La Asociación Nacional de Cáncer de Próstata (ANCAP), el Grupo Español de Oncología Genitourinaria (SOGUG) y Novartis han presentado los resultados del estudio ‘PROTAGONISTA’, una encuesta realizada en España que recoge la voz directa de pacientes con cáncer de próstata en progresión, con el objetivo de conocer cómo viven su enfermedad y qué necesidades no cubiertas siguen existiendo en su atención.

Los datos revelan el profundo impacto que tiene la progresión de la enfermedad sobre la calidad de vida de los pacientes, tanto en el plano físico como en el social y emocional. Este deterioro es especialmente acusado en los pacientes con cáncer de próstata resistente a la castración metastásico (CPRCm), quienes sufren con mayor frecuencia episodios de dolor.
La calidad de vida no solo se ve afectada por la evolución del tumor, sino también por los efectos adversos de los tratamientos. Estos efectos varían en función de la terapia recibida, siendo más intensos en los pacientes que reciben quimioterapia, en comparación con aquellos tratados con radioterapia o terapia hormonal.
En este sentido, PROTAGONISTA señala que el 57% de los pacientes considera que el cáncer de próstata le ha impedido llevar una vida normal, un porcentaje que asciende al 63% en aquellos con metástasis. Además, tres de cada cuatro pacientes afirman haberse sentido cansados y un 57% ha experimentado problemas urinarios. Entre quienes conviven con enfermedad metastásica y reciben quimioterapia, los efectos físicos se intensifican: el 80% considera que los efectos secundarios del tratamiento han afectado en gran medida a su condición física, el 90% se ha sentido cansado y un 37% ha sufrido náuseas. Estos resultados refuerzan la necesidad de seguir avanzando hacia opciones terapéuticas eficaces que no comprometan la calidad de vida.
Otro dato especialmente relevante es el impacto del cáncer de próstata en progresión sobre la salud mental. Más del 90% de los pacientes lo considera una fuente constante de preocupación y más de la mitad se ha sentido deprimido, mientras que el 27% ha sido diagnosticado formalmente con depresión. Unos datos que contrastan con el hecho de que el 45% de los pacientes no habría contado con un apoyo psicológico adecuado.
Otra esfera que se ve especialmente afectada es la salud sexual. El 70% de los pacientes asegura que la enfermedad ha impactado en todos los aspectos de su sexualidad. A pesar de esta realidad, continúa siendo un tema silenciado: más del 20% prefiere no hablar sobre ello.
Más allá del impacto físico y emocional, el estudio destaca la importancia de avanzar hacia un modelo asistencial más participativo. Cerca de la mitad de los pacientes afirma no haber dispuesto del tiempo necesario en consulta para resolver sus dudas, lo que evidencia la necesidad de reforzar la escucha activa y fomentar una toma de decisiones compartida en todas las fases de la enfermedad.
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