Las empresas españolas dedican, de media, más de 10 horas semanales a perseguir pagos atrasados de sus clientes. Así lo refleja la nueva edición del Informe Europeo de Pagos de Intrum 2025, que analiza la salud financiera y el comportamiento y tendencias de pago de las empresas de 25 países de Europa.
En concreto, las compañías de nuestro país emplean 10,12 horas a la semana a esta tarea, es decir, 10 horas y 7 minutos de media, lo que sitúa a España en el quinto lugar del ranking europeo, solo por detrás de Suiza (10,73 h), Eslovaquia (10,53 h), Países Bajos (10,44 h) y Austria (10,23 h). En el extremo opuesto se encuentran países como Bulgaria (8,68 h), Serbia (9,29 h) o Croacia (9,42 h). Otros mercados clave como Alemania (9,91 h), Francia (9,58 h), Reino Unido (9,56 h), Portugal (9,89 h) e Italia (9,87 h) también están por debajo del promedio español.
A pesar de estas cifras, el tiempo medio dedicado a perseguir impagos en España ha disminuido progresivamente en los últimos años, ya que en 2023 era de 11,31 horas y en 2024 bajó a 10,61, lo que evidencia una mejora en la eficiencia o una menor carga de impagos, aunque sigue suponiendo un coste importante para las empresas en términos de tiempo y recursos.
La mayoría de los pagos atrasados se recupera a través de equipos internos, aunque gana peso la externalización
A la hora de recuperar los pagos atrasados, las empresas siguen confiando mayoritariamente en sus propios equipos. De acuerdo con el del Informe Europeo de Pagos, 2 de cada 3 impagos (64%) siguen gestionándose de forma interna.
No obstante, las compañías cada día son más conscientes de la necesidad de contar con el apoyo de entidades especializadas. Según los datos de Intrum, cuando se pregunta a las empresas españolas cómo esperan distribuir la gestión de los pagos atrasados en los próximos dos años, las previsiones apuntan a una progresiva externalización del proceso. En concreto, recurrir a compañías especializadas crecerá del 28% al 32%.
Este desplazamiento sugiere una doble tendencia: por un lado, una mayor profesionalización de la gestión del riesgo de crédito, y por otro, una búsqueda de mayor agilidad y eficiencia en la recuperación de deuda, especialmente en un contexto de creciente complejidad de los entornos económicos, endurecimiento de los plazos de pago y presión sobre la liquidez, donde el tiempo es un factor crítico para la salud financiera empresarial. Además, delegar parte del recobro permite a muchas compañías liberar recursos internos, centrarse en su actividad principal y crecimiento, y reducir tensiones en la relación comercial con los clientes, al dejar en manos de un tercero una fase delicada del proceso de pago.
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