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Almudena Negro

Navidad y Agustín Cervantes

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Esta pasada semana la mayoría de familias del mundo libre, que es el mundo de raíces judeo-cristianas, se reunían en torno a la mesa para celebrar la Navidad. Secularizada la fiesta, para algunos es ocasión de regalos de Papá Noel, alegría y comilonas; para otros, es el momento más importante del año y el que da sentido a casi todo: el día del nacimiento de Jesucristo en Belén. Sea como fuere, casi todos dicen sentir por estas fechas eso que se ha dado en llamar espíritu navideño y que se supone saca lo mejor de cada uno de nosotros. Pues bien, mientras en España, entre villancicos, nos reuníamos con la familia para comer, aunque menos, que la crisis está haciendo estragos, marisco, cordero, besugo o turrón, en la hermana Cuba, sometida por el criminal y socialista régimen de los hermanos Castro, el preso de conciencia Agustín Cervantes, del Movimiento Cristiano de Liberación, era ingresado el día de Navidad en un hospital en Santiago de Cuba. Y es que el pasado día 15 de diciembre, cuando en España las familias compraban las viandas navideñas, Cervantes comenzaba su huelga de hambre. La huelga que lo tiene tan debilitado que la disidencia cubana se teme que podría terminar como el asesinado Orlando Zapata. Terrible situación, pues, la que denuncia Oswaldo Payá, fundador en 1998 del Proyecto Varela, 4 veces nominado para el premio Nobel de la Paz y premio Sajarov de Derechos Humanos de la Unión Europea.

La excusa, aunque las dictaduras no las necesitan, para la encarcelación de Agustín Cervantes surge a raíz de la entrada en su casa de unos activistas procastristas, que lo amenazaron cuchillo en mano. Cervantes redujo al principal atacante quitándole el arma blanca. Ese fue el principio del horror. A la cárcel. Desde entonces viene sufriendo continuos maltratos. Palizas, vejaciones… Cervantes sufre el trato que a casi todo el mundo, con razón, le horroriza puedan sufrir los prisioneros de Al Qaeda en la prisión de Guantánamo, esa la parte de la isla caribeña controlada por USA en función de un contrato de arrendamiento relacionado con el Tratado cubano-estadounidense del año 1903.

España, como se recuerda desde movimientos cívicos, no puede permanecer impasible ante esta situación. Va siendo hora de que el gobierno de Rodríguez Zapatero y el PSOE se dejen de sus habituales complicidades con el régimen asesino. Como sucedió recientemente a cuenta del premio Sajarov otorgado al periodista Guillermo Fariñas, cuando diputados socialistas, para bochorno de todos los españoles de bien, se mostraron indignados por el reconocimiento otorgado por la UE al valiente activista. Va siendo hora de que el gobierno y el partido que lo sustenta se pongan, de la mano de toda la oposición, a defender la libertad en Cuba. Va siendo hora de que Trinidad Jiménez y José Luis Rodríguez Zapatero estén a la altura. Y el resto de españoles, también.

Denunciemos la situación de Cuba. Denunciemos el régimen criminal de los Castro. Exijamos la inmediata liberación de Agustín Cervantes. Y del resto de prisioneros políticos cubanos. Pidamos para Cuba la libertad que para nosotros mismos deseamos. Que el espíritu navideño, que debería ser el espíritu que nos embargase todo el año, nos ayude a derribar el horror.

Navidad y Agustín Cervantes

Almudena Negro
Almudena Negro
lunes, 27 de diciembre de 2010, 08:12 h (CET)
Esta pasada semana la mayoría de familias del mundo libre, que es el mundo de raíces judeo-cristianas, se reunían en torno a la mesa para celebrar la Navidad. Secularizada la fiesta, para algunos es ocasión de regalos de Papá Noel, alegría y comilonas; para otros, es el momento más importante del año y el que da sentido a casi todo: el día del nacimiento de Jesucristo en Belén. Sea como fuere, casi todos dicen sentir por estas fechas eso que se ha dado en llamar espíritu navideño y que se supone saca lo mejor de cada uno de nosotros. Pues bien, mientras en España, entre villancicos, nos reuníamos con la familia para comer, aunque menos, que la crisis está haciendo estragos, marisco, cordero, besugo o turrón, en la hermana Cuba, sometida por el criminal y socialista régimen de los hermanos Castro, el preso de conciencia Agustín Cervantes, del Movimiento Cristiano de Liberación, era ingresado el día de Navidad en un hospital en Santiago de Cuba. Y es que el pasado día 15 de diciembre, cuando en España las familias compraban las viandas navideñas, Cervantes comenzaba su huelga de hambre. La huelga que lo tiene tan debilitado que la disidencia cubana se teme que podría terminar como el asesinado Orlando Zapata. Terrible situación, pues, la que denuncia Oswaldo Payá, fundador en 1998 del Proyecto Varela, 4 veces nominado para el premio Nobel de la Paz y premio Sajarov de Derechos Humanos de la Unión Europea.

La excusa, aunque las dictaduras no las necesitan, para la encarcelación de Agustín Cervantes surge a raíz de la entrada en su casa de unos activistas procastristas, que lo amenazaron cuchillo en mano. Cervantes redujo al principal atacante quitándole el arma blanca. Ese fue el principio del horror. A la cárcel. Desde entonces viene sufriendo continuos maltratos. Palizas, vejaciones… Cervantes sufre el trato que a casi todo el mundo, con razón, le horroriza puedan sufrir los prisioneros de Al Qaeda en la prisión de Guantánamo, esa la parte de la isla caribeña controlada por USA en función de un contrato de arrendamiento relacionado con el Tratado cubano-estadounidense del año 1903.

España, como se recuerda desde movimientos cívicos, no puede permanecer impasible ante esta situación. Va siendo hora de que el gobierno de Rodríguez Zapatero y el PSOE se dejen de sus habituales complicidades con el régimen asesino. Como sucedió recientemente a cuenta del premio Sajarov otorgado al periodista Guillermo Fariñas, cuando diputados socialistas, para bochorno de todos los españoles de bien, se mostraron indignados por el reconocimiento otorgado por la UE al valiente activista. Va siendo hora de que el gobierno y el partido que lo sustenta se pongan, de la mano de toda la oposición, a defender la libertad en Cuba. Va siendo hora de que Trinidad Jiménez y José Luis Rodríguez Zapatero estén a la altura. Y el resto de españoles, también.

Denunciemos la situación de Cuba. Denunciemos el régimen criminal de los Castro. Exijamos la inmediata liberación de Agustín Cervantes. Y del resto de prisioneros políticos cubanos. Pidamos para Cuba la libertad que para nosotros mismos deseamos. Que el espíritu navideño, que debería ser el espíritu que nos embargase todo el año, nos ayude a derribar el horror.

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