La Solemnidad del Corpus Christi, que, este año, será el domingo 22 de junio, es una de las fiestas religiosas más populares del calendario litúrgico. Desde el siglo XIV, en recuerdo de la Santa Cena, se celebraba el jueves siguiente al Domingo de la Santísima Trinidad. Ahora, esa fecha se mantiene sólo en muy contadas excepciones, como en Toledo, por ejemplo.
Es característico de este día, la procesión con el Santísimo, con la peculiaridad de ser la única procesión obligada para la Iglesia. En otras procesiones, se sacan imágenes de Cristo, de la Virgen o de los santos; pero el día del Corpus es Cristo mismo quien recorre nuestras calles, y lo hace en su presencia eucarística, un momento muy apropiado para pedirle bendiciones y la salud de los enfermos. Es costumbre ancestral, que los niños de Primera Comunión acompañen al Santísimo en su recorrido procesional y lo honren arrojándole pétalos de rosas. Junto con la Pasión y Muerte del Redentor, no existe devoción más católica ni que mueva más al agradecimiento, que la Eucaristía: “Cristo no nos ha dejado sin su presencia corpórea en este nuestro peregrinaje, sino que nos une a él en este sacramento en la realidad de su cuerpo y su sangre” ( Santo Tomás de Aquino. Summa Theologiae, III).
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