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Luis Agüero Wagner

Trípoli bajo Fuego y los aliados paraguayos de Gadafi

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Según Noam Chomsky, el acto singular más grave de terrorismo internacional ocurrido en 1986 fue el bombardeo estadounidense a Libia; el primer bombardeo en la historia programado para la mejor hora televisiva, precisamente las 19 horas Eastern Standard Time de Estados Unidos.

Las tres redes nacionales norteamericanas presentaron en su noticiario nacional estos excitantes sucesos en vivo desde Trípoli y los propagandistas del imperio dominaron la discusión subsiguiente en todos los medios del mundo. El pretexto fue la represalia al atentado con bombas contra la discoteca “La Belle” en Berlín occidental, acontecido diez días antes. La administración Reagan afirmó que tenía pruebas “directas, precisas e irrefutables” de la responsabilidad de Libia en ese acto terrorista.

Sin embargo, ya en el primer aniversario del bombardeo la BBC de Londres informó que las agencias de inteligencia europeas y oficiales consideraban que “La Casa Blanca y en particular los consejeros presidenciales contra-terrorismo del Consejo Nacional de Seguridad de EEUU distorsionaron deliberadamente la inteligencia para involucrar a Kadafi en el atentado. Se reportó también que la evidencia proporcionada por Estados Unidos en el caso era inventada o simplemente fraudulenta, y que las autoridades de Berlín y las embajadas occidentales de dicha ciudad desmentían categóricamente que la policía militar estadounidense haya declarado una alerta para evacuar los bares y las discotecas, como afirmaron George Shultz, Gaspar Weinberger y los militares yanquis. James Markham, corresponsal europeo del New Yort Times escribía ya el 14 de abril de 1987 que se seguía dudando de las “pruebas” ofrecidas por Washington para demostrar que Libia estaba detrás del atentado en la discoteca de Berlín.

Vale decir, otra muestra más de la brutalidad y negligencia imperialista en materia de relacionamiento internacional, un simple y llano acto de terrorismo no provocado perpetrado por Estados Unidos.

El resultado fue apenas un engrose de una larga lista, dado que tratando de matar a Gadafi habían matado a su hija de 4 años, del mismo modo que tratando de matar a Saddam Hussein en una oportunidad mataron a Laila Bin Attar, y más adelante a cientos de miles de irakíes inocentes. Tratando de destruir una fábrica de armas en Sudán, destruyeron una factoría de medicamentos y este pobre país perdió la mitad de su productividad en medicinas. Tratando de matar a Ben Laden, mataron miles de inocentes y pulverizaron Afganistán, de la misma manera que por la libertad lucharon contra las fuerzas independentistas de Angola y defendiendo la democracia en Latinoamérica implantaron a las peores tiranías que conozca la historia.

Precisamente en esta última región es donde el altivo capitán de 27 años que encabezara un golpe militar descolonizador en el norte de África hace 42 años, hizo algunos de sus más conspicuos aliados.

LOS AMIGOS PARAGUAYOS
Durante su aventura africana en el Congo, el Che Guevara observó que la mayoría de los combatientes de la guerrilla negra lo acosaban con sus deseos de viajar a Cuba, pretensión que denominaba de manera despectiva como “deseos de realizar turismo revolucionario”.
La afición turística congoleña no era una excepción en este pañuelo de mundo, si conocemos el caso de varios exponentes cercanos al gobierno del cura Fernando Lugo, y del mismo obispo, todos ellos grandes revolucionarios en Caracas, Trípoli o La Habana, pero rastreros y abyectos lacayos del imperio en Paraguay. Ya advertía un proverbio árabe que si ríes, el mundo ríe contigo, pero cuando lloras, lloras solo.

Muchos compañeros de causa del autor del “Libro Verde” de Trípoli, como el obispo y zar de Yacyreta Mario Melanio Medina, o el embajador paraguayo en Egipto Ausberto Rodríguez, gozaron durante muchos años de la hospitalidad libia y degustaron del turismo revolucionario por la tierras donde según la Farsalia, habían nacido de la sangre de Medusa todas las serpientes libias el áspid, la Anfisbena, el Amódite y el Basilisco. Hoy no es de extrañar, en el mismo contexto, que guarden un sepulcral silencio cómplice ante la anunciada intervención imperialista en los dominios de su ex anfitrión.

El pronunciamiento del Partido de los Trabajadores de Paraguay, solicitando “romper relaciones” con Libia siempre estuvo demás para estos aliados paraguayos de Gadafi, habituados a acompañar a mecenas parecidos sólo en las buenas. Dicen que los pueblos no son iguales a sí mismos ni siquiera a lo largo de su propia historia, y mucho menos los líderes. Ni hablar de los aliados oportunistas.

