Trump viaja a los países árabes como presidente de Estados Unidos. País que tiene entre sus universidades a Harvard o el Instituto tecnológico de Massachusetts, entre otras. La vanguardia del conocimiento. Trump aterriza en Arabia Saudí. Y los saudíes lo llevan a un palacete de bienvenida. Se supone que los saudíes dirán cosas educadas y muy relevantes. Contratos de armamento y esas cosas. Y se supone que Trump dirá cosas importantes cuando le toque el turno. Y el turno le toca. Trump dice que la cosa va bien en Arabia Saudita. Porque desde la última vez que estuvo, han levantado muchas torres de edificios. Dando por hecho que la edificación de torres más altas es síntoma de progreso. Si plantas una torre en el medio de la ciudad, todo va bien. Y éste es el único discurso del presidente de un país con universidades como Harvard. Admirable... A ningún saudí se le ocurre añadir algo más a las palabras de Trump. Esto es lo que dice el presidente de la primera potencia mundial del mundo. Que hay mucho ladrillo y cemento. Con este hombre el mundo ideal serán torres y muros. Y aún así, cuando aterrizó en Qatar, la comitiva le quiso regalar un gran avión. No sé muy bien para qué. Pero por sus discursos creo que no.
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