Pasada la “fumata blanca”, la barca de Pedro con León XIV al frente, sigue adelante impulsada por el viento del Espíritu. Recuerdo que la imagen de la barca aparece en el logotipo del Jubileo 2025, y viene como anillo al dedo en estos momentos. Representa una embarcación tripulada por cuatro estilizadas figuras, abrazadas entre sí como expresión de fraternidad, y en la proa una figura -el Vicario de Cristo- vestida de rojo y aferrada a la Cruz.
El color rojo simboliza el amor de Cristo y su sangre redentora, así como el fuego de su Espíritu. La figura va cogida a una cruz, no rígida sino curvada como inclinándose para abrazar a toda la humanidad; y termina en su parte inferior con forma de ancla, símbolo de la esperanza. Los restantes colores expresan: la alegría y la luz que iluminan el camino de la fe, por lo que atañe al naranja. El renacimiento y la esperanza, por lo que mira al color verde. Y el azul, la paz y serenidad que han de tener los tripulantes hasta alcanzar la meta del Cielo. Todo el conjunto del logotipo resulta hoy muy actual.
La enseñanza resulta cristalina: ahora toca seguir remando al unísono en torno a León XIV. Quiero acabar con un lema que san Josemaría, llevado por su amor al Vicario de Cristo, incorporó a su vida: “Todos, con Pedro, a Jesús a través de María”.
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