El supremacista que gobierna Israel está cometiendo contra el pueblo de Palestina la misma barbarie que sufrió su pueblo hace no tantos años, pero en vez de con cámaras de gas con bombas. La misma hambruna, impotencia y muerte la están ejecutando ahora ellos. Quizás nuestros abuelos vieron también con perplejidad los hechos de los campos de concentración, pero el pueblo de Israel vive con la misma anestesia moral que lo hicieron los alemanes en su día. Parece que Alemania ha aprendido más de aquello que los propios judíos. Y mientras, los países vecinos, seguramente indignados por la masacre que están contemplando a sus puertas, observan temerosos los acontecimientos por miedo a las represalias del país protector de Israel. Quizás haya un motivo histórico por el que el pueblo judío nunca tuvo territorio propio hasta que se le concedió por la comunidad internacional, a la que ahora dan la espalda. Todavía queda por saber si los acontecimientos previos que desencadenaron esta atrocidad fue "permitida" o "ignorada" por el mejor servicio de inteligencia del mundo, como justificación para lanzar esta ofensiva tan desproporcionada. Sólo me queda expresar mi complicidad y compasión hacia el pueblo Palestino. Ojalá todo esto pueda servir al menos para conseguirle un territorio propio en el que vivir en paz, como obtuvo el pueblo judío.
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