Tengo un recuerdo de niña: llego a un monte plagado de flores y yerbas aromáticas, en un viejo vehículo con remolque, cuando a los niños ni siquiera se nos anudaba con cinturones de seguridad en el viaje. Mis padres contaban con familia numerosísima sufriendo a niños llorones y asustadizos, en ese viaje cercano pero de eterno traqueteo, de un pueblo a otro para disfrutar de unas horas campestres. Recuerdo mi respiración acelerada en la cima, al mover a mis anchas un imaginativo palo que se mudó en espada o bastón, disfrutando de mis primeras historias con libertad de miras. Me reconozco en ese lugar, el Santuario de la Virgen de los Santos de Pozuelo de Calatrava. ¿Mi primera salida? Un Santuario con agua y vegetación, cercano y lejano al mismo tiempo para mi tierra. Estar en mi cima rodeada de hierbas alimentaba mi primera experiencia con la naturaleza, sería en mayo.
Hace días he vuelto a Pozuelo de Calatrava, en mayo, esta vez a la Laguna del Prado o La Inesperada, Centro de Interpretación e Investigación del Agua Volcánica con Centro de observación de aves, flora y fauna. Parque temático lo llaman. Es un destino claramente turístico y cubierto de servicios, pero la falta de personal hace que falten detalles, y eso que la encantadora empleada se da en sus explicaciones, se le nota su amor por el lugar con sapiencia y arte.
Pese a no estar bien señalizado, ni en el parking, encontramos un parque infantil muy llamativo, con merenderos y colorido. Dividido en cuatro zonas: Una primera sala con exposición sobre el origen volcánico de la Inesperada y su especial hidrología y diversidad. Hasta de la Fuente del Chorrillo, próxima al Santuario, nos hablan.
Recordamos al “cura de los bichos”, José María de la Fuente, sin saber dónde está su exposición de insectos. Una segunda zona, observatorio de las aves con diez especies variadas. Una tercera, el módulo de la biodiversidad. Y la cuarta, la propia Laguna del Prado, inaccesible al público desde el Centro de Observación. La altura del agua salina suele llegar a 30 cm, pero se seca en verano, y habrá albergado medio millar de flamencos rosados, flamencos que emigrarán a otras zonas acuáticas.
Pozuelo de Calatrava es de origen medieval, y antes prehistórico, del Campo de Calatrava, con fama de aguas medicinales. Situado a once kilómetros de Ciudad Real, quiere consolidarse como centro de turismo natural, educativo y familiar. La Asociación para el Desarrollo del Campo de Calatrava lo gestiona. Las réplicas de gigantescos animales prehistóricos son impresionantes y el terreno se prepara aún para complementar esa oferta turística. La tirolina divertirá a los escolares que lleguen desde todos los puntos de España.
Ahora, en Pozuelo, tengo la oportunidad de crear recuerdos a mis familiares más pequeños, con flamencos rosas, aves, insectos, parque infantil, tortugas, elefantes, merenderos, tirolina, etc. El viaje fue más turístico y cómodo que mi primer viaje a la naturaleza, y pudimos seguir hasta a la Fuente del Chorrillo.
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