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Nerea Conejo

Mirando al cielo... y no viendo nada

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Mira que me cuesta hablar poco halagüeñamente de una película de cine. Entre otras cosas, me molesta hacerlo por que puedo llegar a imaginar lo que cuesta conseguir hacer una producción cinematográfica de estas dimensiones. Mucho esfuerzo económico, material y personal. Pero en esta ocasión no lo puedo evitar: “Skyline”, la nueva propuesta de los hermanos Strause (Alien VS Predator 2), no deja de ser una superproducción americana de acción que previsiblemente pasará sin pena ni gloria. Sí, entra más en el género de acción que en el de ciencia ficción.

Tema recurrente donde los haya, la trama se centra en 3 amigos a los que después de una noche de fiesta, les despierta una luz azul intensa que llega a cegar. Es una invasión extraterrestre, que llega con sus enormes naves voladoras buscado pelea. Y ellos, dentro de un grupo de supervivientes, serán los encargados de sobrevivir y hacer frente al invasor. Vamos, que nos suena de algo.

Por poner una nota positiva, digno de mención son sus efectos especiales, que duda cabe. Pero el guión no deja de parecer inconexo y en los minutos finales, desconcertante.
Falta ritmo y carisma en el elenco de interpretes. Con esto, se define una regla no dicha pero conocida en este tipo de género: si tienes buenos actores, aunque el tema sea manido, tienes altas posibilidades de hacer caja. Si careces de ellos, al menos contrata una estrella y echa una moneda al aire: puede que salga bien. (léase Independence Day con Will Smith, por ejemplo).

Pero el caso de “Skyline” es de los insalvables. Actores poco conocidos mezclados con una escaleta artística trabajada de forma discordante dan lugar a una pieza relegada a videoclubs en menos de 2 meses, y sino, al tiempo… (Si es que aun existen los videoclubs… ¿hay alguien que aun vaya a alquilar una película a estos sitios?)

Y la historia que cuenta no es mala. El problema es que al espectador se le hace muy complicado imbuirse en ella, que es de lo que se trata. Cualquiera se ha puesto en la piel de Mel Gibson cuando en “Señales” se advertía el pánico en sus ojos ante una invasión extraterrestre en son de guerra. Incluso, con el añadido del humor, muchos patearon el suelo de la sala de cine diciendo ¡Toma yaaa! cuando explotaban las cabezas de los marcianitos al escuchar la canción “Indian Love Call” de Slim Whitman en “Mars Attacks”. Pero la cinta “Skyline” no crea este tipo de sensaciones. Hay momentos en que se pierde el hilo de lo que se narra y eso que suele ser difícil en un filme de esta temática, que suele ser sota, caballo y rey. Con lo fácil que lo tuvieron otros filmes al advertirnos que cómo el género humano no hay otro más noble y bonachón… En definitiva, vale para pasar el rato pero sin llegar a tomársela en serio.

Mirando al cielo... y no viendo nada

Nerea Conejo
Nerea Conejo
sábado, 4 de diciembre de 2010, 10:18 h (CET)
Mira que me cuesta hablar poco halagüeñamente de una película de cine. Entre otras cosas, me molesta hacerlo por que puedo llegar a imaginar lo que cuesta conseguir hacer una producción cinematográfica de estas dimensiones. Mucho esfuerzo económico, material y personal. Pero en esta ocasión no lo puedo evitar: “Skyline”, la nueva propuesta de los hermanos Strause (Alien VS Predator 2), no deja de ser una superproducción americana de acción que previsiblemente pasará sin pena ni gloria. Sí, entra más en el género de acción que en el de ciencia ficción.

Tema recurrente donde los haya, la trama se centra en 3 amigos a los que después de una noche de fiesta, les despierta una luz azul intensa que llega a cegar. Es una invasión extraterrestre, que llega con sus enormes naves voladoras buscado pelea. Y ellos, dentro de un grupo de supervivientes, serán los encargados de sobrevivir y hacer frente al invasor. Vamos, que nos suena de algo.

Por poner una nota positiva, digno de mención son sus efectos especiales, que duda cabe. Pero el guión no deja de parecer inconexo y en los minutos finales, desconcertante.
Falta ritmo y carisma en el elenco de interpretes. Con esto, se define una regla no dicha pero conocida en este tipo de género: si tienes buenos actores, aunque el tema sea manido, tienes altas posibilidades de hacer caja. Si careces de ellos, al menos contrata una estrella y echa una moneda al aire: puede que salga bien. (léase Independence Day con Will Smith, por ejemplo).

Pero el caso de “Skyline” es de los insalvables. Actores poco conocidos mezclados con una escaleta artística trabajada de forma discordante dan lugar a una pieza relegada a videoclubs en menos de 2 meses, y sino, al tiempo… (Si es que aun existen los videoclubs… ¿hay alguien que aun vaya a alquilar una película a estos sitios?)

Y la historia que cuenta no es mala. El problema es que al espectador se le hace muy complicado imbuirse en ella, que es de lo que se trata. Cualquiera se ha puesto en la piel de Mel Gibson cuando en “Señales” se advertía el pánico en sus ojos ante una invasión extraterrestre en son de guerra. Incluso, con el añadido del humor, muchos patearon el suelo de la sala de cine diciendo ¡Toma yaaa! cuando explotaban las cabezas de los marcianitos al escuchar la canción “Indian Love Call” de Slim Whitman en “Mars Attacks”. Pero la cinta “Skyline” no crea este tipo de sensaciones. Hay momentos en que se pierde el hilo de lo que se narra y eso que suele ser difícil en un filme de esta temática, que suele ser sota, caballo y rey. Con lo fácil que lo tuvieron otros filmes al advertirnos que cómo el género humano no hay otro más noble y bonachón… En definitiva, vale para pasar el rato pero sin llegar a tomársela en serio.

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