Para muchos, la edad adulta comienza con un juego de llaves y la despedida del dormitorio de la infancia. Pero en toda Europa, este hito se produce más tarde que nunca. Una nueva encuesta de Unobravo revela que el 68% de los españoles cree que ahora es más difícil irse de casa que en generaciones anteriores, lo que pone de manifiesto que las presiones económicas y los cambios en las normas sociales están modificando el camino hacia la independencia.

Para estudiar esta tendencia creciente, Unobravo, un servicio de psicología en línea, ha analizado los nuevos datos de Eurostat para determinar la edad media a la que los jóvenes abandonan el hogar familiar en 32 países europeos, desglosada por sexo y a lo largo del tiempo.
El informe también cuenta con la opinión experta de la Dra. Fiorenza Perris, psicoterapeuta y directora clínica de Unobravo, que ofrece orientación a las familias que navegan por la vida multigeneracional y se apoyan mutuamente para lograr una mayor autonomía.
En España, quedarse en el hogar paterno hasta los 30 puede ofrecer consuelo, pero puede tener un coste psicológico, advierten los expertos
En España, donde las familias suelen mantener a sus hijos hasta bien entrada la edad adulta, los jóvenes adultos abandonan el hogar paterno más tarde que la mayoría, lo que sitúa al país en el octavo puesto de Europa en cuanto a edad media de abandono de la familia.
Según el último estudio de Unobravo, el español medio se va de casa a los 30 años, 3,5 años por encima de la media europea de 26,6 años. Esto marca un ligero descenso en Europa desde los 27,2 años en 2014, lo que refleja una disminución del 1,9% en la última década e indica un cambio gradual hacia una independencia más temprana.
Comparación de España con otros países europeos:
País | Edad media de la independización (datos más recientes disponibles) | % de variación desde 2014 | Montenegro | 33,3 | 5,4% | Macedonia del Norte | 32,1 | 0,3% | Croacia | 31,3 | 1,0% | Eslovaquia | 30,9 | 0,3% | Grecia | 30,7 | 4,8% | Serbia | 30,2 | -1,3% | Italia | 30,1 | 0,0% | España | 30,0 | 3,1% | Malta | 29,0 | -3,0% | Portugal | 28,9 | 0,3% | Slovenia | 28,9 | 1,0% | Bulgaria | 28,2 | -3,1% | Turquía | 28,1 | 1,8% | Rumanía | 27,3 | -4,2% | Chipre | 27,2 | -4,2% | Hungría | 27,1 | -2,2% | Luxembourg | 26,9 | 0,7% | Irlanda | 26,8 | 3,5% | Polonia | 26,7 | -5,7% | Letonia | 26,6 | -5,0% | Bélgica | 26,2 | 4,4% | Chequia | 25,8 | -3,4% | Austria | 25,3 | -0,4% | Reino Unido | 24,6 | 1,2% | Alemania | 23,9 | 0,4% | Lituania | 23,6 | -9,6% | Francia | 23,5 | -0,8% | Países Bajos | 23,2 | -1,7% | Estonia | 22,4 | -7,4% | Suecia | 21,9 | 5,3% | Dinamarca | 21,7 | 2,4% | Finlandia | 21,4 | -2,3% | UE 2024 Media | 26,6 | -1,9% |
Esto refleja las tendencias del sur de Europa. Mientras que países nórdicos como Finlandia (21,4) y Dinamarca (21,7) ven la independencia temprana como un rito de iniciación, los españoles son más propensos a quedarse en casa hasta los treinta años.
La Dra. Fiorenza Perris comenta el impacto psicológico de vivir con los padres en la edad adulta: "Permanecer en el hogar familiar puede suponer un alivio económico, ya que permite a los adultos jóvenes ahorrar dinero, invertir en educación y centrarse en su carrera profesional sin la carga del alquiler o las facturas. Los beneficios emocionales son igualmente significativos. Para quienes, de otro modo, vivirían solos, la presencia diaria de la familia proporciona consuelo, mayor resistencia y conexión, ayudando a reducir los sentimientos de soledad.
Pero aunque esta forma de vida puede ser un apoyo, no está exenta de dificultades. Compartir el hogar con los padres puede retrasar el desarrollo de la independencia y provocar tensiones en torno a la intimidad, los límites y las funciones en el hogar. La facilidad y la familiaridad de la vida en el hogar también pueden retrasar importantes transiciones vitales, como el establecimiento de relaciones románticas o la adquisición de la confianza necesaria para gestionar un hogar de forma independiente."
Los hombres españoles vuelan del nido a los 30,5 años, más de un año después que las mujeres, que lo hacen a los 29,4
En toda Europa, los hombres abandonan el hogar familiar más tarde que las mujeres, un patrón que se refleja en todos los países analizados por Unobravo. En 2024, la edad media a la que los hombres abandonarán el hogar familiar será de 28,1 años, frente a los 25,9 de las mujeres.
Sin embargo, en la última década, esta diferencia de género empezó a reducirse en gran parte de Europa. Los hombres vuelan del nido ligeramente antes, mientras que las mujeres lo retrasan, y España refleja de cerca esta tendencia.
