En el ámbito internacional, Trump, en los primeros cien días de mandato, ha debilitado su compromiso con la alianza atlántica y ha erosionado la cooperación tradicional con los socios europeos. En relación con la guerra en Ucrania, su desconcertante trato hacia Zelenski rompió con las normas no escritas de la diplomacia y reveló una desconcertante cercanía con los postulados de Putin.
Estados Unidos sigue siendo una democracia sólida, y contrapoderes tradicionales como el poder judicial, la prensa o las universidades están tratando de amortiguar una acción de gobierno inusual y alejada de los cánones de las democracias liberales, aunque alguna universidad o todas empiezan sufrir los efectos de ciertas decisiones Trump-ianas. A la espera de conocer el desenlace de esta deriva, resulta llamativo que hayan sido los mercados quienes se han consolidado como uno de los contrapesos más eficaces frente a las sorprendentes decisiones del presidente.
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