Roberto compró un periódico en el quiosco que está a punto de cerrar. Sólo falta la firma de venta del local. Compró un periódico y no quiso abrirlo hasta llegar a casa. Ya en el sillón, pudo comprobar que la portada estaba en blanco. La hoja dos, tres y cuatro también estaban en blanco. Incluso la contraportada estaba en blanco. Llamó al peiódico pero ahora ya nadie llama al periódico. Envió un correo electrónico. Pero le contestaron que utilizase whatsapp. Le respondieron que las hojas del periódico estaban en blanco porque ese día no había ocurrido nada en particular. No había noticias. Al siguiente día compró el periódico en el quiosco que está a punto de cerrar. Y en casa comprobó que la portada y el resto de las páginas estaban en blanco. Se equivocó y volvió a llamar a periódico. Pero ya no atendían llamadas. Envío un whatsapp. Le respodieron que como las noticias habían sido muy malas, prefirieron publicar el periódico en blanco. Para evitarle disgustos. Al día siguiente volvió a comprar el periódico y una piruleta en el quiosco que está a punto de cerrar. Al llegar a casa volvió a comprobar que todas las páginas estaban en blanco. Se olvidó de todo y se presentó en la delegación del periódico. Pero no había nadie. Y envió otro whatsapp. Y le contestaron que el periódico tenía todas las páginas en blanco para darle la posibilidad a él mismo de escribir las noticias que quisiese. Podía inventarse el mundo como le pareciese. Desconozco lo que hizo el cuarto día.
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