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Alfredo Hernández

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Es triste, pero el dinero mueve el mundo. Lo mueve de tal manera que destruye sociedades y familias que parecían tener lazos capaces de superar todo. Todo menos litigar por monedas.

Estos litigios, como cosa nueva, han aparecido a consecuencia de las “ donaciones “ de óvulos y podíamos denominarlo la guerra los embriones. Cosa triste.

No es guerra entre ellos, qué mas quisieran poder guerrear y defenderse, a mas de uno se le caería el pelo, pero no pueden ni implorar el derecho fundamental, inalienable, como es el derecho a la vida. Pero si existe un conflicto y grande por el dinero que se ha empleado en los bancos de embriones, inmensos, que después de almacenarlos no sabemos su porvenir. Pero ahí ha habido inversiones millonarias.- paradojas, que se ponga precio a una vida –cuando una sola de ellas tiene un valor incalculable, su dignidad. Algo, que estamos viendo su escasez, o su falta en muchos que critican guerras,y bien, pero alientan con sus leyes el mercado y destrucción de la vida en el indefenso.

Con la Ley de Investigación Biomédica, se podrán crear, o mejor conseguir embriones humanos para investigar en ellos. La ley nuestra permite la clonación o trasferencia nuclear “ creando el preembrión” ( la incultura biológica no tiene límites científicos ) y así se suaviza el atentado a la vida, porque es un EMBRIÓN.

Eso sí,no clonar con fines reproductores por ahora. Pero claro, nos hemos juntado con gran cantidad de embriones humanos – perdón, preembriones - ¿ que hacemos con ellos ¿. El Parlamento Europeo expuso un programa para la Investigación y Desarrollo, con la posibilidad de financiar los experimentos que se dediquen a la destrucción de embriones para extraer células madre. Habrá una gran demanda de óvulos con su consiguiente carestía. Y asistiremos a la competencia con la reproducción asistida , que necesitará embriones cuando la infertilidad se deba a patología ovárica, el “ altruismo “de la donante de óvulos oscila entre los 600 y los 1.000 euros. Este dinero ha estimulado a las “ benefactoras “ y cada año unas 8.000 mujeres ceden sus óvulos a las clínicas de reproducción artificial.

En Francia ( por ahora ) la donación es gratuita, por lo que las francesas vienen aquí a “ donar “.Lo que sí es cierto es la cantidad de dinero que mueve. Habrá como en todo, ley de oferta y demanda y lo triste que el mercadeo sea a costa de algo tan serio como son los embriones humanos. Es una confirmación más de la decadencia de nuestra sociedad, que intenta una mejora de sus condiciones de vida a costa de los mas indefensos.

Hay poca experiencia de éxitos. Eso sí, enseguida se lanzan las campanas al vuelo. Campanas que tocan a muerto. Es lo mas cierto,y todos insensiblemente tan felices, sin pensar en el precio que pagamos por las insensateces de unos cuantos científicos. La vida de miles de inocentes.

Dinero

Alfredo Hernández
Alfredo Hernández
viernes, 1 de octubre de 2010, 07:28 h (CET)
Es triste, pero el dinero mueve el mundo. Lo mueve de tal manera que destruye sociedades y familias que parecían tener lazos capaces de superar todo. Todo menos litigar por monedas.

Estos litigios, como cosa nueva, han aparecido a consecuencia de las “ donaciones “ de óvulos y podíamos denominarlo la guerra los embriones. Cosa triste.

No es guerra entre ellos, qué mas quisieran poder guerrear y defenderse, a mas de uno se le caería el pelo, pero no pueden ni implorar el derecho fundamental, inalienable, como es el derecho a la vida. Pero si existe un conflicto y grande por el dinero que se ha empleado en los bancos de embriones, inmensos, que después de almacenarlos no sabemos su porvenir. Pero ahí ha habido inversiones millonarias.- paradojas, que se ponga precio a una vida –cuando una sola de ellas tiene un valor incalculable, su dignidad. Algo, que estamos viendo su escasez, o su falta en muchos que critican guerras,y bien, pero alientan con sus leyes el mercado y destrucción de la vida en el indefenso.

Con la Ley de Investigación Biomédica, se podrán crear, o mejor conseguir embriones humanos para investigar en ellos. La ley nuestra permite la clonación o trasferencia nuclear “ creando el preembrión” ( la incultura biológica no tiene límites científicos ) y así se suaviza el atentado a la vida, porque es un EMBRIÓN.

Eso sí,no clonar con fines reproductores por ahora. Pero claro, nos hemos juntado con gran cantidad de embriones humanos – perdón, preembriones - ¿ que hacemos con ellos ¿. El Parlamento Europeo expuso un programa para la Investigación y Desarrollo, con la posibilidad de financiar los experimentos que se dediquen a la destrucción de embriones para extraer células madre. Habrá una gran demanda de óvulos con su consiguiente carestía. Y asistiremos a la competencia con la reproducción asistida , que necesitará embriones cuando la infertilidad se deba a patología ovárica, el “ altruismo “de la donante de óvulos oscila entre los 600 y los 1.000 euros. Este dinero ha estimulado a las “ benefactoras “ y cada año unas 8.000 mujeres ceden sus óvulos a las clínicas de reproducción artificial.

En Francia ( por ahora ) la donación es gratuita, por lo que las francesas vienen aquí a “ donar “.Lo que sí es cierto es la cantidad de dinero que mueve. Habrá como en todo, ley de oferta y demanda y lo triste que el mercadeo sea a costa de algo tan serio como son los embriones humanos. Es una confirmación más de la decadencia de nuestra sociedad, que intenta una mejora de sus condiciones de vida a costa de los mas indefensos.

Hay poca experiencia de éxitos. Eso sí, enseguida se lanzan las campanas al vuelo. Campanas que tocan a muerto. Es lo mas cierto,y todos insensiblemente tan felices, sin pensar en el precio que pagamos por las insensateces de unos cuantos científicos. La vida de miles de inocentes.

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