La afición charra pasa una navidad de dudas, ya que las 17 primeras jornadas no han dejado claro cual va a ser el objetivo de la entidad. Hay signos alentadores que hacen pensar en todo, y borrones que hacen ser prudentes.
El año 2010 ha sido un año de continuos sobresaltos, ilusiones y noticias para la Unión Deportiva Salamanca. Si arrancaban el año con Oliva en el banquillo y cerca del ascenso, en sólo 5 meses pasaron Sito y Jorge D'Alessandro, quien tuvo que salvar milagrosamente al equipo del pozo de la Segunda B y una más que posible desaparición.
La Unión todavía no ha conseguido encontrar el equilibrio (udsalamanca.net)
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Tras el alivio de seguir en el fútbol profesional tras verse más fuera que dentro, la Unión confió en Óscar Cano después de la negativa de Antonio Calderón para llevar las riendas del equipo, y el Director Deportivo Balta contruyó una plantilla joven y de bajo coste para intentar cuajar una temporada más tranquila.
Y es innegable que se está consiguiendo, el problema es que el inicio de campaña fue tan sorprendente que ahora la octava posición actual ya sabe a muchos a poco. No se perdió hasta la jornada 7, y el equipo ocupó puesto de playoff hasta la última derrota en Vigo.
En ésta línea descendente no se sabe hasta qué punto ha podido influir la noticia más sonada del año en el club, y una de las más mediáticas en todo el deporte español, que no es otra que el infarto sufrido por Miguel García, y sus consecuencias deportivas y anímicas para el bloque. Lo cierto es que la estadística es clara, sin él se han sumado 7 puntos de 24 posibles, mientras que con el manchego se habían cosechado 17 sobre un total de 27.
Tampoco se pueden olvidar los malos arbitrajes sufridos por los blanquinegros, sin los que se cree que el equipo podría tener unos 10 puntos más y que han llevado a la afición a considerar la opción de entrar cinco minutos tarde al partido ante el Xerez en señal de protesta.
El juego del equipo es otro punto discordante para el entorno del club. El propio entrenador prometía que intentaría desplegar un fútbol de toque como el de sus referencias Guardiola y Lillo, pero no tardó en recular y asegurar que el fútbol directo del equipo era el que se podía permitir por las características de su plantilla. Hay quien le comprende y tambien voces que aseguran que con un poco más de ambición se hubiera conseguido alguna victoria más, especialmente fuera de casa.
Se espera que llegue un refuerzo para el mediocampo en enero para poder compensar la baja de Miguel y devolver el equipo a la inercia ganadora en la que estaba sumido. La permanencia es el objetivo y se daría por buena, pero la parroquia charra es exigente y si continua viendo una plantilla para aspirar a más no dudará en protestar a la mínima señal de autocomplacencia. Mientras, seguiremos atentos a los acontecimientos.