Vivimos corriendo. El móvil suena, llegan correos, hay reuniones, llamadas, recados... Y al final del día, aunque hayamos hecho muchas cosas, sentimos que no hemos hecho lo más importante. ¿Te ha pasado? Entonces este artículo es para ti.

Hay una metáfora muy conocida que nos invita a reflexionar sobre nuestras prioridades: imagina que tienes un frasco vacío y debes llenarlo con piedras grandes, grava, arena y agua. Si comienzas por la grava o la arena, no quedará espacio para las piedras grandes. Pero si pones primero lo esencial —esas piedras grandes—, todo lo demás encuentra su lugar alrededor.
¿Qué son tus “piedras grandes”?
Cada persona tiene las suyas, pero hay algunas que son universales:
La salud física y mental: sin bienestar, todo lo demás pierde sentido. Las relaciones con tu familia y amigos: los vínculos afectivos que nos sostienen. El crecimiento personal: avanzar, aprender, desarrollar lo que somos. Los valores y principios: aquello que nos guía al tomar decisiones importantes.
Por el contrario, la “arena” y la “grava” son esas pequeñas tareas o distracciones diarias que llenan nuestro tiempo sin aportarnos verdadero valor: redes sociales, correos que pueden esperar, llamadas sin urgencia, compromisos superfluos.
¿Cómo volver a lo importante?
1. Identifica tus prioridades: antes de comenzar la semana, pregúntate: ¿qué es lo que realmente importa? Escríbelo. Recuérdalo.
2. Dedica tiempo a lo esencial primero: si tu salud es una prioridad, programa espacio para moverte, descansar y alimentarte bien. Si lo son tus hijos, reserva tiempo de calidad con ellos.
3. No dejes que lo urgente robe el espacio de lo importante: muchas urgencias no lo son tanto. Aprende a diferenciar.
4. Evalúa cómo estás usando tu tiempo: ¿lo estás dedicando a lo que te llena o solo a lo que te ocupa?
Una nueva mirada para cada día
Vivir de forma más consciente no requiere grandes cambios. Solo empezar a dar más espacio a lo que verdaderamente llena tu vida de sentido. Si cada mañana decides qué “piedras grandes” vas a colocar primero, todo lo demás se organizará mejor. Y terminarás el día sintiendo que, al menos, lo esencial estuvo presente.
Porque no se trata solo de hacer más, sino de hacer lo que vale más.
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