Buenas tardes,
He leído en su medio una nota acerca del criadero Del Nilo y me animo a escribirles para contar mi experiencia personal, que dista mucho de la imagen positiva que se proyecta en ese artículo.
En marzo de este año adquirí un supuesto caniche toy a este criadero, pagando un precio muy superior al de otros criadores, casi el doble, confiando en la buena publicidad que difunden en redes y en que ello garantizaba la calidad del perro. Sin embargo, la realidad fue muy diferente: el cachorro llegó con tos de las perreras y, con el paso de los meses, fui notando que no se parecía en nada a los padres que me habían mostrado. Hoy, con casi 8 meses, mide unos 32 cm y pesa más de 5 kg, cuando me aseguraron que no superaría los 3,5 kg como supuestamente sus progenitores. Y según el estándar debería tener como máximo 28 cm de altura, ya en adulto.
Al reclamar, la respuesta de Del Nilo fue que no podían garantizar el tamaño, escudándose en un folleto en el que en ningún momento se menciona ese aspecto (sí el color). También me informaron de que el pedigrí es “a demanda” y de pago, y que no lo entregan a todos, lo que en la práctica deja sin garantía alguna sobre la pureza de la raza. Lo más indignante fue que incluso me ofrecieron “cambiar” a mi perro por otro ya crecido que cumpliera con el tamaño, una propuesta que contradice completamente el discurso de amor y cuidado responsable hacia los animales con el que se presentan.
Considero importante que quienes busquen información sobre este criadero tengan también acceso a experiencias como la mía, que muestran otra cara de la realidad detrás de su marketing.
Muchas gracias por su atención.
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