Como profesional dedicado a la docencia y como padre también de tiernos infantes en su momento, siempre me ha suscitado curiosidad, y también llamado la atención, el interés –excesivo, según mi criterio– que los centros escolares muestran por diversas celebraciones escasamente relacionadas con nuestra cultura, sino más bien entroncadas con tradiciones que poco o nada tienen que ver con nuestra idiosincrasia, como Saint Patrick o el célebre Halloween, que ya hemos hecho nuestro. Existen otras más cercanas, como el popular carnaval, donde cada año las madres y los docentes se afanan en confeccionar el disfraz más original para sus vástagos o escolares, quizá más pensando en el espectáculo que en unos verdaderos objetivos educativos. Existen otras celebraciones en ese calendario de “días internacionales” que se ha ido configurando desde hace un tiempo en el que hallamos verdaderas razones para el aplauso y el disfrute que tendrían un verdadero sentido educativo dentro de la programación. Y eso ocurre en un día como el de hoy, 5 de junio, en el que se celebra el Día Mundial del Medioambiente, asunto este tan de plena actualidad.
La fecha para la celebración del referido día fue elegida en 1972 por la Asamblea General de Naciones Unidas, con un objetivo claro: fomentar la conciencia y la acción global en relación con la protección del medioambiente. Un día que nos recuerda nuestra responsabilidad de cuidar el planeta y contribuir a un futuro más sostenible para todos.
Proteger el medioambiente es esencial para la vida en la Tierra. La contaminación y la deforestación afectan a la biodiversidad, por lo que es crucial adoptar hábitos sostenibles como reciclar y reducir el uso de plásticos. La educación ambiental es clave para fomentar una conciencia ecológica desde la infancia y garantizar un mundo más ecológico y sostenible. Como vemos este asunto no es baladí. La educación ambiental ya aparecía, entre otros, como objeto de estudio o tratamiento en la LOGSE, en aquella famosa ley de educación de 1990 que tan lejos nos queda ya, como uno de los temas transversales que un estudiante tenía que apreciar y sobre el que tenía que sensibilizarse. Luego, ese concepto pasaría a encuadrarse dentro de lo que se ha dado en llamar “educación en valores”, pero que viene a ser lo mismo, y el mundo sigue careciendo de la atención que merece tal elemento léxico, a pesar de la aparición de otros conceptos incluidos en él como el de cambio climático, calentamiento de la Tierra y otros desastres que amenazan la integridad y el futuro de todos nosotros y de todo lo que nos rodea.
Cada acción cuenta, cada actividad o propuesta puede ser sumamente interesante para concienciar a los más jóvenes. Y nada mejor que empezar desde temprana edad a practicar este estilo de vida. Los niños que interactúan con la naturaleza desarrollan una conexión y un vínculo emocional con ella que refuerza su amor y deseo de protegerla y preservarla. Además, pasar tiempo al aire libre y en el medio natural favorece la práctica de actividades físicas, lo que conlleva un impacto positivo para la salud, con una clara mejora del bienestar físico y mental.
Estar en contacto y explorar el medioambiente permite a los niños y niñas, siempre curiosos e interesados por estos temas, formarse de manera práctica, dado que es un área transversal que la enseñanza reglada debe tener muy presente. De esta forma es posible aprender nociones sobre ciencias naturales y biología, matemáticas, lenguaje, ciencias sociales, educación física, música o plástica. Y para abordar el contenido que encierra la celebración de este día no se trata ahora de usar caretas o disfraces con los que alegrar a los papás y a las mamás o el ego de esos colegios que dedican semanas a preparar los eventos antes referidos, dejando de lado otras partes fundamentales de la programación, sino de inculcar valores y actitudes en los más pequeños sobre este tema que reflejen la importancia de esta jornada.

Nada tan fácil, como la lectura de un libro que, además de educar, divierta, entretenga y conciencie como, por ejemplo, el que ha caído en mis manos y que se titula Cuentos del Medioambiente y Reciclado, de Juan José Jurado, con prólogo del popular cineasta Santiago Segura, con bellas ilustraciones en color de José Antonio Calvo y publicado por Mestas Ediciones en una hermosa edición para que todos sus lectores, y especialmente los más pequeños, lo disfruten y lo usen con el mayor provecho posible. Una obra que desprende el gusto y el cariño de los que se han implicado en su creación.

Se trata de una recopilación de relatos breves de ficción enmarcados en la realidad del mundo en el que vivimos, donde el interés por el medioambiente y el reciclado aumenta progresivamente. Ante la crítica realidad que nos rodea de contaminación, residuos, calentamiento global, consumismo, deforestación, pérdida de biodiversidad, extinción de especies…, este libro incita a involucrarnos en mejorar esta situación y no limitarnos solo a contemplarla. Estos cuentos son ideales para tomar conciencia del problema y para divulgar las soluciones que como sociedad podemos adoptar para proteger nuestro entorno natural y lograr un mundo más ecosostenible.

A través de una narración sencilla y clara Cuentos del Medioambiente y Reciclado aborda temas de gran importancia de una manera comprensible. Esta inspiradora y educativa propuesta, en forma de libro, es ideal para diferentes ámbitos: escolar, familiar, en asociaciones… y está dirigido a quienes disfrutan de la literatura infantil y juvenil y se interesan por el medioambiente. Una obra para todos los públicos, especialmente para las generaciones más jóvenes, en quienes debe calar hondo el respeto y el cuidado por la naturaleza, la reducción y reciclaje de la basura que producimos y la mejora de su gestión.
Integrar los días mundiales en la escuela ayuda a sensibilizar a los niños sobre temas clave para la sociedad. Incluir estas fechas en la programación escolar refuerza su aprendizaje y los prepara como ciudadanos responsables. Y como hemos visto, un libro puede ser una forma sencilla y efectiva para transmitir estos valores.
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