Muchos problemas del Medio Oriente se han agudizado tras que hace siete años Israel se definió como el Estado-nación solo para todos los judíos del mundo, y para nadie más. El 19 de julio del 2018 se aprobó esta norma transformándolo en el único país en la historia universal en reconocer como nacionales solo a sus correligionarios dentro y fuera de sus fronteras.
Hay Estados que declaran que su credo oficial es una forma de cristianismo, islamismo, budismo o hinduismo, pero no se definen como un Estado solo para quienes profesan su culto en cualquier parte del planeta. Demandar que cada religión tenga su propio Estado despedazaría al orden mundial. Esto no lo proponen los principales cultos minoritarios que hay: mormones y siks, quienes son mayoría en Utah (EEUU) y Punjab (India); adventistas, testigos de Jehová, pentecostales; o por otras religiones que dominan ciertas zonas del Medio Oriente (cristianos coptos, asirios, maronitas u ortodoxos, drusos, samaritanos, ismailistas alauitas, sabateos, alevitas, yazidíes, zoroastrianos, yazanistas, bahaís, mandaneos, shabakistas, etc.).
Para Yaakov Shapiro los judíos son una religión y no una nación, la patria de todo judaico es la biblia hebrea y el país donde residen, mientras que los colonos sionistas son idólatras de la tierra, cuya religión es tan diferente a la del judaísmo como lo son el evangelismo del catolicismo. Dicho reconocido rabino norteamericano propone derogar esa ley haciendo un Estado que otorgue la nacionalidad y derechos iguales todos los que allí nazcan.
Tal ley es antidemocrática porque discrimina a los pobladores de una misma sociedad en categorías etno-religiosas, se adjudica la representatividad de toda una comunidad etno-religiosa global, abiertamente excluye del derecho a la autodeterminación nacional a todo aquel que no profese el credo oficial y deroga como idioma cooficial al árabe (que desde hace 13 siglos es la lengua más hablada en dicho territorio).
Hay 15'000,000 personas en la superficie que detenta Israel. De estos 7'200,000 son judíos y 2'650,00 son ciudadanos no-judíos, (quienes pueden votar en elecciones, pero nunca nadie de ellos ha encabezado ningún ministerio importante). Además, hay otros 5'000,000 palestinos que viven bajo régimen militar desde 1967 en Cisjordania y Gaza, quienes no son ciudadanos dentro del Estado que les ocupa, tienen restricciones para desplazarse, repentinamente pueden ser apresados o disparados, y cuyas propiedades pueden ser atacadas o confiscadas.
Netanyahu se autoproclama como portavoz de los 16 millones de judíos de todo el planeta. Su partido (Likud) obtuvo poco más de un millón de votos en las últimas elecciones israelíes, donde ni siquiera llegó a la cuarta parte de los votos. La mayoría de los judíos del mundo nunca hemos vivido en Israel ni votamos en sus comicios. Muchísimos judíos no apoyamos el genocidio de Gaza.
Por otro lado, hay 14'000,000 palestinos que han nacido o descienden de padres o abuelos nativos de los territorios que Israel ocupa. A la gran mayoría palestina se les impide visitar sus tierras. Solo una sexta parte de ellos tiene ciudadanía israelí.
Si un judío se convierte a otra religión deja de ser parte de su "nación", aunque no pasa lo mismo si deviene en ateo o secular (como la mitad de los judeo-israelíes). Cualquier correligionario que venga de cualquier rincón del globo tiene derecho al pasaporte israelí. Aducen que tienen dicho derecho por estar retornando tras 2,000 años de exilio. La única forma de comprobar científicamente ello es con tests genéticos, pero estos están prohibidos en Israel. Todos los análisis de ADN evidencian que los actuales palestinos son descendientes directos de los israelitas bíblicos, y que todos los judíos que vienen de otras tierras se desposaron con conversos de las naciones que les acogieron.
Dentro de las 45 etnias que tienen un ADN más similar al de los israelitas bíblicos se encuentran muchos árabe-hablantes, judíos orientales y sefarditas, pero no los "askenazíes" (quienes provienen de Europa, conforman un 70% de la población judía mundial, y de cuyas sus filas provienen los creadores del Estado de Israel y todos sus 14 primeros ministros).
"Tierra Santa" debiera ser una república, como las de las Américas, donde judíos, cristianos y musulmanes puedan ser considerados nacionales con los mismos derechos.
PS- Homenaje a Hugo Wiener, quien falleció pocos antes del 48 aniversario del paro nacional del 19 de julio de 1977, del cual fue uno de sus dirigentes.
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