En mi humilde opinión la libertad religiosa es un derecho que debe ser siempre defendido, en el caso Jumilla y ante otras muchas amenazas cotidianas que se producen en nuestro país, en los de nuestros vecinos y especialmente en grandes regiones de África y Asia, con gran frecuencia nos llegan noticias de casos alarmantes. Más allá de las convicciones personales, es esencial entender que no hay democracia ni verdadera convivencia cuando se obliga a las personas a renunciar a su identidad y conciencia para participar en el espacio público.
Como ejemplo nos puede servir una de las últimas que se sobre el tema ha conocido estos días: En las últimas semanas, y en las aldeas del norte del país (Mozambique), decenas de civiles han sido decapitados, varias iglesias han sido reducidas a cenizas y miles de personas han sido forzadas a huir de su tierra, en lo que los expertos no dudan en calificar como un "genocidio silencioso".
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