En la actualidad, los hombres españoles se marchan a los 30,5 años, mientras que las mujeres lo hacen a los 29,4, reduciéndose la brecha de género en 0,6 años desde 2014.
En 2050, en algunas partes de Europa la edad de la independización podría superar los 40 años. Utilizando datos de 2014 a 2024, las proyecciones sugieren que, para 2050, los jóvenes de Estonia podrían estar volando del nido antes de cumplir los 18 años, con una edad media de marcha de tan solo 17,7 años. Se esperan tendencias similares en Finlandia y Lituania, donde se prevé que la edad media sea de 19,7 y 19,1 años, respectivamente.
Sin embargo, no todos los países avanzan hacia una independencia más temprana. En Montenegro, se prevé que la edad media de salida a la calle aumente significativamente, alcanzando los 41,6 años en 2050, lo que significa que muchos no encontrarán la independencia hasta bien entrada la edad adulta.
España es otro de los 17 países en los que se prevé una independencia más tardía. En 2050, la media española podría aumentar en 4,1 años, hasta los 34,1, lo que la situaría como el quinto país del estudio con la edad de salida más avanzada.
La “Generación Boomerang” aumenta en España, con un 26% de adultos que han vuelto a vivir con sus padres tras un periodo de independencia
Aunque la edad media de abandono de la casa familiar en Europa ha disminuido ligeramente en la última década, muchos jóvenes adultos siguen optando por vivir con sus padres hasta bien entrada la veintena, y algunos incluso vuelven a vivir con ellos después de haber sido independientes. Según las últimas conclusiones de Unobravo, este cambio se debe a una poderosa combinación de dificultades económicas y evolución de las actitudes sociales.
Lo explica la Dra. Fiorenza Perris: "La “Generación Boomerang” es un fenómeno creciente, con más adultos jóvenes que regresan a sus hogares de la infancia tras periodos de independencia. En España, nuestros últimos datos muestran que el 26% de los que se fueron de casa han vuelto a vivir con sus padres. Para el 50% de ellos, las presiones económicas fueron la razón principal de su regreso, mientras que el 30% apuntó a factores emocionales, como el agotamiento, las rupturas sentimentales y los efectos a largo plazo de la pandemia.”
Los psicólogos de Unobravo ofrecen apoyo experto para navegar por la vida multigeneracional Tanto si se trata de un acuerdo temporal como de una realidad a largo plazo, la Dra. Fiorenza Perris de Unobravo ofrece apoyo experto para navegar por la vida multigeneracional con empatía, estructura y respeto mutuo.
Para adultos que viven con sus padres:
Establece límites desde el principio para favorecer la claridad emocional: Las viejas dinámicas familiares pueden resurgir con facilidad. Empieza con conversaciones sinceras sobre la intimidad, los espacios compartidos y las expectativas para ayudar a mantener una sensación de control y bienestar emocional en el hogar compartido.
Asume el papel de compañero de casa, no de dependiente: Compartir responsabilidades y tratar el hogar como un espacio mutuo refuerza tu identidad de adulto. Esto favorece la autoestima y ayuda a reducir los sentimientos de frustración o regresión.
Contribuye económica o prácticamente para valorarte a ti mismo: Tanto si ofreces dinero para el alquiler como si ayudas con tareas como cocinar o limpiar, contribuir refuerza tu independencia y te da una sensación de propósito y realización emocional.
Sigue trabajando para ser independiente: No pierdas de vista tus objetivos personales ni tu identidad individual. Ya sea ahorrando para una casa, buscando trabajo o estudiando, mantén el impulso para que la situación tenga sentido.
Equilibrio entre conexión y autonomía para la estabilidad emocional: Disfrute de los momentos compartidos con la familia, pero también dé prioridad a sus propias aficiones, amistades y momentos de tranquilidad. Este equilibrio ayuda a prevenir el agotamiento y favorece un sano sentido de uno mismo.
Para padres que viven con hijos adultos:
Respeta su autonomía para reducir la tensión emocional: Aunque vivan bajo tu techo, recuerda que ya no son niños. Dejarles gestionar su propia vida favorece el respeto mutuo y ayuda a mantener bajas las tensiones familiares.
Comunica claramente tus expectativas: Establecer normas compartidas sobre tareas, finanzas y espacio desde el principio evita malentendidos y fomenta un entorno más tranquilo y predecible.
Dirige con empatía para fomentar la conexión emocional: Vivir con tus padres a veces puede parecer un contratiempo para los adultos jóvenes. Un enfoque compasivo y sin prejuicios ayuda a reducir el estrés y a fortalecer la relación.
Apoya el crecimiento sin permitir el bienestar a largo plazo: Anima a tu hijo/a adulto/a a tomar las riendas de su vida. Ofrecerle apoyo sin sobrepasarse aumenta su confianza y reduce tu carga emocional.
Conserva tu propio espacio e identidad para mantener el equilibrio: Mantén tus rutinas, límites e intereses: esto es esencial para la claridad mental y el equilibrio emocional.
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