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​Torre Pacheco

Emmanuel Rueda Girondo, Vigo
Lectores
sábado, 19 de julio de 2025, 13:14 h (CET)

Hace un tiempo vivieron en Torre Pacheco grupos de neandertales. No hay constancia de conflictos territoriales entre ellos. También se dio la técnica y cultura del pulido de piedra para utensilios. En épocas posteriores, los romanos extrajeron mármol de Torre Pacheco. Nótese que los romanos eran migrantes. Con avanzada tecnología y fuerza para el momento. Más tarde aparecieron casas señoriales. Y Pacheco levantó una torre para la defensa de aquella población. También se asentaron familias genovesas. Y los genoveses fueron migrantes. Torre Pacheco se dedicó al cultivo de secano, cereales y vid. Con molinos de viento en el campo de Cartagena. Probablemente las incursiones violentas de estos días confundieron los molinos con gigantes devoradores y genios de la lámpara árabe. Gracias a la tecnología y la ayuda del trabajo migrante, Torre Pacheco vive hoy de la agricultura. Son personas, no gigantes con cuatro cabezas. Y esperan que el anciano que recibió una paliza se reponga pronto. Somos personas, no gigantes.

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Someter a la política al principio de racionalidad por la vía del Derecho, fue uno de los logros del sistema político moderno. Por otro lado, el hombre común pasó a ocupar un lugar en la toma de decisiones políticas, en cierta forma para dejar constancia tanto de su nuevo papel como persona y como ciudadano.

Hay dolores que no se ven, pero que se sienten hasta los huesos. Dolor que no se expresa, que no se llora, que no se dice en voz alta porque “hay que seguir adelante”, porque “no es tan grave”, porque “otros están peor”. Ese dolor —el que se traga y no se digiere— no desaparece: se instala en el cuerpo, en lo profundo, y un día, cuando menos lo esperas, empieza a hablar por su cuenta.

 
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