Si Plino el Antiguo hubiera vivido en nuestra era, y hubiera visitado el Paraguay y conocido al entorno del cura Fernando Lugo, sin dudas hubiera constatado que no sólo en Libia se engendran serpientes.

ARRANCAR LOS OJOS AL IMPERIO
Mientras Gadafi es abandonado por sus aliados paraguayos, barcos de guerra de EEUU están situándose ante las costas de Libia. Obama y Clinton están planeando el cierre aéreo de Libia en nombre del conglomerado de traficantes de armas, narcos y representantes de tiranos conocida como la ONU. Esto significaría que los aviones de la OTAN podrían entrar en Libia para destruir la aviación con el argumento de que no pueda utilizarse para bombardear a la población civil.

El imperialismo, principalmente EEUU, comenzó a hacer declaraciones que exponen que la comunidad internacional debe intervenir para evitar un baño de sangre y hacerlo en nombre de la paz. También están agitando el fantasma de que Al Qaeda pueda entrar a controlar zonas de Libia, lo mismo que argumenta Gadafi. Estas declaraciones las hace al imperialismo para, también a través de la ONU, justificar el envío de cascos azules para “garantizar la paz” y por supuesto para reconstruir el Estado semicolonial o hacerlo como una colonia directamente.

En respuesta a las pretensiones, Gadafi ha prometido arrancar los ojos a quien pretenda desafiar a Libia, como evocando los poderes de la mitológica Medusa, capaz de petrificar con la mirada. Según Plinio, precisamente en Libia esta Gorgona parió al Basilisco, ser imaginario que reside en el desierto creado por él mismo.

A sus pies caen muertos los pájaros y se pudren los frutos; el agua de los ríos en que se abreva queda envenenada durante siglos. Su mirada rompe las piedras y quema el pasto.
Cuando los enciclopedistas cristianos buscaron una origen racional al Basilisco, formularon la hipótesis de que se trataba de un huevo contrahecho y deforme, puesto por un gallo e incubado por una serpiente, explicación que Sir Thomas Browne declaró tan monstruosa como el mismo Basilisco.

Lo mismo podría decirse de las hipócritas y rebuscadas hipótesis con que hoy los propagandistas del imperio buscan demonizar al nuevo basilisco de Libia creado por ellos mismos, Muamar al Gadafi.

Trípoli bajo Fuego y los aliados paraguayos de Gadafi

Luis Agüero Wagner
Luis Agüero Wagner
viernes, 4 de marzo de 2011, 07:59 h (CET)
Según Noam Chomsky, el acto singular más grave de terrorismo internacional ocurrido en 1986 fue el bombardeo estadounidense a Libia; el primer bombardeo en la historia programado para la mejor hora televisiva, precisamente las 19 horas Eastern Standard Time de Estados Unidos.

Las tres redes nacionales norteamericanas presentaron en su noticiario nacional estos excitantes sucesos en vivo desde Trípoli y los propagandistas del imperio dominaron la discusión subsiguiente en todos los medios del mundo. El pretexto fue la represalia al atentado con bombas contra la discoteca “La Belle” en Berlín occidental, acontecido diez días antes. La administración Reagan afirmó que tenía pruebas “directas, precisas e irrefutables” de la responsabilidad de Libia en ese acto terrorista.

Sin embargo, ya en el primer aniversario del bombardeo la BBC de Londres informó que las agencias de inteligencia europeas y oficiales consideraban que “La Casa Blanca y en particular los consejeros presidenciales contra-terrorismo del Consejo Nacional de Seguridad de EEUU distorsionaron deliberadamente la inteligencia para involucrar a Kadafi en el atentado. Se reportó también que la evidencia proporcionada por Estados Unidos en el caso era inventada o simplemente fraudulenta, y que las autoridades de Berlín y las embajadas occidentales de dicha ciudad desmentían categóricamente que la policía militar estadounidense haya declarado una alerta para evacuar los bares y las discotecas, como afirmaron George Shultz, Gaspar Weinberger y los militares yanquis. James Markham, corresponsal europeo del New Yort Times escribía ya el 14 de abril de 1987 que se seguía dudando de las “pruebas” ofrecidas por Washington para demostrar que Libia estaba detrás del atentado en la discoteca de Berlín.

Vale decir, otra muestra más de la brutalidad y negligencia imperialista en materia de relacionamiento internacional, un simple y llano acto de terrorismo no provocado perpetrado por Estados Unidos.

