El comité científico de Naciones Unidas ha indicado en sus últimos informes sobre el calentamiento global que la temperatura media del planeta ha subido 1,2ºC entre los años 2011 y 2020, lo mismo que en los cien años anteriores, radicalizándose especialmente en este siglo y significándose como la década más cálida registrada hasta la fecha.

Efectos del cambio climático
Y muchos eruditos aún son más pesimistas para el futuro inmediato pronosticando que podría acrecentarse en 1,5ºC en las próximas dos décadas, si no se toman medidas rigurosas. El aumento de temperatura ha provocado olas de calor cada vez más severas. Tanto es así que veinte de los veranos más tórridos han sucedido en este siglo.
Consecuencias
¿Y cuáles han sido las consecuencias más evidentes? Tormentas, tornados y huracanes, graves inundaciones e incendios, olas de calor extremas, sequías y subida del nivel del mar (que bien podría alcanzar los 2 metros en el año 2050 y llegar hasta los 5 metros para el año 2150), son hechos constatados que están ocurriendo cada vez con mayor frecuencia.
Incluso abundando aún más en las consecuencias que ya acontecen, un informe del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) alerta de que actualmente una de cada tres muertes por calor se deben al cambio climático.
El registro de incendios en todo el mundo ha sufrido un ascenso exponencial en todos los continentes (arrasando mucha zonas de California, Amazonas, Australia, África Central, Siberia o Grecia, por ejemplo) y el aumento del 1,2ºC de temperatura ha elevado la humedad, ocasionando que el agua de los océanos se evapore causando lluvias más torrenciales y graves inundaciones que han asolado el sudeste asiático y la India, sin olvidarnos de la terrible DANA que devastó numerosas poblaciones en la provincia de Valencia y causó la muerte de 227 personas en octubre del pasado año.
De igual forma los polos asisten a un progresivo deshielo. Tanto en el Ártico como en la Antártida se ha mermado entre tres y cinco veces las masas de hielo y el incremento de 0,5ºC de la temperatura del agua de los mares más próximos han desencadenado el derrumbe de inmensos bloques de glaciares.
A consecuencia de ello, los océanos se han expandido ocasionando millones de desplazamientos en zonas costeras vulnerables, como así ha sucedido en países del Pacifico Sur, Indonesia, Malasia, Bangladesh y Myanmar. Y también ha influido directamente en el blanqueamiento y prematura desaparición de un tercio de los bancos de corales del planeta, desatado por el estrés térmico debido al aumento de la temperatura del agua.
Además, según avanza el cambio climático la franja del ecuador se está volviendo más inhóspita, causando la extinción de especies. Expertos en la materia indican que aproximadamente un 8% de las mismas corren graves riesgos de desaparición y, por ende, pueden provocar un desequilibrio de ecosistemas.
Medidas
La influencia humana ha sido relevante para el calentamiento global y las emisiones de gases de efecto invernadero, responsables directos, ya que los combustibles fósiles se utilizan para el consumo de energía, el funcionamiento de las industrias o para poner en marcha automóviles, barcos, trenes o aviones. Y cuando se queman estos combustibles fósiles se produce un efecto de reabsorción de radiación térmica de la superficie terrestre, lo que eleva la temperatura de la Tierra y provoca el ya mencionado “efecto invernadero”.

Gases de efecto invernadero
Si se alcanzase el objetivo de cero emisiones para mitad de este siglo podría detenerse el incremento de temperatura y la utilización de tecnologías renovables y respetuosas con la naturaleza absorberían el exceso de dióxido de carbono, atenuarían los fenómenos meteorológicos extremos, reducirían la concentración de CO2 en la atmósfera y frenarían la reducción de los casquetes polares que, junto a unos ambiciosos planes de repoblación forestal, contribuirían a la oxigenación del planeta.
Diversos informes de prestigiosos científicos afirman sin ningún género de dudas que si no se adoptan medidas drásticas en los próximos años el mundo podría enfrentarse a daños irreversibles. El cambio climático no es un efecto casual.
Mientras, gobernantes de todas las naciones proclaman sus deseos de implementar políticas necesarias para frenar una amenaza cada vez más real, pero chocan con los costes elevados para el desarrollo de tecnologías limpias y la feroz oposición de las industrias del gas y el petróleo.
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