicales de alumnos, padres y profesores han optado por la ‘juerga’ el día 9. Al parecer la convocatoria va destinada a todos los niveles y sectores educativos. Dado que hasta 3º de ESO no se puede manifestar el alumnado, quiero pensar que eso de los niveles no va con los niños de educación infantil ni primaria, aunque esta izquierda antigua lo mismo mete en una manifestación un niño que un burro o una orquesta. Por cierto, se me olvidaba decir que la convocatoria la hacen los sindicatos de clase. Se nota un tufillo izquierdoso y un afán de hacerse notar, además de una clara intención justiciera ‘apedreando’ a la mano que les da de comer.

Ahora resulta que algunos pretenden reclamar al Gobierno un acuerdo social por el Pacto Educativo, cuando otros llevamos haciéndolo desde hace quince años. Estos sindicatos de clase son como el Guadiana, según les convenga. También piden la derogación de la LOMCE, aunque el Gobierno de Mariano Rajoy se ha comprometido a paralizarla. No veo que estas organizaciones estén muy actualizadas. ¿Acaso no se han enterado del recurso elevado al Tribunal Constitucional y las consecuencias que eso tendrá? Me extraña que las iniciativas legislativas puedan acabar con una ley así como así; nos pondríamos a ello muchos, incluso para eliminar la normativa que regula los sindicatos de clases, las liberaciones, sus múltiples exenciones, sus ‘ayudas hormigueras’ y su permanente mamandurria. Por cierto, tan pronto como se abra la Constitución habrá que eliminar este tipo de representatividad caduca, ruin y justiciera.

Pretenden estar en la procesión y en las campañas, pero resulta que no se puede tener dos yernos con una misma hija. Hace meses que desde los medios de comunicación estamos pidiendo que salgan adelante esas medidas que ahora mismo son necesarias, como el modelo de examen de la PAU, una vez que se han eliminado las reválidas. Hay que hablar hasta la extenuación, negociar, ceder y convencer. Eso de las huelgas es más antiguo que los tangas en Mozambique y los colgantes óseos en Kenia.

¿Cuándo va a evolucionar esta gente? No les he visto en la calle batiéndose el cobre, aunque sí de batucada en batucada. ¡Ya está bien de engaños! Hoy día los sindicatos de clase tienen menos credibilidad que un concejal en campaña electoral. No entiendo que se les llene la boca con una nueva ley de educación. ¡No es eso, no es eso! Lo que se precisa es sacar adelante ese pacto por la educación y el camino recorrido ya es importante; otra cuestión es que salga adelante lo que quieran ellos. Hay que trabajar por una modernidad, aumento de recursos, reconocimiento de la labor docente, mejoras del personal, flexibilización de plantillas, formación del profesorado, calidad educativa, excelencia y modelos de gestión de calidad, sobre todo.

Califican de vergonzoso el pacto educativo, a la vez que piden otra ley. ¿En qué quedamos? Con el primero es más fácil llegar a lo segundo. Eso sí, no están dispuestos al diálogo ni a llegar a acuerdos "ni con la Iglesia ni con la patronal". Lo que no saben es si esas otras partes quieren llegar a acuerdos con ellos.

Pero, miren por dónde, de repente se les ve el plumero y su afán de dañar a los demás: "La huelga va dirigida al PP, a Ciudadanos por apoyarles y a la actual dirección golpista del PSOE". ¡Ya cayeron en su propia trampa! Ni educación ni mejoras ni calidad. La educación importa un comino a estos sindicatos de clase. Su afán es ‘joder a la marrana’ aunque les dé de comer todo el año. Deberían empezar por renunciar a las liberaciones y exigir al sindicato correspondiente que abone el sueldo de cada liberado para no dañar más a la economía nacional; piensen en los miles y miles de liberados que holgazanean a diario. ¡Ni vale todo ni debemos consentirlo los trabajadores!

Quiero dejar constancia de que estos sindicatos de clase han perdió la calle hace tiempo. Apenas representan a un 2% de los trabajadores y, además, se han quedado sin credibilidad tras los escándalos de corrupción en los que están inmersos; parece como si eso de la corrupción fuera en el ADN no solo de los partidos.

Hablan de lucha pero no se les ve; eso sí, amenazan y amenazan y, sobre todo, se congratulan con fastidiar al prójimo. ¿No lo creen? Miren ustedes: ¿Cuándo convocan huelgas los sindicatos clasistas en aeropuertos y otros medios de transporte? Pues cuando los trabajadores ansían marcharse de vacaciones a la playa, montaña o a hacer turismo; es decir, en plenas vacaciones. ¿Y con esa actitud van a ganar la calle? ¡Lo que se pueden ganar es otra cosa! Al tiempo.

Finalmente, solo recordar a los sindicatos de clase que no es momento de huelgas y sí de trabajar con ahínco, algo que tienen que aprender y entender. ¡Ya está bien de madrugar para estar más tiempo holgando, como hacían los peones camineros de los años cincuenta y sesenta! Las huelgas no conducen a nada, salvo a generar malestar. Además, la mayor parte del sector educativo no la apoya en este momento. Y mucho menos entre el profesorado. Doy fe.

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