¿Recuerdan aquella copia tan elegante de la Nintendo? Era imposible no conocer a alguien que la tuviera. Con sus miles de juegos incrustados y su pistolita a juego. Se me vino a la cabeza de repente, pensando en alguna asociación con cierto gracejo entre el nombre del presidente de la UCI y el ave doméstica.
En el videojuego, decenas de patos de colores poblaban la pantalla con el simple objetivo de permanecer de una pieza. No tenían recompensa alguna, y su única esperanza era que la partida terminara cuando todavía llevaban las plumas digitales encima. Lo mismo mismito que le sucede a McQuaid. El irlandés vuela cual pájaro ebrio de un lado para el otro, sin rumbo, esperando que el TAS apague la consola y el juego no acabe por liquidarlo.
Alberto: "Siento 50 picogramos de repulsión". Pato: "Empiezo por la mano, pero en nada le ensucio el resto" (Agencias)
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En el último día permitido, la UCI ha decido recurrir la resolución de la RFEC y envía el paquete-bomba del ‘caso Contador’ hacia el Tribunal de Arbitraje Deportivo. El anoréxico positivo de Alberto quema en las manos de quienes dirigen (mal-dirigen) este deporte. Primero, filtraciones a la prensa les obligaron a enviarlo de una patada a Madrid. En España se lavaron las manos, y con la patata caliente encima de nuevo, han decidido que el barco siga navegando lejos de su puerto.
Pato McQuaid se hincha cuando habla de la limpieza del deporte y lo horrendo de la situación en España. Fariseo. Sin la presión sensacionalista internacional Contador estaría hoy como el año pasado. La UCI, inútiles donde los haya, sigue reventando al ciclismo a base de estrategias carentes de personalidad propia. En ningún otro deporte veríamos cómo se ensucia a su principal representante por un tema tan vulgar como son los dichosos 50 picogramos Si no hay beneficio físico, ¿qué estás juzgando? ¿Ocultas algo que no sabemos?
Pero déjenme suponer, aún a riesgo de error, que para eso estamos dentro del periodismo deportivo. La UCI agota el tiempo para dar a conocer su fallo. Sospechoso. El caso puede resolverse en breve si el TAS lo desea, pero mire usted por donde, la espera puede retrasarse hasta cuatro meses. O lo que es o mismo, 24 de julio. Se admiten prórrogas. ¿Me va siguiendo? Los que mandan pueden ser idiotas, pero la ‘pela es la pela’. Sea como fuere, apuesto por un Contador en los Campos Elíseos. Todo lo demás nos sonaría a lo mismo. ‘Cuac-cuac’, McQuaid.