En los últimos tiempos estamos viendo y viviendo como el viento del Espíritu Santo sopla fuerte sobre las velas de la barca de la Iglesia pilotada por Pedro y, en medio de las tempestuosas olas de la historia, la conduce al puerto seguro que es el Corazón de Cristo, fuente del amor de la que brota la esperanza.
Cimentados sobre la roca de nuestra fe hoy confirmada por el Papa León XIV miremos “al que traspasaron” para convertirnos en testigos de lo que “hemos visto y oído” porque es “la hora del amor”.
Se concluye próximamente el jubileo con el que se conmemoran los 350 años de las apariciones del Corazón de Jesús a Santa Margarita María de Alacoque. El 26 de junio, solemnidad del Corazón de Jesús, se celebrará la clausura en Paray le Monial con una Misa presidida por el Cardenal de Córcega, Francisco Xavier Bustillo, nombrado delegado pontificio para esta efeméride.
En este día se hará memoria de la Gran Revelación en la que el Señor le pidió a Santa Margarita una fiesta para toda la Iglesia dedicada a su Sagrado Corazón. Con esta solemnidad proclamada el año 1856 por el Beato Pío IX la Iglesia invitaba en estos tiempos, en los que se ha enfriado la caridad, a dirigir al Corazón de Jesús nuestra mirada para aprender de Él la “ciencia del amor”.
En el deseo de hacer resonar este mensaje de la Iglesia, estos días se ha celebrado un Congreso Internacional del Corazón de Jesús, “Cor Iesu spes mundi” en Valladolid organizado por la archidiócesis de Valladolid y el Instituto del Corazón de Cristo de Toledo.
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