El resultado fue apenas un engrose de una larga lista, dado que tratando de matar a Gadafi habían matado a su hija de 4 años, del mismo modo que tratando de matar a Saddam Hussein en una oportunidad mataron a Laila Bin Attar, y más adelante a cientos de miles de irakíes inocentes. Tratando de destruir una fábrica de armas en Sudán, destruyeron una factoría de medicamentos y este pobre país perdió la mitad de su productividad en medicinas. Tratando de matar a Ben Laden, mataron miles de inocentes y pulverizaron Afganistán, de la misma manera que por la libertad lucharon contra las fuerzas independentistas de Angola y defendiendo la democracia en Latinoamérica implantaron a las peores tiranías que conozca la historia.

Precisamente en esta última región es donde el altivo capitán de 27 años que encabezara un golpe militar descolonizador en el norte de África hace 42 años, hizo algunos de sus más conspicuos aliados.

LOS AMIGOS PARAGUAYOS
Durante su aventura africana en el Congo, el Che Guevara observó que la mayoría de los combatientes de la guerrilla negra lo acosaban con sus deseos de viajar a Cuba, pretensión que denominaba de manera despectiva como “deseos de realizar turismo revolucionario”.
La afición turística congoleña no era una excepción en este pañuelo de mundo, si conocemos el caso de varios exponentes cercanos al gobierno del cura Fernando Lugo, y del mismo obispo, todos ellos grandes revolucionarios en Caracas, Trípoli o La Habana, pero rastreros y abyectos lacayos del imperio en Paraguay. Ya advertía un proverbio árabe que si ríes, el mundo ríe contigo, pero cuando lloras, lloras solo.

Muchos compañeros de causa del autor del “Libro Verde” de Trípoli, como el obispo y zar de Yacyreta Mario Melanio Medina, o el embajador paraguayo en Egipto Ausberto Rodríguez, gozaron durante muchos años de la hospitalidad libia y degustaron del turismo revolucionario por la tierras donde según la Farsalia, habían nacido de la sangre de Medusa todas las serpientes libias el áspid, la Anfisbena, el Amódite y el Basilisco. Hoy no es de extrañar, en el mismo contexto, que guarden un sepulcral silencio cómplice ante la anunciada intervención imperialista en los dominios de su ex anfitrión.

El pronunciamiento del Partido de los Trabajadores de Paraguay, solicitando “romper relaciones” con Libia siempre estuvo demás para estos aliados paraguayos de Gadafi, habituados a acompañar a mecenas parecidos sólo en las buenas. Dicen que los pueblos no son iguales a sí mismos ni siquiera a lo largo de su propia historia, y mucho menos los líderes. Ni hablar de los aliados oportunistas.

Si Plino el Antiguo hubiera vivido en nuestra era, y hubiera visitado el Paraguay y conocido al entorno del cura Fernando Lugo, sin dudas hubiera constatado que no sólo en Libia se engendran serpientes.

ARRANCAR LOS OJOS AL IMPERIO
Mientras Gadafi es abandonado por sus aliados paraguayos, barcos de guerra de EEUU están situándose ante las costas de Libia. Obama y Clinton están planeando el cierre aéreo de Libia en nombre del conglomerado de traficantes de armas, narcos y representantes de tiranos conocida como la ONU. Esto significaría que los aviones de la OTAN podrían entrar en Libia para destruir la aviación con el argumento de que no pueda utilizarse para bombardear a la población civil.

El imperialismo, principalmente EEUU, comenzó a hacer declaraciones que exponen que la comunidad internacional debe intervenir para evitar un baño de sangre y hacerlo en nombre de la paz. También están agitando el fantasma de que Al Qaeda pueda entrar a controlar zonas de Libia, lo mismo que argumenta Gadafi. Estas declaraciones las hace al imperialismo para, también a través de la ONU, justificar el envío de cascos azules para “garantizar la paz” y por supuesto para reconstruir el Estado semicolonial o hacerlo como una colonia directamente.

En respuesta a las pretensiones, Gadafi ha prometido arrancar los ojos a quien pretenda desafiar a Libia, como evocando los poderes de la mitológica Medusa, capaz de petrificar con la mirada. Según Plinio, precisamente en Libia esta Gorgona parió al Basilisco, ser imaginario que reside en el desierto creado por él mismo.

A sus pies caen muertos los pájaros y se pudren los frutos; el agua de los ríos en que se abreva queda envenenada durante siglos. Su mirada rompe las piedras y quema el pasto.
Cuando los enciclopedistas cristianos buscaron una origen racional al Basilisco, formularon la hipótesis de que se trataba de un huevo contrahecho y deforme, puesto por un gallo e incubado por una serpiente, explicación que Sir Thomas Browne declaró tan monstruosa como el mismo Basilisco.

Lo mismo podría decirse de las hipócritas y rebuscadas hipótesis con que hoy los propagandistas del imperio buscan demonizar al nuevo basilisco de Libia creado por ellos mismos, Muamar al Gadafi.

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